La Neurología es la especialidad de la medicina que se aplica al diagnóstico y tratamiento de las enfermedades del cerebro, la médula espinal, los nervios periféricos y los músculos.
Los neurólogos tratan enfermedades circulatorias del cerebro, como las trombosis y hemorragias, las migrañas o jaquecas, neuralgias y otros dolores especiales. Los tumores cerebrales, demencias (enfermedad de Alzheimer y otras), meningitis, encefalitis y otras infecciones del sistema nervioso. También diagnostican epilepsias, Parkinson, tics y trastornos del movimiento, así como esclerosis múltiple, distrofias musculares y parálisis.
En Clínica Santa María contamos con equipos médicos de alta calidad y tecnología de punta para tratar cualquiera de estas patologías. Si usted tiene dudas sobre algún síntoma específico, no dude en consultar a nuestros especialistas y resolver sus interrogantes, para así prevenir enfermedades a futuro.
Si llegara a sentir un dolor súbito y muy fuerte de cabeza, el más fuerte de su vida, debe acudir de inmediato a un Servicio de Urgencia, ya que puede tratarse de un ataque cerebral.
El 20% de las personas que sufren uno muere. En Chile ocurren 26.700 casos al año, convirtiéndose así en la tercera causa de muerte después de los infartos al corazón y del cáncer. A diferencia de estas dos enfermedades, los ataques al cerebro son la primera causa de invalidez permanente, especialmente en personas mayores.
Este mal es una afección a los vasos sanguíneos que ocurre cuando una arteria que lleva sangre al cerebro se rompe o tapa. Al suceder esto, disminuye la irrigación necesaria para que las neuronas funcionen, lo que causa su muerte afectando así a la parte del cuerpo que controlan. Dependiendo del lugar que queda sin irrigación puede producirse parálisis, trastornos mentales, visuales, etc.
Síntomas
Es importante saber reconocer un ataque al cerebro. Todos los síntomas vienen de un momento a otro, de forma repentina, sin aviso ni indicio previo. Algunos de ellos son:
- Falta de sensación o debilidad repentina en la cara, brazo o pierna, especialmente en un lado del cuerpo.
- Confusión y problemas repentinos para hablar o entender.
- Problemas para caminar, mareo, pérdida de equilibrio o de coordinación de aparición brusca.
- Dolor muy fuerte de cabeza sin causa conocida y de aparición en forma brusca.
- Isquémicos o hemorrágicos.
Hay dos tipos de ataques al cerebro:
Se producen cuando los vasos sanguíneos que van al cerebro se tapan o angostan cortando el flujo de sangre que llevan. Es el tipo de ataque cerebral más común, sobretodo en personas mayores, y representa más del 80% de todos los casos. Los síntomas se desarrollan en pocos minutos y empeoran durante las horas siguientes, suelen ocurrir de noche o temprano en la mañana.
Los ataques isquémicos pueden ser trombóticos (suelen formarse en arterias dañadas por arterosclerosis) o por embolia (se trata de coágulos errantes que viajan por el torrente sanguíneo y tapan un vaso que va hacia o está en el cerebro). En este grupo además se encuentran los TIA (Ataque Isquémico Transitorio), mini ataques que suceden cuando un coágulo tapa brevemente una arteria, duran entre cinco a diez minutos y los síntomas son transitorios. No deben ser pasados por alto, ya que son señal de un ataque más fuerte.
Este segundo tipo se produce cuando una arteria se rompe y sale sangre al cerebro en forma desorganizada causando una hemorragia. El pronóstico es más grave y la tasa de fatalidad es más alta que en los isquémicos. Suelen presentarse a cualquier edad y se asocia con fuertes dolores de cabeza, vómitos y náuseas.
Las aneurismas, que son globitos que se forman en una arteria y que se rompen causando hemorragia, están dentro de este grupo. Son una malformación congénita (se nace con ellas) pero no son necesariamente hereditarias, sí hay más probabilidades de tener una si algún pariente de primer grado ha tenido.
Para ambos tipos de ataques al cerebro hay factores de riesgo que se pueden cambiar y/o controlar: como es el caso de la hipertensión y colesterol alto; diabetes mellitus; haber padecido ataques isquémicos transitorios, arritmias o infartos al miocardio; si es obeso o inactivo físicamente; el consumo de alcohol, tabaco, drogas ilegales y pastillas anticonceptivas orales (especialmente de alto contenido de estrógeno).
Sin embargo, hay factores que no se pueden controlar, como la edad (envejecer), si se tuvo un ataque anterior y la herencia (tener parientes que hayan sufrido de un ataque).
Existen tratamientos que pueden reducir los daños, pero sólo si se obtiene ayuda rápida dentro de las tres primeras horas a partir de los primeros síntomas. Los pasos a seguir cuando se está teniendo un ataque cerebral son:
- Identificar el mal y pedir ayuda de inmediato. NO debe esperar para ver si se pasa.
- Rápidamente ir al Servicio de Urgencia más cercano.
- Una vez allá, se realiza un scanner para ver si es infarto o hemorragia.
- Luego se estabiliza al paciente.
- En el caso de los ataques isquémicos, dependiendo de su grado, se debe colocar una inyección o destapar con cirugía. Cuando se sufre de un hemorrágico es más complicado, ya que en algunos casos se puede limpiar la zona lo que implica una cirugía de mucha precisión que no siempre se logra realizar.
En ambas situaciones, lo que se busca es evitar que se mueran las menos neuronas posibles para evitar daños neurológicos severos. Por ello es importante que pase el menos tiempo posible entre que empieza el dolor de cabeza hasta que se trate. También es necesario poder identificar y tener claro el momento en que comenzó el malestar. Los minutos cuentan por lo que no se recomienda acostarse para ver si se pasa.
El tratamiento de una persona que logra sobrevivir a un ataque cerebral consta de una rehabilitación que se realiza con un equipo integrado por: Fisiatras, Fisioterapeutas, Terapeutas Ocupacionales, de lenguaje y de recreación, Psiquiatras o Psicólogos, entre otros. Este es un periodo duro, largo, difícil, caro, tedioso y afecta a todo el entorno de la persona y a toda su familia, por lo que el apoyo y disposición de ésta es fundamental para los logros del paciente.
Los efectos más comunes de los ataques cerebrales son:
- Hemiparesis (debilidad de un lado del cuerpo) o hemiplejia (parálisis de un lado).
- Falta de concentración, atención y sensaciones a un lado del cuerpo.
- Afasia (dificultad con el habla y lenguaje) o disfagia (dificultad para tragar).
- Trastornos visuales.
- Pérdida del control de las emociones y cambios de humor.
- Cambios cognitivos (problemas de memoria, juicio, solución de problemas).
- Cambios conductuales y de personalidad.
Muchas veces un simple malestar se puede convertir en una situación de riesgo.
Jaqueca y migraña, ambas palabras, en términos médicos, significan lo mismo: se refieren al dolor de cabeza o cefalea de origen frecuentemente familiar, que afecta más a las mujeres, con intensidad variable, episódico, muchas veces con náuseas, vómitos, intolerancia a la luz y al ruido.
Causas
Excepcionalmente, la jaqueca, en especial si se asocia con el uso de anticonceptivos hormonales y tabaquismo, puede producir infartos cerebrales, que es la oclusión de algún vaso sanguíneo cerebral. Además, algunos tipos de jaquecas (migrañas con aura), se presentan con síntomas de déficit neurológico como trastorno en el campo visual, déficit motor o sensitivo de parte del cuerpo.
Existen elementos que contribuyen a desencadenar una jaqueca:
- Algunos alimentos
- Bebidas alcohólicas
- Exposición al sol
- Cambios hormonales como la menstruación
- Estrés
- Falta de sueño
- Ayuno
¿Qué hacer si el dolor no desaparece?
Es necesario consultar a un médico en caso que el dolor sea muy intenso, esté acompañado de algún déficit neurológico y haya un comienzo muy brusco, o bien con características diferentes al dolor que habitualmente esa persona siente.
Tratamiento
El cuidado personal es fundamental a la hora de prevenir el dolor de cabeza.
En el tratamiento de la jaqueca se deben considerar los factores desencadenantes antes mencionados, que son muy personales.
También hay medicamentos para tratar las crisis de dolor y otros para realizar tratamientos preventivos, en el caso de que las jaquecas sean muy frecuentes o muy invalidantes. Éstos deben ser recetados por un médico. No es recomendable automedicarse, porque puede conducir a la perpetuación del cuadro, produciendo la cefalea por rebote, en que el fármaco alivia el episodio pero aumenta la probabilidad de que éste se repita, llevando a un verdadero círculo vicioso.