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Embarazo

Los procesos psicológicos que se presentan en esta etapa

Publicado el 13/02/2019

Aunque va a depender de cada mujer y del momento que está experimentando, hay ciertos elementos comunes que se presentan en este proceso, tanto en el aspecto físico, como emocional, conductual y social.

Ser madre es una de las experiencias más importantes por las que puede pasar una mujer, pero a la vez una de las más difíciles, ya que debe enfrentarse a la responsabilidad de cuidar a otra persona, ayudándola a crecer, aprender y desarrollarse. “La llegada de un hijo, es uno de los momentos más significativos tanto para la mamá, como para su pareja y entorno social, siendo una gran oportunidad de desarrollo y crecimiento para todos”, explica el psicólogo de Clínica Santa María, Patricio Elgueta.

Pero los cambios psicológicos en la mujer no solo ocurren una vez que el niño nace, sino que también durante la etapa de embarazo, donde se presentan una gran cantidad de experiencias nuevas, las cuales se van a vivir de distinta forma, dependiendo de cada caso. “Cuando los hijos son buscados, los cambios ya se han iniciado una vez que la madre ha tomado la decisión de embarazarse, mientras que, si el embarazo es inesperado, la mujer va a hacer frente a nuevas emociones y pensamientos en relación a las consecuencias de hacerse cargo de otra vida, los que serán positivos si no hay conflictos anteriores en el desarrollo de la mujer gestante”, manifiesta.

El experto detalla que durante el embarazo, los cambios serán amplios y profundos, afectando a toda la existencia de la mujer y del entorno en el que se desenvuelve, hasta consolidar una nueva identidad en la que ya no será más ella sola en el mundo, sino que será ella y su hijo.

Elementos comunes de cambio

El proceso de tener un hijo afecta a todas las dimensiones experienciales de la vida de la mujer, desde cambios en el cuerpo, emociones, pensamientos y conductas, hasta lo social y laboral, las que podrán crear una experiencia positiva o negativa, dependiendo de las condiciones y el desarrollo de la mujer.

“La madre primeriza tendrá una apreciación distinta que la que ya tiene hijos, pero si ha resuelto satisfactoriamente sus etapas de desarrollo anteriores, logrando una identidad y autonomía, enfrentará en buenas condiciones su embarazo y las tareas que deberá resolver con su pareja, familia y los grupos sociales en los que participa”, enfatiza el psicólogo.

Otro aspecto muy importante en la construcción de la relación entre ambos, madre e hijo/a, será la capacidad de la mamá de identificarse y, a la vez, diferenciarse de su hijo/a en la relación que establecen desde el mismo embarazo. “Este acto es simultáneo y debe fluir sin mayores conflictos en ambas personas. En términos concretos, el niño no es de la madre, es un sujeto único e irrepetible, que porta rasgos de ambos progenitores los cuales no se evidenciarán definitivamente hasta que alcance la adultez. De hecho, de esto resultará la normal adquisición de la autonomía que requieren los hijos para desarrollarse y convertirse en sujetos autovalentes, sanos y productivos para sí mismos y para el mundo que los rodea”, explica el experto.

“En cuanto a la ansiedad, las nuevas cosas que debe enfrentar a diario hacen que la madre aprenda a manejarla. Por último, también sufrirá modificaciones en la capacidad de organizarse y responder a las nuevas demandas que le imponen sus cambios y los de su guagua a lo largo de los años”, añade Patricio Elgueta.

Cambios en cada trimestre del embarazo

A lo largo de los nueve meses, el experto explica que las alteraciones siguen algunos patrones habituales pero siempre hay excepciones y variaciones en la intensidad con que son percibidos.

  1. Primer trimestre: En este período, los cambios son mayormente emocionales y cognitivos, ya que, aunque el hijo/a sea esperado, la mujer suele invertir tiempo en corroborar y adaptarse a la idea de que está embarazada. Sentimientos como ansiedad e incertidumbre van a presentarse tanto por el miedo a perder al niño como por las tareas que deberá emprender una vez que nazca. En cuanto a lo físico, van a haber muchas modificaciones imperceptibles para la mujer y otras más notorias, como náuseas, vómitos, entre otras.

  2. Segundo trimestre: Durante esta etapa, lo más evidente serán los cambios en el cuerpo de la mujer, por ejemplo, el aumento abdominal y más tarde los primeros movimientos fetales, lo que también generará incertidumbre en la madre. Además, comienza a vivir en un estado de mayor ensimismamiento, ya que concentra su atención en la actividad de la guagua y a adaptarse a la idea de que realmente hay una vida en su cuerpo. También se tornará más calma, sensible y emocionalmente perceptiva, cambiando algunos ciclos de actividad y descanso, alimentación y sueño.

  3. Tercer trimestre: En los últimos meses, la mujer estará cansada y tendrá una necesidad imperiosa de tener el hijo para tocarlo, mirarlo, olerlo, escucharlo y sentirlo. También comienza a tener una mayor energía para enfrentar ese momento. Como ya ha vivido la mayor parte del proceso, se encuentra más relajada con ella misma y con el mundo, logrando una mejor comprensión de los cambios y su sentido, conversando con otras madres y buscando respuestas a sus dudas.

Con la colaboración de: Patricio Elgueta, psicólogo de Clínica Santa María.

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