La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano, ocupando aproximadamente 2 metros cuadrados de superficie corporal. Actúa como barrera protectora que aísla al organismo del medio que lo rodea, protegiéndolo y contribuyendo a mantener íntegras sus estructuras, al tiempo que actúa como sistema de comunicación con el entorno.
El área de Dermatología de Clínica Santa María brinda atención integral a las enfermedades de la piel en niños y adultos, ofreciendo una evaluación de variadas alteraciones tales como linfomas cutáneos, dermatitis atópica, psoriasis, acné, lesiones pigmentarias y cáncer a la piel.
La insolación es un daño provocado por la radiación ultravioleta y es una de las lesiones más comunes en épocas de calor (primavera-verano). Se produce cuando la piel recibe altas dosis de emisiones solares en tiempos reducidos, por lo que se da, principalmente, en las primeras exposiciones de verano, siendo los niños y las personas con pieles más blancas, los más afectados debido a su grado de vulnerabilidad.
El horario de mayor riesgo es entre las 10:00 y las 16:00 horas, por lo que se recomienda usar algún tipo de protección solar, tanto física (ropa apropiada) como química (filtros solares). Las zonas más sensibles son la cara, brazos y piernas, de igual manera se deben proteger las orejas al ser un área muy sensible.
La excesiva exposición al sol puede causar una serie de daños como insolación, fiebre, manchas, pecas, arrugas prematuras e incluso, cáncer de piel, además de generar un adelgazamiento de la piel. En caso de producirse una insolación con ampollas en la piel, se debe hidratar y humectar con cremas y lociones, pero si la lesión es muy severa, consulte con un especialista.
Una actitud responsable
Las probabilidades de contraer un cáncer de piel en edad adulta aumentan con el número de las exposiciones solares agudas a lo largo de la vida. Es un indicador muy importante el saber cuántas veces una persona se ha insolado, ya que este hecho puede aumentar el riesgo de desarrollar un cáncer de piel a futuro.
Las campañas y la información entregada al público sobre los peligros y riesgos del sol no han sido del todo efectivas, ya que los efectos negativos y las manifestaciones de las enfermedades cutáneas derivadas de la exposición solar no se presentan de inmediato. Por esto, se hace urgente un cambio de actitud en cuanto a los cuidados de la población frente a la exposición solar, para que así podamos disfrutar del verano con responsabilidad.
Medidas de precaución
- Evitar tomar sol en las horas de mayor riesgo del día (entre las 10:00 y las 16:00 horas).
- Proteger la cabeza, ojos, brazos y pies con ropa, sombreros o gorros anchos y lentes de sol.
- Utilizar filtros de protección solar con un factor de 30 o mayor, cubriendo todas las zonas del cuerpo y reaplicándolo frecuentemente, especialmente después de cada baño y tras realizar actividad física importante.
- Proteger a los niños, sobre todo a los menores de 2 años, ya que son especialmente vulnerables a sobre exposiciones al sol en esta época del año.
- A los menores de 6 meses evitar llevarlos a la playa, ya que no se recomienda aplicarles bloqueadores a tan corta edad.
El cáncer a la piel es el más frecuente de los cánceres en el mundo: al año, más de 1 millón de personas lo contrae.
Es por ello que para proteger la piel se recomienda mantener la piel muy humectada. Para esto, sirven casi todas las cremas humectantes. Si hay problemas de resequedad o grasitud se pueden usar lociones adecuadas, por ejemplo, cremas con ácido glicólico o retinoico, que se encuentran en cualquier farmacia.
Respecto a la alimentación, se aconsejan los alimentos antioxidantes y que aporten vitaminas como frutas y verduras, lo cual es beneficio para la salud en general.
Prevención
Lo ideal sería no exponerse al sol, porque produce daño acumulativo. Si debemos estar al aire libre, puede hacerse gradualmente para que la piel eche andar su mecanismo de defensa, es decir, aumentar la producción de melanina -pigmento natural que se encuentra en el pelo, piel y ojos que nos protege de los rayos UV-. Así, se va tomando lentamente un tono tostado, aunque de todas formas hay daño.
Siempre hay que tener en consideración que el período de mayor riesgo es en primavera: en estos meses disminuye la capa de ozono, por lo que los rayos penetran con mayor fuerza. Aun cuando en estos días se está expuesto a una mayor radiación, no hay que olvidar que el sol es dañino en invierno y verano.
Nunca hay que exponerse al sol sin una protección adecuada; pero, como muchos productos de la vida diaria, los protectores solares tienen vencimiento. Generalmente, en estos meses las personas usan el “conchito” que quedó del año pasado, sin percatarse de que se puede estar usando una crema vencida. Por eso, es conveniente que cada temporada se use uno nuevo.
Por otra parte, hay que escuchar todos los días el índice de radiación ultravioleta entregado por la oficina meteorológica, para ver cuánto factor aplicarse durante el día. Pero la tarea no termina ahí una vez que cae la noche, es necesaria una buena humectación.