Centro de Diagnóstico y Terapia Endovascular

4_Testimonios-Web_ABRIL 2019

Marcela González

“Agradezco la rapidez con que actuó todo el equipo de la Clínica”

Se tomó la cabeza con ambas manos y cayó desmayada en la consulta médica. Fue así como el Dr. Lautaro Badilla, neurorradiólogo intervencional de Clínica Santa María, se dio cuenta de que a su paciente se le había roto el aneurisma cerebral que le habían descubierto hace algunos días.

Luego de que su amiga y compañera de trabajo la presionara para que consultara por sus fuertes dolores de cabeza, molestia en los ojos y rigidez de cuello, Marcela González, colaboradora de Pre Admisión de Clínica Santa María, llegó al Servicio de Urgencia de la Institución.

Después de contarle al médico cómo se sentía, y que su madre y tía habían fallecido por un derrame cerebral, el especialista ordenó la realización de una angioresonancia cerebral, que evidenció un aneurisma no roto, localizado en la arteria basilar.

Ya con un claro diagnóstico, Marcela llegó el 4 de diciembre de 2018 a la consulta del Dr. Badilla, acompañada de su marido. El especialista les explicó que recomendaba efectuar cuanto antes una intervención para sellar ese aneurisma. Sin embargo, de forma repentina, el dolor de cabeza de la paciente se volvió insoportable y cayó desmayada. “De inmediato me di cuenta que su aneurisma se había roto y echamos a andar todo el sistema que tenemos disponible 24/7 para resolver la urgencia”, recuerda el experto.

Un scanner confirmó prontamente la hemorragia subaracnoidea, por lo que rápidamente fue trasladada al Centro de Terapia Endovascular de la Clínica, donde el Dr. Badilla llevó a cabo la operación endovascular, sellando con coils el aneurisma, con la ayuda del angiógrafo biplano 3D más moderno de América Latina. Dos horas más tarde, Marcela se recuperaba sin ninguna secuela.

“Los aneurismas son dilataciones anormales de las arterias cerebrales, que van creciendo y se pueden llegar a romper. Se trata de un proceso lento, que generalmente tarda entre 10 y 15 años, pero cuando se produce la ruptura el riesgo vital es muy alto”, explica el Dr. Badilla, y agrega: “Aproximadamente un tercio de los pacientes fallece en el momento, el otro tercio queda con secuelas y la tercera parte más afortunada, si se actúa de forma rápida, se logra recuperar por completo. Lo óptimo por supuesto es detectarlos y tratarlos antes que se rompan”.

Marcela González ya empezó a retomar sus actividades, el 11 de marzo se reincorporó al que es su trabajo desde hace 9 años, por ahora con media jornada. “Tuve suerte, estaba en el lugar y el momento adecuado. Agradezco profundamente las circunstancias y la rapidez con que actuó todo el equipo de la Clínica”, comenta.

Según los especialistas, al menos un 2% de la población puede desarrollar un aneurisma. Estos pueden crecer y romperse más frecuentemente en personas que fuman, que son hipertensas o no tienen controlada su presión arterial, también son un factor de riesgo las drogas y algunos medicamentos, así como el hecho de ser mujer o tener antecedentes familiares de aneurismas cerebrales.




Abril 2019

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Eduardo y Jacqueline, padres de Alejandro Medina

"Nunca imaginamos que algo así podía suceder, pero los médicos le salvaron la vida"

Alejandro Medina (11 años) nunca tuvo un problema de salud de importancia. Sin embargo, en octubre del año pasado sufrió un evento cardiovascular poco común en niños. El menor fue intervenido por especialistas de El Centro del Corazón y Urgencia Pediátrica y hoy, a cinco meses del procedimiento, está recuperado y sin secuelas.

Alejandro estaba en el colegio cuando sintió un fuerte dolor en el pecho que alertó a sus profesores, quienes al percatarse de que estaba muy pálido y transpiraba mucho decidieron trasladarlo al servicio de urgencia más cercano, donde no encontraron la causa del malestar que presentaba.

Tras consultar en distintos hospitales y clínicas, y realizarse varios exámenes sin una respuesta clara, Alejandro fue derivado a Clínica Santa María donde fue evaluado por el Dr. Carlos Fernández, cardiólogo infantil y jefe de Urgencia Pediátrica. Luego de realizarle un ecocardiograma Doppler color y un angioTAC, el especialista advirtió que se trataba de un infarto agudo al miocardio, un diagnóstico muy poco común en niños y que se originó producto de una obstrucción de una arteria coronaria.

Junto al Dr. Pablo Pedreros, cardiólogo con amplia experiencia en manejo de patología coronaria, resolvieron que para determinar el tratamiento más adecuado era necesario hacer una coronariografía, examen que muestra la anatomía de las arterias coronarias. Esta intervención fue realizada en el Centro de Diagnóstico y Terapia Endovascular y permitió constatar el sitio exacto de la obstrucción coronaria. Inmediatamente, se realizó una angioplastía, procedimiento que consiste en permeabilizar la arteria para desobstruirla y luego implantar un stent para recuperar la irrigación cardíaca.

“Nos sentimos muy apoyados. El Dr. Fernández fue una persona más de la familia, siempre nos habló directamente, pero de forma muy cálida, dándonos la esperanza de que todo iba a salir bien. Agradecemos el trato que nos dieron los profecionales de la clínica, que nos permitieron acompañar a nuestro hijo durante su recuperación”, destacan Eduardo y Jacqueline.

“Cuando los doctores salieron de pabellón y vimos su expresión, supimos que todo había salido bien”, recuerdan Eduardo y Jacqueline, los padres de Alejandro, quien estuvo dos semanas hospitalizado en la Unidad Paciente Crítico Pediátrico, donde fue constantemente monitoreado por enfermeras y médicos, y contó con rehabilitación kinesiológica. Alejandro fue dado de alta sin ninguna secuela, sólo con la indicación de terapia anticoagulante y control periódico.

El Centro del Corazón de Clínica Santa María cuenta con cardiólogos adultos e infantiles altamente capacitados para abordar de forma conjunta patologías cardíacas complejas, con el apoyo de tecnología diagnóstica y terapéutica de primer nivel.

Febrero 2018

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Nibaldo Reyes

"El resultado de la angioplastía fue excepcional”

Durante años sufrió fuertes dolores en las piernas que le impedían caminar, incluso, distancias muy cortas. Luego de buscar por mucho tiempo una solución a su problema, Nibaldo Reyes fue sometido a un procedimiento para tratar una estrechez en las arterias que irrigan las piernas (aorta e iliacas).

Nibaldo Reyes tiene 73 años y, hace al menos cinco, comenzó a experimentar molestias al caminar. Los síntomas fueron empeorando con el tiempo hasta el punto en que le era muy tormentoso desplazarse pocos metros. Tras leer un artículo que describía su sintomatología, y luego de consultar con varios especialistas pensando que se trataba de un problema traumatológico, acudió al Dr. Felipe Corvalán, cirujano vascular y endovascular de Clínica Santa María, quien después de evaluarlo rigurosamente y solicitar una serie de exámenes, le entregó una respuesta.

"El doctor me explicó que tenía una estrechez en las arterias, por eso, la sangre no fluía en forma correcta hacia mis piernas, provocando los malestares que tenía", recuerda el paciente. En efecto, lo que Nibaldo tenía era una claudicación invalidante, el síntoma más característico de una patología arterioesclerótica periférica severa. Se trata de un dolor en los grupos musculares de las piernas producto de una obstrucción arterial crónica, generalmente en miembros inferiores, que se desencadena por el ejercicio y desaparece en reposo.

Hace un par de años los casos más complejos sólo se podían tratar mediante cirugía abierta o convencional. Sin embargo, Nibaldo es diabético, fumó por varias décadas y ha sufrido diversos problemas al corazón, entre ellos un infarto, lo que es de especial riesgo para ser sometido a un tratamiento quirúrgico de este tipo.

En este contexto, el especialista le comentó que en Clínica Santa María se realiza un tratamiento mínimamente invasivo para restablecer el flujo sanguíneo y acabar con los síntomas. De esta forma, en enero de este año, y luego de comprobar que era un candidato apto, Nibaldo fue sometido a una angioplastía. "El cambio fue inmediato y radical. Volví a mi casa al día siguiente, sin molestias, retomé mi trabajo y ya no tengo que detenerme al caminar", afirma.

Hoy, a cuatro meses del procedimiento, el paciente está completamente recuperado y los dolores son cosa del pasado."Hace 10 años mi hermano sufrió un problema similar, sin embargo, falleció sin saber lo que era y sin encontrar una solución. Es increíble la forma en que ha evolucionado la medicina. La experiencia del equipo médico de la Clínica permitió que me trataran en forma exitosa y sin complicaciones, a pesar de los múltiples factores de riesgo que tenía. El resultado de la angioplastía fue excepcional", finaliza Nibaldo.

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La obstrucción de las arterias puede provocar diversos síntomas. Cuando el problema es de la aorta o de las arterias de las piernas se produce dolor -al caminar principalmente- lo que se conoce como claudicación intermitente o, en un estado más grave, la aparición de úlceras isquémicas o necrosis de los dedos que pueden llegar a la amputación de un miembro o un segmento del cuerpo. 

El tratamiento inicial consiste en el control de los factores de riesgo, suspensión del tabaco y en la administración de medicamentos vasodilatadores y aspirina, no obstante, si la terapia no da resultado el siguiente paso es realizar una revascularización de la o las extremidades afectadas. La alternativa tradicional es hacer una cirugía abierta que, si bien soluciona el problema, es muy invasiva e implica hospitalización prolongada en una Unidad de Cuidados Intensivos o Intermedios para monitorear al paciente, los que en general son hombres mayores de 60-70 años, que presentan varios factores de riesgo asociados, como fumadores, hipertensos o diabéticos.

Dado que una intervención de este tipo puede revestir ciertas complicaciones, se han desarrollado técnicas menos invasivas para tratar la obstrucción de las arterias. La angioplastía de aorta y extremidades inferiores es un procedimiento terapéutico que permite destapar estas arterias por vía endovascular, es decir, sin necesidad de realizar una cirugía abierta o convencional. 

“La técnica consiste en introducir catéteres a través de la ingle y atravesar las lesiones mediante guías, que son alambres muy finos. Luego se dilatan las arterias, e instala una prótesis (stent) para que no se produzca una re-estrechez, permitiendo normalizar el flujo sanguíneo en las piernas. El procedimiento dura entre 60 y 90 minutos, no necesita anestesia general y, habitualmente, sólo requiere un día de hospitalización”, explica el Dr. Felipe Corvalán.

Este tratamiento se realiza hace más de 10 años en Clínica Santa María, sin embargo, hoy es posible aplicar la técnica a un espectro más amplio de pacientes, tanto así que la vía endovascular ha desplazado a la cirugía abierta como primera opción. “La angioplastía ha evolucionado de tal manera que permite tratar casos cada vez más complejos y realizar el tratamiento de oclusiones o arteriopatía severa de la aorta y las extremidades inferiores mediante procedimientos mínimamente invasivos”, finaliza el especialista.

Dr. Felipe Corvalán, Cirujano Vascular Clínica Santa María.

Mayo 2015

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Luis Rubilar

"El actuar rápido y certero del equipo médico fue clave"

La rotura de un aneurisma aórtico pudo cambiar completamente la vida de Luis Rubilar (70). Afortunadamente, fue atendido en el Servicio de Urgencia de Clínica Santa María, donde recibió un tratamiento endovascular oportuno.

Luis Rubilar tiene 70 años y, aunque ha debido operarse varias veces, se considera una persona sana. De hecho, fue sólo por la insistencia de uno de sus tres hijos que accedió hacerse un examen a la próstata, hace cinco años.

Desde entonces empezó un tratamiento, pues tenía elevado el antígeno prostático específico (APE), situación que se mantuvo controlada hasta noviembre del año pasado. Fue en esa fecha cuando empezó a tener dificultad para orinar, pero no dio mayor importancia. Un par de días después empeoró: su vejiga estaba hinchada, se sentía extraño y veía distorsionado, por lo que pidió que lo trasladaran a Clínica Santa María.

En la Urgencia, de inmediato le instalaron una sonda para extraer la orina que estaba retenida, aliviando sus síntomas. Sin embargo, su organismo estaba intoxicado producto de la retención de líquido y tenía una insuficiencia renal importante. No obstante, un scanner evidenció la real emergencia: la rotura de un aneurisma aórtico -que le habían diagnosticado hace más de una década y que nunca controló- hacía peligrar su vida, por lo que debía ser intervenido inmediatamente. 

Luis fue atendido por un equipo de Cirugía Vascular, encabezado por el Dr. Felipe Corvalán, que decidió reparar la rotura mediante un procedimiento endovascular cuya realización en casos de urgencia es muy compleja. “No entendía mucho lo que ocurría, mis molestias terminaron cuando me instalaron la sonda, pero luego del scanner no supe nada hasta que desperté. Fue entonces cuando el doctor me explicó la gravedad de lo que me había ocurrido. El actuar rápido y certero del equipo médico fue clave”, cuenta el paciente.

Luego de la reparación del aneurisma, Luis permaneció cuatro días hospitalizado y evolucionó satisfactoriamente. De hecho, el tratamiento endovascular no agravó su insuficiencia renal -como podría haber ocurrido con la cirugía abierta- y a un mes del accidente fue operado para tratar su problema a la próstata por el Dr. Cristián Wohler, urólogo de Clínica Santa María. Actualmente, tras siete meses, Luis no tiene ningún problema de salud, retomó su trabajo en una empresa de servicios eléctricos y desarrolla su vida en forma normal.

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La aorta es la principal arteria del cuerpo humano, que transporta y distribuye sangre rica en oxígeno a todas las demás arterias. Un aneurisma aórtico ocurre cuando la aorta se agranda o se ensancha anormalmente. Se puede presentar en cualquier persona, aunque se observa con más frecuencia en hombres mayores de 60 años, como Luis Rubilar.

En general, el aneurisma se desarrolla durante años y a menudo es asintomático. Si se expande rápidamente, se rompe o la sangre se filtra a lo largo de la pared del vaso, los síntomas se generan de manera repentina y pueden provocar la muerte del paciente. Por eso, ante la evidencia de signos de rotura, el tratamiento se transforma en una emergencia médica.

La resolución, en la mayoría de estos casos, es una cirugía abierta que dura varias horas e implica bastantes riesgos para el paciente. Por esta razón, y dadas las caractrísticas de Luis -particularmente por la condición de sus riñones y próstata- decidieron, junto a un equipo multidisciplinario, realizarle una novedosa técnica endovascular con menos complicaciones asociadas.

El procedimiento se realiza en un pabellón de hemodinamia, lugar donde se hace una angiografía y se mide la aorta para -a través de la ingle- implantar una endoprótesis que evita la ruptura. Esta técnica se practica desde el año 2003 en la Clínica y, habitualmente, se realiza en forma programada a los pacientes.

"Este procedimiento requiere una preparación, planificación y mediciones muy cuidadosas. No obstante, la experiencia de nuestro equipo nos permitió reaccionar rápidamente y realizar por primera vez una reparación endovascular de aneurisma de aorta abdominal a un paciente en situación de emergencia", explica el Dr. Corvalán.

La Unidad de Cirugía Vascular de Clínica Santa María está preparada para resolver diversos cuadros de urgencia, gracias a un equipo médico cohesionado, compuesto de experimentados especialistas que conocen muy bien la técnica y son capaces de aplicarla con la rapidez necesaria ante un evento de este tipo.

Dr. Felipe Corvalán, Cirujano Vascular Clínica Santa María.

Junio 2014

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Hugo Venegas

"Si no hubiese ido a Clínica Santa María, ya no estaría vivo"

Siempre fue una persona sana y deportista, de hecho, entrenaba regularmente y mantenía una rutina bastante saludable. Sin embargo, Hugo Venegas (50) admite que en los últimos dos años su vida no era la misma y tenía un nivel de exigencia bastante alto. 

"Mi ritmo cambió demasiado y mi nivel de estrés aumentó considerablemente. Estaba estudiando de noche, empecé a alimentarme mal, fumaba, tomaba mucho café y dejé de hacer deporte. Todos estos factores fueron determinantes en mi salud", explica. 

En efecto, al consultar con un especialista por frecuentes dolores de cabeza y realizarse diversos exámenes, Hugo descubrió que tenía el colesterol elevado, por lo que le indicaron un tratamiento que abandonó un par de meses después. Sin embargo, a mediados del año pasado, cuando terminaba una jornada de clases, empezó a sentirse mal. 

Hugo reconoce no tener recuerdos de cómo manejó hasta el Servicio de Urgencia de Clínica Santa María, donde llegó informando que tenía un fuerte dolor en el pecho. De inmediato fue ingresado al box de atención, no obstante, mientras era evaluado, sufrió un paro cardiorrespiratorio. "Rápidamente me llevaron a la Sala de Reanimación para lograr que mi corazón reaccionara, pero mientras ejecutaban las maniobras, se me produjo un segundo paro cardíaco y la situación se tornó aún más crítica. Fueron alrededor de 45 minutos en los que todo el equipo hizo el mayor esfuerzo por salvarme", cuenta Hugo.

Tras lograr mantenerlo con vida, fue trasladado a la Unidad de Diagnóstico y Terapia Endovascular, siendo atendido por el Dr. Rubén Lamich, médico jefe del Servicio de Cardiología, quien lo intervino de urgencia. "El doctor fue muy claro con Marisol, mi señora. Le explicó que el panorama era incierto y que las 72 horas posteriores a la operación serían cruciales, pues había posibilidades de que mi corazón no resistiera o que quedara con múltiples consecuencias", relata Hugo.

De esta forma, esa misma noche fue sometido a una angioplastia coronaria, un procedimiento para dilatar la arteria ocluida, con el fin de restaurar el flujo sanguíneo, obstruido por placas de colesterol. Afortunadamente la recuperación fue satisfactoria y, al cabo de tres días, Hugo despertó comprobándose que no tenía ningún tipo de secuela.

Así, tras 10 días de hospitalización pudo volver a su casa y luego de cinco meses retomó su trabajo. "La reanimación fue tan intensa debido a la gravedad que me tomó un tiempo reintegrarme, sin embargo, eso fue lo de menos. Si no hubiese ido a Clínica Santa María, ya no estaría vivo. Agradezco la atención que recibí desde que ingresé al Servicio de Urgencia, la calidad humana y profesional del Dr. Lamich, los cuidados que me dieron en la Unidad de Paciente Crítico Cardiovascular y el apoyo que recibí en mi proceso de recuperación. Esta es una segunda oportunidad para mí, mi señora y mi hijo", finaliza Hugo.

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El infarto agudo al miocardio es la primera causa de muerte en nuestro país. Se produce por una obstrucción completa de la arteria coronaria producto de un trombo, el que impide que llegue sangre al corazón. El inicio de esta oclusión se presenta con un dolor opresivo brusco en el pecho que se puede irradiar hacia las extremidades y estar acompañado de sensación de nausea y sudoración.

Para abrir la arteria tapada es necesario realizar una angioplastia, procedimiento mínimamente invasivo que consiste en implantar un dispositivo, denominado "stent", que permite restaurar el flujo sanguíneo obstruido por placas de colesterol y/o trombo.

En el caso de Hugo Venegas, "Se introdujo un catéter a través de la arteria radial, mediante una guía que se desliza a lo largo del vaso enfermo y se sitúa en el extremo distal a la oclusión. Sobre esta guía colocamos un extractor de trombo en el segmento de la arteria tapada. Finalmente, implantamos un stent", explica el Dr. Rubén Lamich.

"Habitualmente el tiempo de hospitalización es corto, entre cuatro a cinco días en personas que sufren un infarto agudo al miocardio no complicado, pero en el caso de Hugo Venegas el período fue mayor debido a su gravedad", asegura el especialista.

La clave en la evolución del paciente dependerá del control de los factores de riesgo cardiovascular y el cumplimiento del tratamiento. 

Para realizar este procedimiento, Clínica Santa María cuenta con el angiógrafo rotacional tridimensional, un equipo de última generación para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades del cerebro, corazón y otras partes del cuerpo. 

El Servicio de Cardiología está compuesto por cardiólogos, cirujanos cardiovasculares y vasculares, cirujanos vasculares periféricos y anestesistas especializados, quienes cuentan con una formación de excelencia en los mejores centros de nuestro país y del extranjero.

Dr. Rubén Lamich, Médico Jefe Servicio de Cardiología de Clínica Santa María.

Agosto 2014