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¡Viva una tercera edad saludable!

Cómo adaptarse a esta etapa

Publicado el 16/11/2009

A medida que vamos envejeciendo, nuestro organismo comienza a experimentar cambios físicos y psicológicos que dificultan nuestro diario vivir.

El concepto de adulto mayor encierra las ideas de sabiduría, experiencia y respeto, pero muchas veces, representa una imagen de soledad, incapacidad, o estorbo producto del deterioro anímico, físico y/o mental de la persona. 

Según explica Francisco Urrejola, kinesiólogo de Clínica Santa María, la ancianidad conlleva tres tipos de cambios importantes: 

- Fisiológicos: disminución de la vista y audición, trastornos digestivos, nutricionales y de memoria; deterioro de la musculatura y pérdida de elasticidad en las articulaciones, lo que conlleva a dificultades de movilidad y trastornos de estabilidad y coordinación que se traduce en caídas frecuentes y aislamiento. 

- Psicológicos: ansiedad y depresión, irritabilidad, trastornos del sueño, soledad, dependencia e inseguridad y temor. 

- Sociológicos: retiro laboral, pérdida de los amigos y familiares, que pueden generar desvalorización social, y la sensación de no encajar en la sociedad. 

A simple vista pareciera que envejecer es algo terrible. Sin embargo, para el especialista “el envejecimiento es un proceso normal cuya calidad dependerá, en gran medida, de la manera en que se enfrente”. 

Para vivir una ancianidad con una buena calidad de vida se deben prevenir con anticipación algunos de estos factores y considerar que es un deber para cada uno de nosotros:

1. Controlar y educar los factores de riesgo. Evitar el tabaquismo, el estrés y el sedentarismo, sin descuidar jamás una adecuada nutrición, permitirá hacer más fácil el tramo final de la vida. 

2. Realizar actividad física constante. Mantener un buen estado físico es la mejor forma de prevenir y adaptarse a cualquiera de los cambios mencionados. Ayuda a mantener la musculatura firme, a prevenir la pérdida de calcio, aumenta la capacidad respiratoria y cardiovascular y mejora la autoestima. Desarrollar la actividad física en forma grupal, aumenta la sociabilización y desarrollando nuevos vínculos y fortaleza psicológica.

El ejercicio aeróbico es fundamental para mantener el estado físico y no tiene límites de edad ni de sexo. Además, aumenta la esperanza de vida en uno o dos años. 

“Se recomiendan los ejercicios acuáticos o simplemente salir a caminar diariamente a paso rápido -contra el tiempo, ropa adecuada y la intención de hacerlo como un entrenamiento-, idealmente durante 45 minutos y a lo menos tres veces a la semana”, enfatiza el kinesiólogo. 

Siempre hay que hacerse el tiempo para ejercitarse, de lo contrario, serán finalmente las enfermedades quienes malgasten nuestro tiempo. 


Con la colaboración de Francisco Urrejola, kinesiólogo de Clínica Santa María.