El corazón es el órgano principal del aparato circulatorio; está situado en la cavidad torácica y funciona como una bomba, impulsando la sangre a todo el cuerpo. Las enfermedades cardiacas afectan a todo tipo de personas y son una causa importante de discapacidad. Existen muchas formas de enfermedades cardiacas, las más comunes se producen por el estrechamiento o bloqueo de las arterias coronarias.
Algunas cardiopatías se desarrollan por un estilo de vida poco conveniente. La obesidad, el sedentarismo y el tabaquismo son factores de riesgo para desarrollarlas, pero otras son hereditarias y quien las tiene debe llevar una vida sana.
Clínica Santa María cuenta con la Unidad de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, un servicio de alta complejidad, compuesto por un equipo especializado de cardiólogos, cirujanos cardiovasculares y vasculares, anestesistas y cirujanos vasculares periféricos.
El infarto al miocardio es un evento cardiovascular que se manifiesta tras la obstrucción u oclusión de un vaso sanguíneo en el corazón. Como consecuencia de lo anterior, se produce una interrupción del flujo sanguíneo y la posterior muerte y pérdida de un segmento del músculo cardíaco.
Actualmente el infarto de miocardio constituye la principal causa de muerte en nuestro país. Si bien es una patología que afecta preferentemente al sexo masculino, también las mujeres en periodo postmenopáusico pueden ser afectadas.
¿Cuáles son los síntomas del infarto?
El síntoma más importante es el dolor. Este es de carácter opresivo (“aplastante”), que compromete la cara anterior del tórax. En ocasiones, el dolor se irradia al brazo izquierdo, cuello y mandíbula, así como también hacia el abdomen superior y dorso.
Otros síntomas incluyen:
- Dificultad respiratoria
- Sudor frio
- Náuseas, vómitos
- Mareos
- Sensación inminente de muerte
El infarto al miocardio se produce por una obstrucción del flujo sanguíneo en las arterias coronarias, debido a la formación de un coágulo, en relación a una placa de aterosclerosis. Esta última consiste en la acumulación de colesterol en las paredes de las arterias. Los pacientes con mayor riesgo de padecer este fenómeno son:
- Ser fumador
- Sexo masculino
- Diabetes Mellitus
- Hipertensión arterial
- Obesidad
- Trastornos del colesterol
- Sedentarismo
Antecedentes de familiares cercanos que padecen de enfermedad coronaria, en especial, de aparición temprana.
El diagnóstico del infarto al miocardio no siempre es sencillo, dado que existen otras condiciones que se manifiestan con dolor torácico, y a su vez, las características de éste pueden ser variadas de paciente en paciente. La sospecha clínica se da en individuos portadores de factores de riesgo señalados anteriormente que acuden por cuadro de dolor torácico sugerente. Cabe señalar, que existe una diferencia entre el infarto y la angina. En este último, la duración de los síntomas es menor y se alivia con el reposo o con los medicamentos.
En la evaluación se realizará un electrocardiograma de reposo que demuestra hallazgos sugerentes, sin embargo, especialmente en los infartos de pequeño tamaño, también puede resultar normal. En el Servicio de Urgencia, el médico puede complementarse con enzimas cardíacas que consisten en marcadores que se liberan al torrente sanguíneo cuando existe un daño del corazón.
En el manejo del infarto está incluido en un reconocimiento precoz, realizar electrocardiograma y dar las primeras atenciones. Esto incluye indicar aspirina y algunos fármacos anticoagulantes cuyo rol son de evitar la expansión del coágulo que obstruye el flujo de las arterias coronarias. En ciertos casos, especialmente en casos de infartos de significante tamaño, se hará necesario administrar medicamentos intravenosos que disuelven el coágulo o realizar una coronario grafía, para evaluar cómo están las arterias coronarias del corazón, para posteriormente recanalizar la arteria obstruida mediante una angioplastia, (dilatación de la arteria coronaria).
Las complicaciones del infarto se clasifican según el momento de la evolución del infarto en que se presentan.
- Precoces
- Arritmias complejas
- Caída de la presión sanguínea
- Acumulación líquido en los pulmones (edema pulmonar)
- Coágulos en las venas profundas de las piernas (trombosis venosa profunda)
- Rotura de la pared cardíaca donde se produjo el bloqueo de la irrigación sanguínea
- Tardías
- Rotura o aneurisma de la pared cardíaca comprometida que se vuelve fina y débil
- Mayor riesgo de sufrir otro infarto en el futuro
- Bombeo ineficaz del corazón (insuficiencia cardíaca) que determina fatigabilidad, sensación de falta de aire con el ejercicio (disnea) y acumulación de líquido en las extremidades inferiores (edema).
- Depresión, falta de ánimo, disminución de la libido.
Además una dieta baja en grasas saturadas y el aumento de la ingesta de una dieta mediterránea que incluya verduras de color (por ejemplo el tomate y el pimiento) pueden reducir el riesgo. Aquellos pacientes portadores de dos o más factores de riesgo cardiovascular se benefician de la administración de una dosis baja de aspirina (81 a 100 mg) en forma diaria.
Toda persona adulta con síntomas de dolor en el pecho que se acompañe de los síntomas anteriormente descritos, en especial, si es portador de factores de riesgo cardiovascular como hipertensión, tabaquismo, diabetes, debe consultar a un Servicio de Urgencia.
En forma natural nacemos con un marcapasos propio. Los impulsos eléctricos generados por el músculo cardiaco (el miocardio) estimulan el latido (contracción) del corazón. Esta señal eléctrica se origina en el nódulo sinusal o sinoauricular (SA), ubicado en la parte superior de la cavidad superior derecha del corazón (la aurícula derecha).
Al nódulo SA también se le denomina “marcapasos natural” del corazón. Éste envía impulsos eléctricos con una frecuencia específica pero, aun así, la frecuencia del corazón podría variar según las exigencias físicas, el nivel de estrés o debido a factores hormonales.
Cuando este marcapasos natural emite un impulso eléctrico, estimula la contracción de las cavidades superiores del corazón (las aurículas). Luego, la señal pasa por el nódulo auriculoventricular (el nódulo AV detiene la señal un breve instante y la envía por las fibras musculares de las cavidades inferiores -los ventrículos- estimulando su contracción).
Hay muchas razones por las que una persona recibe el consejo médico de operarse para colocarse un marcapasos, fundamentalmente tienen que ver con la frecuencia cardíaca. Hay varias causas por las que la frecuencia cardiaca puede bajar. Las dos más comunes son:
- Enfermedad del propio marcapasos del corazón (nódulo sinusal). Esto significa que a veces el nódulo SA no funciona bien, ocasionando latidos demasiado rápidos, demasiado lentos o irregulares.
- Enfermedad del propio circuito eléctrico del corazón o sistema éxito-conductor (fibras nerviosas – cortocircuito). Puede suceder que en otros casos las vías de conducción eléctrica del corazón se encuentren bloqueadas, lo cual también puede ocasionar un ritmo cardiaco irregular.
Hay situaciones en que el cuerpo podría no estar recibiendo suficiente sangre, ya sea porque el corazón no puede bombear una cantidad adecuada con cada latido, debido a los efectos de la arritmia sobre la frecuencia del corazón o porque se interrumpe el paso del estímulo eléctrico por las fibras encargadas de esta acción.
Los efectos sobre el cuerpo suelen ser los mismos si el latido del corazón es demasiado rápido, demasiado lento o irregular. Algunos de los síntomas de las arritmias incluyen, pero no se limitan, a los siguientes:
- Debilidad
- Fatiga
- Palpitaciones
- Presión baja de la sangre
- Mareos
- Desmayos, caídas (Síncope)
El marcapasos es un pequeño dispositivo alimentado por una batería, que permite al corazón latir con un ritmo constante. Los marcapasos pueden ayudar a regular el ritmo del corazón en casos de frecuencia cardíaca lenta, rápida o irregular, o de bloqueo en el sistema de conducción eléctrica del corazón.
También puede estimular las cavidades superiores del corazón (las aurículas), las inferiores (los ventrículos) o ambas.
Se trata de un dispositivo cuyo tamaño, actualmente, es como el de una cajita de fósforos, muy liviano, y el metal con que está fabricado es compatible con el organismo.
Algunas partes que lo conforman son:
- Un generador de impulsos que incluye la batería (pila) y varios circuitos electrónicos.
- Alambres o cables electrodos que se fijan a la pared interna del corazón. Según las necesidades del paciente, el marcapasos puede tener uno o dos electrodos.
- El circuito electrónico y la batería están sellados herméticamente dentro de un encapsulado metálico que se aloja en un bolsillo bajo la piel.
El implante de un marcapasos es habitualmente un procedimiento de bajo riesgo. Normalmente es una cirugía programada con anticipación, existiendo tiempo para planificar las cosas, excepto en casos de emergencia (son poco habituales).
Habitualmente se hace en una sala de operaciones o Laboratorio de Electrofisiología y el procedimiento completo no dura más de una hora. A veces puede resultar más largo, debido a condiciones especiales que presente el paciente que no siempre son posible prever en el pre-operatorio. La mayoría de las intervenciones de este tipo se realizan bajo anestesia local, lo que permite que el paciente permanezca despierto durante el procedimiento. En casos muy especiales, previo acuerdo con el médico, el paciente puede solicitar una ligera sedación.
Durante la operación se requiere de equipo de radiología para posicionar los cables dentro del corazón.
El marcapasos habitualmente se implanta bajo la clavícula izquierda. Para efectuar esto, el médico hace una pequeña incisión en la piel y, hoy en día, por las suturas que se ponen no se requiere retirar los puntos. La calidad de la piel y las características de cicatrización son individuales para cada persona, por lo que no siempre es posible definir quién tendrá mayor o menor capacidad para dejar cicatrices notorias.
Una vez implantado el marcapasos, el generador de impulsos “lee estas señales” y la batería envía impulsos eléctricos al corazón para estimularlo rítmicamente. La mayoría de los marcapasos pueden detectar el ritmo cardiaco y apagarse cuando la frecuencia de los latidos es superior a un nivel determinado -lo que ha sido programado el día de la operación o en consultas posteriores- y se vuelven a encender cuando el latido es demasiado lento. Estos tipos de aparatos se denominan marcapasos a demanda.
Tras el implante de un marcapasos es necesario realizar periódicamente algunos chequeos médicos. Se revisan mediante un dispositivo que se denomina "programador”, el cual lo maneja el médico o técnico de marcapasos. El control se efectúa en la consulta y consiste en medir con un instrumento los datos de su programación y condiciones de funcionamiento.
En la actualidad, se pueden realizar controles vía telefónica (monitoreo transtelefónico), sin embargo, no todos los centros asistenciales cuentan con ese medio. El control del marcapasos no reemplaza la visita al médico para chequeos periódicos.
La batería del marcapasos tiene una duración variable, dependiendo del uso que requiera cada paciente. En promedio puede ser de ocho a 10 años, encontrándose casos de hasta casi 12 sin requerir recambio del generador o pila.
La batería no se agota de un momento a otro y el control periódico permite tener información y programarse con la debida anticipación para su recambio.
La intervención para retirar el marcapasos agotado y cambiarlo por uno nuevo, al igual que la primera vez, se requiere ir a pabellón y usar anestesia local. En la mayoría de los casos no es necesario cambiar los cables electrodos, salvo que en los controles se haya encontrado una anomalía.
Consejos para la vida diaria
Después del implante de un marcapasos no es necesario tener cuidados en la vida diaria. Se puede ejercitar o efectuar actividades, salvo que por existencia de alguna enfermedad o limitación se haya indicado lo contrario.
Según lo que recomienda la Asociación Americana del Corazón (AHA), los pacientes portadores de marcapasos deberían estar conscientes de los elementos que hay a su alrededor que podrían interferir o bloquear el funcionamiento del dispositivo implantado. Lo importante es que estén en buen estado de funcionamiento y mantención, sin fugas eléctricas.
Los aparatos que a continuación se señalan en la lista NO afectan NI dañan a los marcapasos, por lo que la mayoría de las personas pueden tener contacto con ellos sin temor:
- Radios de banda civil
- Taladradoras eléctricas
- Equipos de seguridad aeroportuaria
- Frazadas y afeitadoras eléctricas
- Radios de aficionados
- Almohadillas eléctricas
- Detectores de metales
- Hornos de microondas
- Controles remotos de televisión
- Transmisores de televisión
- Aparatos de rayos X
- Equipos de ultrasonido o ecografías
Los aparatos a continuación señalados, SI afectan a los marcapasos:
- Grupos electrógenos
- Equipos para soldar
- Algunos aparatos utilizados por los dentistas
- Máquinas de resonancia magnética - litotriptores
- Equipos de radioterapia para el tratamiento del cáncer
- Equipos pesados o motores con imanes potentes
- Cada vez que sea necesario someterse a alguno de estos procedimientos, se debe consultar con un cardiólogo o cardiocirujano.
Para mayor seguridad, mantener el teléfono celular a por lo menos 15 a 20 cm. de distancia del marcapasos. Cuando se utilice, sostener del lado opuesto al lugar donde se realizó el implante.
En los aeropuertos al pasar a través del detector de metales, sonará la alarma pero no se dañará el marcapasos. Llevar siempre consigo la tarjeta de identificación de marcapasos, la cual es entregada la compañía proveedora. Se aconseja mostrarla en ese caso y cada vez que sea necesario.
¿Qué son los anticoagulantes orales y cómo actúan?
Los anticoagulantes orales son fármacos que hacen que la sangre tarde más tiempo en coagular al impedir que una de las vitaminas, concretamente la K, pueda ser utilizada por el hígado para formar alguno de los factores de la coagulación. Por esta razón, a los anticoagulantes orales se les llama también antivitaminas K.
Hay varios tipos y se diferencian en el nombre y en el tiempo que prolongan su efecto en el organismo. Los más conocidos en Chile son el Neosintrón y la Warfarina o Coumadín.
Medicamentos que interactúan con los anticoagulantes orales:
Muchos medicamentos potencian o disminuyen el efecto anticoagulante. Por ello, se debe evitar tomar ácido acetilsalicílico (Aspirina®, Ecotrin), así como cualquiera de sus derivados, y antiinflamatorios, debido a que potencian el efecto anticoagulante y podrían presentar mayor riesgo de hemorragias. Numerosos fármacos interaccionan alterando su absorción (colestiramina) o su metabolismo hepático:
- Retardan el metabolismo: Amiodarona, fenilbutazona, metronidazol, cotrimoxazol, cimetidina, omeprazol.
- Aceleran el metabolismo: Fenobarbital, carbamazepina, rifampicina, griseofulvina.
Otros medicamentos interactúan potenciando su efecto anticoagulante: AINEs (antiplaquetarios); antibióticos amplio espectro (reducen la producción de vitamina K por las bacterias intestinales); tiroxina (aumenta el catabolismo de los factores de coagulación).
Las enfermedades también pueden modificar la anticoaugulación
Las enfermedades pancreáticas, hepáticas y los síndromes de mala absorción intestinal en general.
Alimentos que alteran la acción de los anticoagulantes orales
Se deben evitar alimentos con alto contenido de vitamina K que pudieran potenciar la acción anticoagulante: vegetales verdes en general, legumbres y arvejas. También la mayonesa, bruselas, repollo, pepino, endivia, cebollín, lechuga, perejil, espinaca, berros.
La mayor complicación de los anticoagulantes orales es la hemorragia. Al hacer que la sangre tarde más tiempo en coagular con el fin de evitar la trombosis o la embolia, se corre el riesgo de que se produzcan hemorragias. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los anticoagulantes orales por sí mismos no hacen sangrar, sino que tiene que existir además un factor desencadenante, por ejemplo una úlcera de estómago, una subida brusca de la tensión arterial, un esfuerzo muy importante no controlado, etc.
A este respecto es muy importante el control periódico y la educación, tanto del paciente anticoagulado como de sus familiares, así como la colaboración con el médico del centro de salud.
Si alguna vez sangra sin motivo y le llama la atención o si le salen hematomas (moraduras o cardenales) sin sufrir golpes, si las deposiciones son negras, pastosas y malolientes debe acudir con urgencia al control. Si es un día no laborable, debe acudir a un Servicio de Urgencia.
Cumpliendo las reglas de oro del anticoagulado:
- El tratamiento con anticoagulantes orales debe ser controlado siempre por un médico especialista en el tema, realizando previamente un análisis de la coagulación de la sangre.
- El paciente nunca debe cambiar la dosis por su cuenta, a no ser que esté especialmente entrenado para ello.
- El paciente no debe tomar ningún medicamento nuevo sin antes consultarlo, a ser posible, con su médico, sobre todo si se duda de que pueda afectar al anticoagulante. Todos los cambios en el tratamiento habitual del paciente deben notificarse cuando se acuda al control.
- El fármaco anticoagulante debe tomarse siempre a la misma hora.
- La presión arterial diastólica, la que se conoce como mínima, no debe sobrepasar la cifra de 90 mm. Hg.
- Están totalmente prohibidas las inyecciones intramusculares, ya que pueden provocar un gran hematoma que no se ve al principio y causar una cojera.
- En caso de diarrea, debe hacer dieta y consultar al médico.
- En caso de dolor, no debe tomar nunca aspirinas ni antiinflamatorios sin prescripción médica.
Cuando el médico especialista instaura un tratamiento con anticoagulantes orales comienza con una dosis aproximada, calculada según la constitución física y la edad del paciente. A los pocos días se efectúa un análisis de sangre para saber el tiempo que tarda en coagular y, según el resultado, se ajusta la dosis. Esta prueba debe expresarse siempre en INR.
En esto, como en todo, deben seguirse siempre las instrucciones del médico:
- Los anticoagulantes orales deben ser administrados siempre a la misma hora, de forma que se transforme en una costumbre y sea difícil el olvido.
- Cuando sea necesario, partir el comprimido en porciones para tomar la cantidad indicada. Deben tirarse aquellas partes que se hayan roto mal o se hayan deshecho: los anticoagulantes orales no son medicamentos caros y es mejor tirar el trozo que se haya roto mal que no tomar la dosis prescrita.
- Si un día olvida tomar una dosis, no puede añadirla al día siguiente.
- Su dosis ha de ser ajustada individualmente tras la realización de un análisis que mide el tiempo que tarda la sangre en coagular (INR).
La adecuada consideración de los factores individuales que influencian el equilibrio riesgo/beneficio de la terapia, hará que el médico optimice su indicación de tratamiento anticoagulante. De esta forma aprovechará al máximo sus beneficios y reducirá sus riesgos al mínimo tolerable.