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Ante un incendio

¿Cómo proteger tu organismo del humo?

Publicado el 30/01/2017

Dificultad para respirar es el síntoma que más se repite entre las personas afectadas por la nube de humo producida por los numerosos incendios forestales. Si te encuentras cerca de las zonas afectadas, conoce las medidas que pueden evitar o aminorar los daños respiratorios.

El humo generado en un incendio es una mezcla de gases y partículas provenientes, en este caso, de árboles y pastizales que se queman. Puede irritar la piel, ojos y mucosa respiratoria. Además de provocar tos, sensación de ahogo, picazón de garganta y expectoración (flema). En algunos casos, cuando ha habido una exposición prolongada al humo, puede causar obstrucción bronquial, sin la necesidad de haber sido asmático con anterioridad.

Los tóxicos emanados a causa de una combustión pueden ocasionar problemas de salud, especialmente a embarazadas, niños y ancianos, ya que aumentan algunos gases tóxicos como el monóxido de carbono y precursores de Ozono (O3), superando los estándares aceptables.  Sin embargo, los más perjudicados por la mala calidad del aire son las personas con enfermedades respiratorias, cardíacas crónicas y oculares, ya que estas patologías empeoran con la mala calidad de aire.

En los pacientes con enfermedades pulmonares crónicas, podría producirse alteraciones de mayor consideración debido a que el humo puede empeorar los síntomas preexistentes, especialmente en el caso de alergias respiratorias, asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

Recomendaciones

  • Protegerse y limitar la exposición al humo.
  • Reducir salidas fuera de casa y mantener puertas y ventanas cerradas. Poner telas húmedas sobre las ventanas ayuda a impedir que las partículas ingresen a las casas.
  • Usar un pañuelo húmedo para proteger boca y nariz del humo, y mascarillas adecuadas si es necesario. Las máscaras de papel contra el polvo sirven para atrapar partículas más grandes, por lo que no sirven para este propósito.
  • Mantener el aire limpio dentro de la casa, evitando fumar y encender velas.
  • Evitar la actividad física al aire libre.
  • De ser posible, enviar a personas asmáticas o con problemas respiratorios donde familiares en otras localidades.
  • En caso de tener una enfermedad pulmonar crónica, no olvidar usar los inhaladores indicados por un especialista. Si las molestias se agravan, se debe acudir a un centro asistencial.
Con la colaboración de: Dr. Patricio Jiménez, médico broncopulmonar de Clínica Santa María.