A lo largo de todo el año son muy comunes las dolencias de oído y garganta, ya sea por el frío del invierno o por las piscinas del verano. Entre las enfermedades más comunes se cuenta la otitis, laringitis, sinusitis, entre otras.
La misión de la Unidad de Otorrinolaringología de Clínica Santa María consiste en atender las consultas y urgencias competentes a esta especialidad, así como desarrollar cirugías de oído, nariz y garganta.
Contamos con equipos de alta resolución que ayudan a diagnosticar más certera y eficientemente la pérdida de audición tanto en niños como en adultos, y así rehabilitar a tiempo la pérdida auditiva.
Perder parte de la audición, sentir el oído tapado y marearse hasta vomitar son los principales síntomas de una enfermedad cuyo mayor problema es la esclavización.
Padecer vómitos o dolores estomacales es algo sumamente común y que no preocupa mucho, ya que en general estos síntomas se asocian a un problema de origen gástrico. Fue en 1860, cuando un médico francés, llamado Próspero Meniére, descubrió que algunas veces estos malestares no se debían a un desajuste estomacal, sino a un problema en el oído.
¿En qué consiste esta enfermedad?
Esta enfermedad se produce por un mal funcionamiento en el oído interno de las personas. A ese nivel circulan dos líquidos importantes, uno es el que permite la comunicación entre el cerebro y el oído, denominado perilinfa y el otro, que circula por el vestíbulo del oído interno y regula el equilibrio, se denomina endolinfa.
En esta enfermedad lo que se produce es, básicamente, una alteración en la circulación del líquido endolinfático. Una falla en el sistema de reabsorción de éste produce un acumulo excesivo de endolinfa en el oído interno creando un desequilibrio en su funcionalidad. Esto conlleva tres problemas o síntomas identificables:
- Se genera un zumbido en el oído, producto de la acumulación de líquido.
- Se produce una pérdida auditiva, ya que el oído va dañándose progresivamente con el tiempo.
- Se generan reiteradas crisis vertiginosas que pueden durar desde dos hasta diez horas y que van acompañadas de sudoración helada, palidez y sobre todo vómitos, producto del vértigo con la impresión de que todo el mundo gira alrededor”.
La enfermedad de Meniére afecta generalmente al adulto joven, entre los 30 y 60 años, siendo un problema crónico que perjudica mucho la calidad de vida producto de las crisis vertiginosas reiteradas. Las personas pueden hacerse muy inseguras y dependientes de sus síntomas, dejando de viajar, de realizar actividades entretenidas por temor a que les venga una crisis.
A pesar de que el problema puede resultar bastante invalidante, no se trata de un mal mortal ni encierra demasiados peligros; además, el oído avisa cuando se va a producir la crisis, ya que aumenta el zumbido y la sensación de tenerlo tapado. Esto permite que los pacientes tengan tiempo de dejar de manejar o irse del trabajo a la casa, y así evitar cualquier accidente.
El diagnóstico se hace básicamente a través de la historia clínica del paciente, por las características de los síntomas señalados y un examen denominado Octavo Par, que estudia el sistema del equilibrio y la magnitud de la sordera, lo cual sirve como apoyo de la impresión médica.
Como no existe una motivo claro por el cual se produce este trastorno en el oído medio, tampoco se cuenta con un tratamiento 100% efectivo; pero existen fórmulas para aplacar los síntomas y hacer la enfermedad menos tormentosa.
Hay distintas líneas de tratamiento:
- Una muy antigua es hacer un régimen hiposódico (de poca sal) para aminorar la acumulación de líquido.
- Otros doctores recomiendan medicamentos que actúan como vasodilatadores y vestíbulosupresores que tienden a disminuir la reactividad vertiginosa.
- Han aparecido tratamientos más agresivos como inyecciones de ototóxicos y/o corticoides intratimpánico.
- En último caso existe la cirugía, que puede ser de dos maneras: Si el paciente ya no tiene audición, se le practica una laberintectomía donde básicamente se destruye el oído interno para terminar las molestias. En el otro caso, si el paciente aún escucha, lo que se hace es cortar selectivamente el nervio vestibular, el cual comunica el oído interno con el tronco cerebral en la parte del equilibrio. Así se mantiene la audición pero se terminan las crisis vertiginosas y se retoma la normalidad de la vida.