Javiera Tejos tiene 17 años y nació con una malformación en la pared del tórax. Tras evaluarlo con su familia, tomó la decisión y fue intervenida exitosamente por el equipo de Cirugía de Tórax de Clínica Santa María.
Creció con un defecto congénito muy frecuente que se manifiesta como una depresión o cavidad en el pecho. “Cuando nació e incluso durante sus primeros dos años de vida pasaba prácticamente desapercibido, de hecho los pediatras creían que era un tema de desarrollo que pasaría con el tiempo”, recuerda Carolina Cárdenas, madre de la joven.
Ya cerca de los cinco años, un médico broncopulmonar les confirmó el diagnóstico: Javiera tenía Pectus Excavatum y la única posibilidad de reparar esta malformación era mediante una operación, la que debía realizarse después de que cumpliera 15 años, cuando sus huesos y cartílagos estuvieran bien desarrollados.
“A pesar de que crecí con este defecto, siempre hice mi vida normal. Ya con los cambios típicos de la adolescencia comenzó a afectarme, porque no podía usar bikini como mis amigas y empecé a notar las diferencias”, relata Javiera.
Más adelante no fue sólo un tema estético. La joven practica danza desde pequeña y -producto de esta malformación- muchas veces experimentaba dificultad para respirar en sus ensayos, por lo que debía utilizar inhalador.
A pesar de ello, nunca pensó en buscar una solución a su problema. Fue su papá, Jorge Tejos, quien la motivó a operarse. De esta forma, viajaron desde Antofagasta -la ciudad donde viven- para buscar opiniones en la capital. Así, tras consultar con un especialista, llegaron al equipo de Cirugía de Tórax de Clínica Santa María.
Luego de ser evaluada, Javiera fue sometida a todos los exámenes necesarios para determinar qué procedimiento se utilizaría para reparar su defecto. De esta manera, la operación se realizó en febrero de este año. Tras la intervención, estuvo sólo cuatro días hospitalizada y, aunque reconoce que las molestias del post operatorio no fueron menores -como se lo advirtió el Dr. Rodrigo Aparicio, cirujano de tórax de Clínica Santa María- los resultados fueron fantásticos.
Hoy a cinco meses de la operación, Javiera retomó sus clases de danza y de Educación Física. Por lo demás, su recuperación fue del todo satisfactoria y el Pectus Excavatum es sólo parte del pasado. “El cambio ha sido muy notorio. No tengo dificultad para respirar y la verdad es que descubrí que esto me afectaba más de lo que pensaba. Con esta operación recuperé la confianza y me siento increíble”, finaliza la joven.
Las malformaciones de la pared torácica son muy variadas. Sin embargo, todas tienen un factor común: producen una alteración estética importante y pueden repercutir en mayor o menor grado en la función cardiorrespiratoria.
El Pectus Excavatum o Tórax Excavado es una malformación de la pared anterior del tórax, caracterizada por una depresión del esternón, producida por el crecimiento exagerado de los cartílagos durante la pubertad. Este defecto es muy frecuente y representa un 75% de alteraciones en la pared del tórax.
“En la mayoría de los casos se trata de una malformación congénita, por lo general leve al nacer, pero con un aumento progresivo en relación al crecimiento del menor, haciéndose más evidente durante la adolescencia”, explica el Dr. Aparicio.
Los pacientes que requieran de un procedimiento quirúrgico para tratar este defecto, pueden optar por la técnica mínimamente invasiva o de Nuss, que consiste en la introducción de una barra metálica (titanio) a través de una pequeña incisión lateral, bajo visión toracoscópica. Esta barra permite levantar la depresión del esternón, con excelentes resultados. Sin embargo, sólo está indicada en pacientes menores de 17 años con una malformación simétrica.
Javiera Tejos, a pesar de ser muy joven, tenía un defecto asimétrico, es decir, además de presentar tórax excavado tenía rotado el esternón, razón por la que se decidió utilizar la técnica de Ravitch modificado, que si bien es más compleja de realizar, ofrece un mejor resultado en pacientes de este tipo.
“El procedimiento consiste en sacar los cartílagos desde la tercera costilla hacia abajo para que el esternón deje de estar fijo, permitiendo rotarlo y dejarlo en la posición correcta. Luego, se instala una prótesis de material inerte (malla de politetrafluoretileno) que se tensa por debajo del esternón para que éste se mantenga en su lugar. Finalmente, se cierran los músculos pectorales. Esta reparación se realiza a través de una pequeña incisión en el tórax, debajo de la línea del bikini para que no se note la cicatriz“, finaliza el cirujano.
Clínica Santa María cuenta con un equipo líder en Cirugía de Tórax, integrado por tres especialistas: Dr. Rodrigo Aparicio, Dr. Mauricio Fica y Dr. Claudio Suárez, quienes están altamente capacitados para realizar éste y otros procedimientos de la cirugía torácica.