La Pediatría es la especialidad médica que estudia al niño y sus enfermedades. En nuestro sitio usted podrá encontrar información interesante sobre cómo cuidar a su hijo, aprender sobre las cosas que puede o no debe hacer para prevenir algunas enfermedades y accidentes, o bien informarse sobre algunos de los síntomas que su niño puede presentar, cuándo son importantes y qué hacer ante ellos.
Clínica Santa María cuenta con un completo equipo pediátrico para solucionar las consultas de los padres, ayudar en la prevención de enfermedades y tratar al niño enfermo.
Los accidentes constituyen la primera causa de muerte en menores de un año
La Organización Mundial de la Salud (OMS), definió accidente como un acontecimiento no premeditado, que produce daño o lesión reconocible o visible, corporal o mental. Los accidentes no son eventos fortuitos e imposibles de predecir, por lo que siguiendo conductas apropiadas es posible evitarlos.
Es imprescindible que incorporemos a nuestra vida cotidiana el concepto de prevención de accidentes. Las lesiones no son fenómenos al azar, sino que ocurren patrones predecibles basados en la edad, el sexo, la hora del día, estación del año, entre otros. El niño por definición es un ser curioso; a su crecimiento y desarrollo lo acompaña la necesidad de conocer, explorar, tocar y probar. Por lo tanto, necesita crecer en un entorno seguro, sano, amoroso y debe ser protegido de los potenciales riesgos que lo rodean.
- Los productos de limpieza, detergentes, volátiles como la parafina, bencina y alcohol, son de mucho riesgo para el núcleo familiar, ya que pueden producir quemaduras con secuelas físicas y sicológicas de por vida, si es que no se llega a la muerte. Por lo tanto, estos productos debieran ser almacenados en lugares seguros y fuera del hogar.
- El uso de armas de fuego por parte de los padres o familiares para prácticas deportivas o de protección, constituyen un riesgo inminente. Se debe mantener el arma descargada y guardar las balas en un lugar diferente y bajo llave.
- La electricidad es un factor de mortalidad, ya que a pesar de existir una normativa para instalaciones permanentes y provisorias, aún persiste el uso de cables con corriente viva y material dañado.
- Los animales domésticos, como los perros son otra causa frecuente de lesión física y psicológica, debido a que no cuentan con una adecuada seguridad.
En el niño más pequeño, las lesiones más frecuentes dentro del hogar son las caídas, quemaduras en la boca y en las manos por cable eléctrico, amputación de un dedo, ahogamiento por inmersión o asfixia. A medida que avanza en su edad, alcanza la bipedestación y la capacidad de marcha, entonces el riesgo de sufrir otras lesiones y traumas aumentan producto de la ingestión de cuerpos extraños (monedas, juguetes pequeños), caídas de diversa índole, quemaduras por agua caliente o esofágicas por cáusticos, mordeduras de perro en la región craneofacial, entre otras.
En la edad escolar, caracterizada por la actividad social grupal, aumenta la posibilidad de lesión por deportes o caídas con borde filoso en región genital o anal.
En la etapa de la pubertad y adolescencia aumentan las heridas por armas de fuego, se incrementan los accidentes viales en bicicleta, patines y patinetas. Los deportes son también factores de riesgo, ya que se practican con contacto directo como fútbol y rugby, dándose múltiples lesiones como fracturas expuestas, traumatismo craneoencefálico y perforación de víscera hueca (Ej. intestino).
La primera recomendación frente a una emergencia, es mantener la calma. Mantenga cerca del teléfono los números de su médico, ambulancia, carabineros y bomberos. En su botiquín debe haber siempre apósitos estériles, algún tipo de antiséptico como povidona yodada, una venda y curitas.
- No permitir que los menores permanezcan en la cocina mientras se prepara la comida.
- La mayor cantidad de accidentes por quemaduras es causada por líquidos calientes.
- Vigile a sus niños antes de manejar líquidos caliente, nunca los tome en su falda cuando esté tomando té, café u otro líquido caliente.
- Cuidado con el agua caliente de la llave del baño o de la cocina.
- Usar los quemadores traseros de la cocina, colocar ollas y sartenes con los mangos hacia atrás.
- Proteger las estufas con una reja y no instalar sobre ellas utensilios con agua.
- No dejar la plancha encendida; además de quemarse, el niño puede tropezar con el cordón y caer.
- No usar manteles largos a la hora de las comidas, el pequeño puede tirar de él y verter sobre sí mismo alimentos o líquidos calientes.
- No poner platos ni tazas en el borde de la mesa.
- No servir los alimentos ni los líquidos a temperaturas superiores a lo que usted puede consumir.
- Los enchufes que no están en uso, debe protegerlos con cubre enchufe.
- Los cables de televisores, radios, refrigeradores y lavadoras deben estar en buen estado, sin parches y lejos del alcance de los menores.
- El mantenimiento de los equipos eléctricos, a parafina y gas es una buena costumbre antes del inicio de la temporada de invierno.
- Es más seguro tener el calefont en el exterior de la casa. En caso de estar adentro, debe tener buena ventilación.
- Sacar la ropa y lavar con abundante agua fría para disminuir el calor.
- Calmar el dolor con el analgésico prescrito por el Pediatra del niño y que usted use habitualmente.
- No coloque nada sobre la quemadura (ungüento u otros productos), con ello solo contribuirá a que exista una mayor probabilidad de infección y que el niño sufra mayor dolor al proceder a la limpieza de la zona quemada.
- Cubra la zona quemada con una toalla o paño limpio y lleve de inmediato a un Servicio de Urgencia.
- Las clases de natación son importantes para los pequeños, pero nunca asuma que su hijo es un nadador profesional.
- Siempre debe haber un adulto responsable, que sepa nadar, vigilándolos mientras juegan cerca del agua.
- Si tiene piscina, manténgala cercada y la puerta de acceso con llave.
- Los niños pequeños siempre deben estar con chaleco salvavidas.
- Si comieron, esperar dos horas antes de entrar al agua.
- Enseñe a los niños a no hacer bromas pesadas en el agua.
- Los bebés pueden ahogarse en menos de tres centímetros de altura del nivel de agua, solo basta que caigan de cara, ya que son incapaces de levantarse.
- Nunca deje solos a sus niños pequeños en la tina del baño, aunque sea por pocos segundos.
- Si suena el teléfono o timbre, saque al niño de la tina antes de contestar.
- Nunca deje a un niño en la tina al cuidado de otro niño.
- Si están los niños en el agua, deben ser siempre vigilados por un adulto.
- Vacíe todos los contenedores de agua luego de su uso.
- No guarde recipientes como tarros o baldes con líquidos en su interior.
- Mantenga la puerta del baño permanentemente cerrada.
- Recuerde siempre que los niños se ahogan en silencio.
Los frascos o cajas con remedios suelen ser atractivos para los niños pequeños.
- Mantenga todas las drogas y medicamentos bajo llave y en sus envases originales.
- En casas que no sean la suya, tenga cuidado, especialmente si allí solo viven adultos, ya que pueden haber remedios al alcance de los niños.
- No guarde líquidos (parafina, aguarrás, detergentes, venenos, cloro, etc.) en recipientes no apropiados y sin rotular. Siempre deben estar señalizados y protegidos y nunca deben estar cerca de los alimentos.
- No consuma alimentos de origen desconocido, siempre revise la fecha de vencimiento y en los enlatados, la lata debe estar en perfecto estado.
- Si almacena alimentos, mantener en lugar seco y protegido de animales (ratones).
- Tenga siempre a mano el número de teléfono de un centro de información toxicológica.
- Llévelo de inmediato a un Servicio de Urgencia donde se evaluará la gravedad de la exposición al tóxico.
- No olvide llevar la sustancia que el niño haya ingerido.
Una persona puede electrocutarse fácilmente, ya que las tensiones que alimentan los aparatos electrodomésticos (220 voltios) son peligrosas. En caso de aplicarse por accidente a una persona, puede producir desde el conocido “calambrazo” hasta la muerte por paro cardíaco.
El peligro que entraña un contacto eléctrico se hace mucho mayor cuando la persona está en un ambiente mojado o descalza sobre el suelo. Es por ello que es recomendable secar los baños, lavaderos, cocina y cualquier lugar después de trapear o regar.
El contacto accidental de una persona con un objeto que esté en tensión se da de dos formas distintas:
- Cuando se tocan directamente elementos eléctricos que estén con tensión, ya sea por existir cables pelados, con aislante defectuoso o insuficiente.
- Por conectar aparatos con cables desprovistos de la clavija correspondiente.
También al cambiar fusibles o tratar de desmontar o repara un aparato sin haberlo desconectado, si se introducen objetos como tijeras o alambre en los agujeros de los enchufes o por manejar equipos que carecen de tapas protectoras y, por consiguiente, tienen partes eléctricas accesibles. Por último, se toca la parte exterior metálica de algún electrodoméstico (refrigerador, lavaplatos, televisor, tostador, etc.) que se ha puesto en contacto con la corriente eléctrica como consecuencia de una deficiencia en los aislamientos interiores.
- Ocultar los enchufes visibles detrás de los muebles o con tapa blanca de plástico. No poner “cucos” porque llaman la atención.
- Lo más adecuado es una diferencia (toma) a tierra que puede ser instalado por cualquier electricista en la red de la casa.
- Evita la electrocución en el momento que alguien coloque un dedo en el enchufe.
- No dejar alargadores enchufados, que eventualmente un pequeño puede echarse a la boca.
- Preferir enchufes protegidos, que no permitan introducir objetos en los agujeros.
- Prohibir el uso de artefactos eléctricos en el baño (radio, televisor, calentadores).
- No utilizar frazadas o calienta cama eléctricos, el niño puede recibir una descarga si se hace pipí.
- Mantener cables y aparatos en buen estado.
- Si a un niño le da la corriente no hay que separarlo del artefacto, porque junto con él, se electrocutará quien trata de salvarlo. En vez de eso, interrumpir de inmediato los circuitos eléctricos. Si se ignora dónde está, hay que desprenderlo dándole un golpe con un objeto de madera seca, goma o cartón.
- Un recién nacido no debe dormir en la cama de sus padres.
- El agujero de los chupetes de las mamaderas debe ser tal, que al invertirlas el líquido caiga gota a gota y no en chorro.
- Los menores de cuatro años tienen que comer acompañados.
- No permita que sus niños ingieran dulces estando acostados.
- No les permita jugar mientras coman.
- No es aconsejable darles maní (o similares).
- Mantenga pilas, alfileres, botones, baterías fuera de su alcance.
- Los juguetes deben ser de un tamaño mayor que su boca y no tener piezas pequeñas que puedan ser desprendidas y tragadas.
- Prohíba a sus niños jugar con bolsas plásticas.
- Si es pequeño, hay que colgarlo de los pies y golpearle fuertemente su espalda.
- Nunca introducir la mano en la boca para intentar extraer el cuerpo extraño, a menos que éste se vea, ya que puede empeorar la situación.
- Si es más grande, pida a su Pediatra que le enseñe la Maniobra de Heimlich, un procedimiento que ayuda a salvar la vida en estos casos. Enséñela a sus hijos y nana.
Maniobra de Heimlich: consiste en dar compresiones bruscas de la parte baja del tórax para movilizar el cuerpo extraño hacia fuera. En niños mayores aplicar 6 a 10 compresiones abdominales en la zona que está por sobre el ombligo, ya sea con el niño acostado de espalda o con el operador abrazándolo desde atrás. En lactantes menores de 1año no se recomienda esta maniobra por riesgo de ruptura de vísceras abdominales (hígado, bazo), en cambio se recomienda mantenerlos con la cabeza más baja que el tronco y practicar cuatro golpes en la espalda -entre las escápulas (paletas)-, luego cuatro compresiones toráxicas con los dedos sobre el esternón.
- Coloque seguros en las ventanas y rejas de protección en escaleras, balcones y terrazas para prevenir caídas de preescolares.
- Nunca deje solo al niño en un mudador o en una cama, ni siquiera por un minuto.
Las caídas de altura son las más peligrosas en los niños pequeños, porque se asocian frecuentemente a fracturas de cráneo.
- No permita que los niños corran o jueguen con objetos de vidrio y/o cortopunzantes, ni tampoco en lugares con pasto en jardines de edificio a menos que tenga la seguridad de que no haya un artefacto cortante en el terreno.
- Guarde las tijeras, cuchillos y otros objetos cortantes fuera del alcance de los niños. Si su hijo usa anteojos, asegúrese de que sean irrompibles o de material no astillable.
- Mantenga las herramientas y utensilios de jardinería lejos del alcance de los niños.
Dra. María Angélica Marinovic, inmunóloga.
Las alergias alimentarias son un conjunto de manifestaciones clínicas asociadas a la ingesta de un alimento, aunque sea en pequeñas cantidades. El paciente puede presentar una reacción alérgica caracterizada por picazón, ronchas, congestión nasal, sensación de pecho apretado, dificultad para respirar, dolor abdominal, vómitos, diarreas, etc. Esta reacción se debe a que el sistema inmune reacciona en forma exagerada a un alimento inocuo, produciéndose un anticuerpo de tipo inmunoglobulina E, el cual se desarrolla en cualquier momento aun cuando se haya comido sin problemas varias veces en el pasado.
Este tipo de alergia aparece con mayor frecuencia en personas con antecedentes familiares. En los niños la frecuencia es de un 6% y en adultos hasta un 3%.
Es importante mencionar que la alergia alimentaria debe diferenciarse de la intolerancia a los alimentos. Esta última es una respuesta física anormal a un alimento o aditivo alimentario y no se debe a una respuesta del sistema inmune. Un ejemplo de ello son las personas con intolerancia a la lactosa de la leche, la cual es causada por la ausencia o disminución de una enzima que descompone el azúcar de la leche (lactosa).
¿Qué alimentos pueden causar alergia?
En niños, los alimentos que causan la mayoría de las reacciones alérgicas son:
- Leche
- Huevos
- Maní
- Trigo
- Soya
- Frutos secos
En adultos son:
- Maní
- Frutos secos
- Pescados
- Mariscos
- Frutas
- Vegetales
Formas de presentación
La alergia alimentaria se puede presentar desde el periodo de recién nacido en adelante. En los lactantes, la causa más frecuente es la proteína de la leche de vaca, la que incluso pasa a la leche materna si la madre consume cualquier producto lácteo proveniente de la vaca.
Las manifestaciones clínicas de este tipo de alergia pueden ser:
- Urticaria (ronchas)
- Angioedema (hinchazón de tejidos blandos como párpados, labios, etc.)
- Obstrucción bronquial
- Reacción alérgica severa (anafilaxia)
En general, las alergias alimentarias pueden presentarse como urticaria, que son las manchas rojas solevantadas en la piel que producen mucha picazón y que aparecen y desaparecen rápidamente. A veces estas ronchas se agrupan y forman grandes placas rojas como también distensión de los tejidos, lo que causa dolor. La urticaria puede ser la única manifestación o también puede asociarse a otros síntomas.
- Vómitos
- Diarrea
- Dolor abdominal
- Deposiciones con sangre
- Flatulencia
- Irritación roja alrededor de la boca y garganta
- Picazón en los labios y paladar al comer el alimento causal
Es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, caracterizada por la presencia de manchas rojas con escamas que puede afectar los pliegues, produce mucha picazón por lo que la persona que la padece tiende a rascarse, lo que a su vez puede infectar las lesiones.
Una de las causas más frecuentes de la dermatitis atópica en niños pequeños se debe a la ingesta de alimentos, siendo ésta la primera manifestación de alergia.
Se manifiesta como tos, silbido del pecho y dificultad para respirar.
En algunos casos, consumir un alimento al cual se es alérgico provoca una reacción severa generalizada llamada anafilaxia, que en ocasiones puede ser mortal. Las primeras señales de esta grave forma de presentación son sensación de calor, rubor, hormigueo en la boca, urticaria y picazón. También puede haber mareos, falta de aire, estornudos, dolor abdominal, vómitos, diarrea, baja de presión e incluso, pérdida de conciencia y shock. Si no se trata en forma urgente puede causar la muerte.
Es fundamental hacer una buena historia clínica, conocer los antecedentes familiares del paciente y la existencia de otras alergias. También se ve la asociación entre la ingesta de un determinado alimento y la manifestación de alergia entre unos pocos minutos hasta dos horas después.
En el examen físico se debe evaluar el estado nutricional y buscar signos de dermatitis atópica, urticaria, obstrucción bronquial, entre otras manifestaciones. Es fundamental realizar una encuesta alimentaria donde se anote todo lo que el paciente consuma diariamente por una semana y correlacionar con los síntomas, para así determinar la frecuencia de consumo de ciertos alimentos y aditivos.
Dentro de los exámenes de laboratorio es muy importante el test cutáneo, el cual debe ser adecuadamente interpretado por el médico, ya que no todo resultado positivo significa que el paciente tenga una alergia. También está el test de parche, en el cual se coloca una muestra de alimentos sospechosos en la espalda del paciente y se lee a las 48 y 72 horas.
En aquellos casos en los cuales no se puede realizar un test cutáneo, se solicita una inmunoglobulina E específica de cada alimento sospechoso. El diagnóstico se confirma con un test de provocación oral, en el cual se da el alimento en forma gradual y se observa si hay reacción alérgica. Esto debe hacerse en un medio hospitalario y bajo supervisión médica por el riesgo potencial de reacción alérgica severa.
Si sospecha de que su hijo padece de alergia a algún alimento, debe consultar a su Pediatra quien lo derivará, para ser estudiado, al inmunólogo, gastroenterólogo y al nutriólogo, ya que ésta es una enfermedad que requiere un manejo multidisciplinario.
- Primeramente, se debe eliminar el alimento causal de la dieta.
- Es importante la educación de los padres y del paciente para que sepan reconocer los alimentos peligrosos. Para ello, deben leer todas las etiquetas de los productos alimenticios antes de consumirlos, saber que muchas de las proteínas alimenticias pueden tener más de un nombre, por ejemplo, en el caso de alergia a la proteína de leche de vaca se debe evitar todo lo que contenga caseína, caseinatos, caseína de cuajo, lacto albúmina, fosfato de lacto albúmina, acto globulina, lactulosa.
- Si es alérgico al maní debe evitar los frutos secos, aceite de maní, mantequilla de maní, etc.
- Si come fuera de la casa, deberá preguntar por los ingredientes utilizados. No basta con “sacar” el ingrediente del plato que le van a servir, ya que solo con ingerir una ínfima cantidad puede desencadenarse la reacción. En algunos casos basta con inhalar el alérgeno para que se produzca la reacción alérgica, la que puede ser grave y rápida.
- El paciente o sus padres deben estar siempre preparados para tratar una reacción alérgica severa, por lo que se aconseja llevar consigo adrenalina y un antihistamínico y saber administrarlas en las dosis y vía indicada por su médico.
Dra. María Angélica Pérez, broncopulmonar infantil
El asma bronquial es la causa más común de enfermedad crónica en la edad pediátrica y una de las primeras causas de consulta en los Servicios de Urgencia. Si no es bien tratada, provoca ausentismo escolar, una importante limitación de la actividad del niño y retraso en su desarrollo integral. Es una causa significativa de hospitalización en infantes y de ausentismo laboral en los padres.
Descripción de la enfermedad
El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de los bronquios que aparece como consecuencia de una reacción exagerada ante factores ambientales.
Existe evidencia que permite afirmar que está determinada genéticamente. Su forma de transmisión sería poligénica (varios genes en varios cromosomas), es decir, con genes que determinarían tener o no tener asma, que modularían el grado de severidad del asma, que se relacionan con la respuesta al tratamiento, entre otros. Esto explicaría que hijos de padres con asma puedan tener la enfermedad o no y que entre los que sí la tienen, ésta puede variar en cuanto a la severidad y forma de presentación.
¿Cómo detectarla?
El paciente asmático nace con una sensibilidad especial en los bronquios y a veces también en la nariz, la que se hace manifiesta cuando a través del aire llegan a los bronquios sustancias irritantes (humo de cigarrillo, polvos, pelusas, pólenes, etc.) o agentes infecciosos (virus y/o bacterias). Éstos provocan una reacción exagerada de los mecanismos de defensa del aparato respiratorio, la que se denomina hiperarreactividad (la reacción de los bronquios se manifiesta por edema –hinchazón- y secreciones -flemas-, lo que provoca obstrucción bronquial).
La expresión del asma bronquial es la interacción de factores genéticos y ambientales y puede tener diferentes formas de presentación:
- Síndrome bronquial obstructivo recurrente del lactante o persistente.
- Asma clásica con crisis de tos y sibilancias (silbido del pecho).
- Asma de ejercicio y asma nocturna.
- Tos crónica.
Factores de riesgo
Pueden dividirse en dos grandes grupos:
- Exposición a infección viral: virus respiratorio sincicial (VRS), parainfluenza, influenza, adenovirus (ADV).
- Nivel socioeconómico o cultural bajo.
- Hacinamiento, asistencia a sala cuna.
- Contaminación en la casa (humo de cigarrillos, uso de parafina, carbón o leña).
- Contaminación atmosférica.
- Lactancia materna insuficiente.
- Temperatura ambiental baja.
- Sexo masculino.
- Características de la vía aérea (calibre más pequeño).
- Hiperreactividad bronquial.
- Respuesta inmune alterada.
- Ser prematuro.
- Antecedentes personales de alergia.
- Antecedentes familiares de asma bronquial en padres y hermanos.
Factores críticos en el desarrollo de asma
Atopia es la tendencia a desarrollar enfermedades alérgicas como asma, dermatitis alérgica, rinitis alérgica y alergia a los alimentos. Los niños atópicos tienen mucho más riesgo de desarrollar asma. Es clara la predisposición hereditaria del asma y la atopia.
Cuando la mujer embarazada fuma, el niño tiene más posibilidades de tener síndrome bronquial obstructivo, menor desarrollo pulmonar, parto prematuro, enfermedad pulmonar crónica del prematuro, entre otras complicaciones.
Alergenos alimentarios
Durante el primer o segundo año de vida el desarrollo de alergia está asociado con la sensibilidad a los alimentos. La lactancia materna exclusiva por un mínimo de cuatro meses después del nacimiento, retarda la introducción de alimentos y disminuye significativamente el riesgo de alergia y asma infantil.
Alergenos inhalados
La sensibilización con aeroalergenos inhalados al interior de la casa (polvo, pelos y caspa de animales domésticos, cucarachas, hongos, entre otros). En menor medida también influye la sensibilización de aeroalergenos exteriores (pastos, malezas, pólenes, etc). El riesgo de desarrollar asma es mayor en niños que tienen altos niveles de alérgenos en sus casas, como partículas de polvo durante el primer año de vida. Además, el mayor nivel de exposición desarrolla síntomas más precozmente y más severos. En áreas donde la concentración de partículas de polvo es baja, el asma tiende a correlacionarse con alergias a gatos. Debido a que los alergenos de este animal son partículas muy pequeñas, rápidamente llegan a ser transportadas por el aire y ampliamente distribuidas en el hogar y en la comunidad. En algunas casas juega un rol importante el alérgeno de las cucarachas.
El humo de cigarrillo en el ambiente es importante en el desarrollo de asma infantil y en el empeoramiento del asma en pequeños y adultos. Mientras más precoz y prolongada sea la exposición al tabaco, mayor es el riesgo de desarrollar asma.
Las infecciones por virus pueden jugar un rol importante en el desarrollo de asma. La crisis de asma después de un virus respiratorio sincicial (VRS) parece promover el desarrollo de alergias y asma. Los niños altamente susceptibles (ambos padres alérgicos, con infecciones virales como VRS y virus parainfluenzae 3) se asocian con el desarrollo de alergias y primera crisis de asma.
Los síntomas más característicos son: tos, sibilancias (silbido al pecho), disnea (falta de aire), dolor al pecho, angustia y dificultad respiratoria en mayor o menor grado. Puede haber aumento de la frecuencia respiratoria, retracción de partes blandas (hundimiento de la piel entre las costillas) y cianosis (color morado de piel y mucosas). Mediante un examen, el médico podrá constatar la presencia de mayor sonoridad a la percusión del tórax, espiración prolongada, sibilancias y disminución de la entrada de aire a los pulmones
Se basa en la historia y en un examen físico. Los pacientes con asma presentan un espectro clínico que varía en grado de severidad a lo largo del tiempo o de una persona a otra.
No hay un examen de laboratorio único ni tampoco un conjunto de exámenes que definan por sí mismos el diagnóstico. Cada paciente se estudia individualmente con los exámenes que proceda de acuerdo a la edad: radiografía de tórax, recuento de eosinófilos (se trata de un tipo especial de glóbulos blancos en sangre, secreción nasal y bronquial) e IgE (inmunoglobulina E). Estos dos últimos, pueden estar elevados en el asma, test cutáneo y pruebas de función pulmonar denominada espirometría, test de ejercicio, test de metacolina.
El asma infantil se presenta típicamente en crisis y con reagudizaciones (los bronquios se contraen y se estrechan). Para establecer el diagnóstico del asma y su severidad, la historia clínica es lo más importante. Es decir, los antecedentes familiares de asma, rinitis, alergia (atopia), entre otros, tanto en padres como hermanos.
También hay que tener en consideración:
- Antecedentes personales (SBO recurrente, edad de comienzo de los síntomas respiratorios, alergias, rinitis, etc.).
- Características de los episodios de asma.
- Identificación de los agentes desencadenantes de efecto mantenido (polvo de habitación, caspa de animales, virus, medicamentos, etc.) y de los de efecto transitorio (ejercicio, humo de tabaco, emociones, contaminación ambiental, cambios climáticos, etc).
- Agravantes como rinitis alérgica, sinusitis, infecciones, etc.
- El número de episodios de sibilancias (episodios de asma) y su severidad (consultas al Servicio de Urgencia, hospitalizaciones).
Clasificar la gravedad del asma permite definir el tipo de tratamiento que el paciente necesita.
- Leve o episódica infrecuente: presenta menos de un episodio mensual de tos o sibilancias, cinco o menos sucesos en un año, con rápida respuesta a broncodilatadores, periodos ínter episodios asintomáticos y función pulmonar normal.
- Moderada o episódica frecuente: tiene episodios mensuales y seis o más sucesos en un año. Las crisis pueden ser intensas y prolongadas, presentar tos y sibilancias entre las crisis, especialmente con el ejercicio. La espirometría puede mostrar obstrucción de la pequeña vía aérea.
- Severa o persistente: se observan sibilancias a diario, crisis frecuentes y a veces severas que requieren hospitalización. La espirometría muestra alteración de la ventilación de tipo obstructivo que no mejora completamente con el broncodilatador.
El ejercicio es uno de los estímulos capaces de desencadenar una crisis de asma. El AIE es un fenómeno característico del asma bronquial. Es uno de los eventos clínicos que más altera la calidad de vida de un niño asmático. Se relaciona estrechamente con la severidad de la afección y, si bien es poco frecuente en el asma leve, es casi constante en el asma moderada y está siempre presente en el asma severa.
¿Puede hacer deporte un niño con asma? Sí. Puede practicar el deporte que desee e incluso realizar deporte de competición. El menor debe elegir el que más le guste y tener en cuenta que los principales generadores de asma son los deportes de actividad sostenida (atletismo de carreras, cross, fútbol, basquetbol, etc.) y en menor grado los secuenciales (natación, tenis, judo, etc.). Se desaconseja el buceo con bombas de aire. Cuando un pequeño está en crisis no debe realizar actividad deportiva hasta su recuperación.
Tratamiento para mantener
- Controlar los síntomas.
- Prevenir las crisis.
- Evitar consultas de urgencia.
- Mantener la función pulmonar normal.
- Reducir al mínimo el uso de broncodilatadores de acción corta.
- Mejorar la calidad de vida y que lleve una infancia normal que incluya deportes.
El manejo del niño asmático es un proceso dinámico, multidisciplinario e involucra a todo el medio que lo rodea, es decir, a su grupo familiar, colegio, instituciones juveniles y otros, los cuales deben actuar con metas e intereses comunes. Se debe:
- Informar a la comunidad y en especial a los menores asmáticos, que es posible resolver su problema a través del automanejo debidamente informando de su enfermedad.
- Estimular una vida normal.
- Desarrollar la conciencia ecológica de los pequeños, del grupo familiar y de los educadores en relación al tabaquismo y a la contaminación del ambiente fuera y dentro de la casa.
Los estudios epidemiológicos de la evolución natural en niños muestran que la mayoría tiende a mejorar después de la pubertad. Alrededor de un 60 a 70% de los pacientes con asma en su forma leve deja de tener síntomas después de los 14 años. A mayor grado de severidad, es mayor la posibilidad de continuar con síntomas en la edad adulta, en especial si se agregan factores de riesgo como tabaquismo, alergenos e irritantes ocupacionales.
Tratamientos
El tratamiento del paciente asmático es individual. Hay muchos factores individuales involucrados, especialmente en la respuesta a la terapia. El procedimiento debe ser flexible en el tiempo, considerando la evolución de los síntomas y la función pulmonar. Existen los medicamentos aliviadores o sintomáticos que se utilizan en las crisis de asma (broncodilatadores) y los medicamentos antiinflamatorios o preventivos, usados como mantención (esteroidales y no esteroidales). Estos deben administrase regularmente con el objeto de controlar la inflamación de los bronquios, que es la base de la enfermedad.
- Broncodilatadores: Revierten la contracción del músculo liso bronquial de las vías aéreas, disminuyendo la permeabilidad vascular, aumentando la eliminación y reduciendo la producción de mucus. Los broncodilatadores de acción corta como el salbutamol, fenoterol y terbutalina producen bronco-dilatación rápida y previenen la bronco-constricción inducida por el ejercicio. La duración de su acción es de cuatro a seis hrs., con un máximo efecto entre una a dos hrs. y un comienzo de acción de entre tres y 10 minutos. Estos medicamentos usados por vía inhalatoria son de elección para el manejo de los síntomas obstructivos en los pacientes asmáticos. Entre sus efectos adversos pueden producir taquicardia, temblor y baja de potasio en la sangre.
- Anticolinérgicos: El Bromuro de ipatropio es broncodilatador y actúa mediante una inhibición del tono bronquial. Su efecto se suma al de los broncodilatadores de acción corta.
- Teofilinas: Su mecanismo de acción aún no está aclarado. Tiene un efecto broncodilatador de menor potencia que los broncodilatadores mencionados anteriormente.
Se utilizan en forma permanente para prevenir las exacerbaciones y controlar el proceso inflamatorio crónico.
- Corticoides inhalados: Son los medicamentos más efectivos para el tratamiento del asma, tanto aguda como crónica, por su gran potencia antiinflamatoria (por ejemplo, fluticasona). Disminuyen la hiper-reactividad bronquial, mejoran la función pulmonar, reducen los síntomas y exacerbaciones y optimizan la calidad de vida. Deben usarse por tiempo prolongado. Entre sus efectos adversos están la infección por cándida (hongos) en boca y faringe, disfonía y efectos sistémicos con dosis altas. Estas consecuencias dependen de la dosis administrada.
- Broncodilatadores de acción prolongada (Salbutamol y Fenoterol): Su acción se prolonga por más de 12 horas. Agregados a corticoides inhalados permiten un mejor control del asma, especialmente en pacientes con síntomas nocturnos.
- Antileucotrienos (Montelukast): Se ha demostrado cierta mejoría de la función pulmonar, reducción de síntomas y disminución en la dosis de esteroides inhalados. Su eficacia es inferior a la de los esteroides inhalados a dosis bajas.
- Educación
- Informar adecuadamente sobre el problema del niño.
- Aprender a reconocer los síntomas, signos de la enfermedad y sobre todo de las crisis para actuar a tiempo.
- Modificar pautas culturales, por ejemplo, el temor injustificado al uso de corticoides, broncodilatadores e inhaladores. Esto lleva al equivocado concepto de rechazo por parte de la familia a estos medicamentos, los que usados correctamente no provocan trastornos.
- Evitar el tabaquismo y mascotas dentro del hogar.
- Modificar las características del hogar evitando los probables factores desencadenantes (uso de aerosoles, la humedad de las paredes, el polvo ambiental, etc.).
- En caso de uso de medicación preventiva, es necesario el entrenamiento familiar para su correcto uso.
Estas precauciones están orientadas a disminuir la acción de determinados alergenos que habitualmente actúan como desencadenantes de las crisis. Los más comunes dentro del hogar son los ácaros, pelos y caspa de animales domésticos, cucarachas, hongos, entre otros. Las medidas a adoptar son:
- Limpieza del piso con aspiradora y/o trapo húmedo (el niño debe permanecer fuera de la habitación cuando se realiza la limpieza).
- Lavado frecuente de frazadas, cortinas y muñecos de peluche (lo ideal es evitar este tipo de juguetes).
- Cubrir colchones y almohadas con fundas impermeables de tela, como se hace en los aviones.
- Ventilar adecuadamente las habitaciones, sobre todo donde el menor duerme o pasa gran parte de su tiempo.
- Impedir la humedad en las paredes para que no aparezcan hongos.
- Tratamiento adecuado para evitar la presencia de cucarachas (siempre en ausencia del niño).
- Evitar alfombras.
- Mantener fuera del hogar a las mascotas (perros, gatos, etc.).
- No fumar dentro de la casa.
- Fomentar el uso de calefacción no contaminante y no usar leña, carbón o parafina.
- Prescindir de los desinfectantes ambientales, pinturas o productos de limpieza mientras el pequeño esté presente y sin adecuada ventilación del lugar.
- En época de polinización mantener las ventanas cerradas durante la tarde.
- En caso de alguna alergia a alimentos controlar que no esté al alcance del infante.
Los cuadros diarreicos son predominantemente infecciosos y constituyen una causa importante de consultas al pediatra.
Agentes infecciosos
Éste es el agente más frecuente. Aunque se da más en niños pequeños, es capaz de infectar a un adulto. Es muy contagioso, se trasmite por el mecanismo ano-mano-boca y a través de objetos inanimados como juguetes.
Se caracteriza por un cuadro diarreico de inicio brusco, puede darse solo con fiebre o también con vómitos y diarrea. En ocasiones, estos tres síntomas se inician simultáneamente y muchas veces obligan a la hospitalización del paciente para hidratarlo por vía endovenosa.
El niño con rotavirus se siente muy molesto y en el lactante se traduce en decaimiento e irritabilidad frente a los estímulos. Es frecuente verlo en sus primeros días de evolución tirado sobre la cama y muy irritable al estimularlo.
Este virus tiene una evolución progresivamente más grave durante los primeros día, luego el niño comienza a disminuir las deposiciones y a mejorar su ánimo. No existe un tratamiento específico, solo hay que tratar de mantener la hidratación en espera de la evolución natural de la infección. En ocasiones, suele complicarse con la intolerancia a la lactosa de la leche, lo que obliga a cambiarla por una fórmula sin lactosa.
Estas enfermedades también tienen importancia, aunque son menos frecuentes. La shigella puede ocasionar diarrea líquida verdosa, pero también deposiciones con sangre derivada, no de una toxina sino de la invasión que producen a nivel del intestino grueso o colon. Los parásitos pueden producir diarrea pero está es generalmente de más larga duración y de menor incidencia.
Existen otros virus que pueden ocasionar diarrea (calicivirus, norovirus, adenovirus, enterovirus, etc.) y bacterias como la familia escherichia coli. De ellas se describen las enteropatógenas serotipo clásico, las entero-invasoras, entero-adherentes, entero-toxigénicas y las entero-homorrágicas a las cuales pertenece la peligrosa cepa EC O157:H7 adquirida por trasmisión desde un adulto o a través de la carne de vacuno molida y no bien cocida. Esta infección produce deposiciones diarreicas con sangre y puede complicarse con un síndrome hemolítico urémico (SHU), que se caracteriza por anemia hemolítica e insuficiencia renal, ambas debido a unas toxinas que produce la bacteria.
Evolución de la enfermedad
La evolución de la diarrea aguda en el niño es autolimitada, es decir, puede curarse sola si no se complica con deshidratación o persistencia de las deposiciones líquidas. En nuestro país es muy raro que la diarrea sea causa de muerte, y en los casos que lo ha sido se ha debido al retraso en la consulta médica de un niño con deshidratación, la cual es difícil de reconocer.
Los signos más frecuentes de deshidratación son decaimiento, ojos hundidos y disminución acentuada del flujo urinario, ya que el riñón está ahorrando agua. Posteriormente aparece el denominado signo del pliegue, que traduce la disminución del turgor y elasticidad de la piel por carencia de agua.
Las causas más frecuentes de hospitalización son la deshidratación y el gran número de vómitos que impide una adecuada hidratación por la boca (hiperemesis). Es por ello que se debe consultar al Pediatra cada vez que el niño, especialmente si es menor de dos años, presente diarrea, esté decaído, tiene deposiciones con sangre o si se sospecha de deshidratación.
Tratamiento
En el tratamiento de la diarrea lo primero que hay que hacer es establecer si está acompañada de deshidratación o hiperémesis. Si es así, se debe recurrir al tratamiento con líquidos endovenosos y, según la gravedad, a la hospitalización.
Existen medicamentos para disminuir los vómitos, pero éstos deben ser siempre indicados por un médico quien previamente evalúa si son parte del cuadro diarreico.
Además de las medidas anteriores, el tratamiento siempre debe ir acompañado de dieta e hidratación.
En lactantes menores de dos años la alimentación láctea puede conservarse íntegramente si el niño está con leche materna exclusiva. De no ser así, los volúmenes o concentración de las comidas deben estar de acuerdo a la tolerancia del paciente. De acuerdo a ello, eventualmente se pueden administrar alimentos no lácteos.
En los mayores de dos años puede evitarse totalmente la leche y reemplazarla por infusiones, además de la alimentación no láctea de acuerdo a los regímenes que se detallan a continuación:
Régimen
- Mamadera: Si está con pecho exclusivo mantenerlo de igual forma. Si no lo está, dar leche usual según tolerancia (menor volumen o diluida).
- Almuerzo y comida: Arroz o fideos cocidos, pollo sin cuero o posta cocida y molida, zanahoria cocida como única verdura, sal y un poco de aceite crudo. Postre: manzana rallada, plátano maduro molido sin fibra ni semilla o gelatina no roja (puede teñir las deposiciones y parecer sangre). Otros alimentos permitidos: sémola, pescado sin grasa cocido, quesillo y yogurt.
- Alimentos prohibidos: Verduras (excepto zanahoria), leguminosas secas, pan blanco e integral, frutas (excepto manzana y plátano), carne, pescado frito, queso, leche distinta de la indicada, huevo, mantequilla, mermelada, condimentos, bebidas gaseosas y jugos de fruta.
- Dar de beber líquidos entre las mamaderas y comidas: (Elegir 1, 2 o 3)
Sueros preparados como ReHsal 60: diluir un sobre en 250 cc. de agua hervida fría
2. Pedyalite líquido.
3. Infusiones de canela, manzanilla o agua de arroz, agua mineral sin gas, todas ellas con una cucharadita de azúcar por cada taza.
Administrar según tolerancia usando cucharita, bombilla, pajita, taza o mamadera: En general las soluciones con mayor cantidad de sodio son menos toleradas por los pacientes.
- Desayuno y once: Té puro con azúcar y galletas de soda o agua con quesillo o dulce de membrillo.
- Almuerzo y comida: Arroz o fideos con pollo sin cuero o carne de vacuno sin grasa o pescado cocido a la plancha. Sal y aceite crudo en pequeña cantidad. Postre: manzana rallada, plátano molido sin fibra o gelatina no roja. Otros alimentos permitidos: sémola, yogurt, maicena, chuño.
- Alimentos prohibidos: Verduras, frutas (excepto manzana y plátano), mermeladas, frutas en conserva, frutas confitadas, alimentos fibrosos, fiambres, mariscos, todo tipo de queso mantecoso, bebidas gaseosas o de fantasía, helados, productos de pastelería, chocolate, café, té hervido y todos los alimentos que no están nombrados en la lista de alimentos permitidos.
- Dar de beber líquidos entre las mamaderas y comidas: (Elegir 1, 2 o 3)
Sueros preparados como ReHsal 60: diluir un sobre en 250 cc de agua hervida fría
2. Pedyalite líquido.
3. Infusiones de canela, manzanilla o agua de arroz, agua mineral sin gas, todas ellas con una cucharadita de azúcar por cada taza.
Administrar según tolerancia usando cucharita, bombilla, pajita, taza o mamadera: En general las soluciones con mayor cantidad de sodio son menos toleradas por los pacientes.
Una vez lograda las deposiciones normales, se puede volver a la cantidad de leche habitual aumentando volumen o concentración de a poco en dos a tres días. Las verduras se deben reintroducir paulatinamente: papa el primer día, zapallo el segundo y las verduras verdes al tercero. Introducir la fruta habitual también de a poco, en varios días.
No son indispensables y su solicitud depende del criterio del médico. Habitualmente el especialista solicita exámenes de deposiciones como Test para Rotavirus, coprocultivo (cultivo de deposiciones para buscar a una eventual bacteria) y leucocitos fecales, que si están en forma abundante, predominando los polimorfonucleares y a veces acompañado de glóbulos rojos, sugieren infección bacteriana invasora. Cabe recordar que la negatividad de éstos no excluye la existencia de virus o bacterias como causa de la diarrea.
En general, son muy pocas las diarreas que requieren de medicamentos. Se justifica el uso de antibióticos en las infecciones por shigella, cólera y escherichia coli enteroinvasora y en casos graves. Toda indicación de medicamentos debe ser dada por el Pediatra.
No se recomienda el uso de antibióticos si se sospecha de una diarrea por escherichia coli enterohemorrágica y Salmonela, tampoco en infecciones por rotavirus.
Existe una vacuna para prevenir la diarrea grave por rotavirus (Rotarix) que está disponible en el Vacunatorio de Clínica Santa María. Se coloca en dos dosis, la primera a las seis semanas de vida y la segunda a las cuatro. La indicación del laboratorio excluye la colocación pasado los seis meses.
También existe una para el cólera, cuya eficacia es aún dudosa.
En general, lo principal es el aseo riguroso en el manejo de los alimentos, incluyendo el lavado de manos. También es importante conocer ciertas costumbres culinarias como por ejemplo, saber que la salmonela viene dentro del huevo y para evitar su infección éstos deben conservarse a temperatura de refrigerador y no deben consumirse huevos crudos (huevo a la ostra, malta con huevo, merengue, mayonesas caseras, etc.). Además, con el uso de los huevos pueden contaminarse utensilios de cocina en los cuales posteriormente se maneja otro alimento y se produce la infección de un ser humano.
La Escherichia coli enterohemorrágica puede venir en hamburguesas mal cocidas y también en vegetales (manzanas u hortalizas) contaminadas con deposiciones de vacunos que son su reservorio natural.
Si un integrante de la familia está con diarrea, deben extremarse las medidas del lavado de manos toda vez que se toca al enfermo o se utilizan utensilios que éste tocó, ya que el rotavirus y la salmonela pueden durar mucho tiempo en objetos y producir la difusión de la infección. También debe considerarse la adecuada eliminación de los pañales con deposiciones diarreicas del menor.
Dra. Rossana Faúndez, gastroenteróloga infantil
El dolor abdominal recurrente (DAR), también llamado crónico, es una entidad válida y de presentación frecuente, sobre todo en edad escolar y adolescentes. La mayoría de las veces es de causa funcional más que orgánica, es decir, ambiental o psicológica y casi siempre sin patología orgánica demostrable que explique los síntomas. Es una causa frecuente de consulta en Pediatría General y Gastroenterología Pediátrica, está presente en un alto porcentaje de la población escolar sobre los nueve años y es más frecuente en mujeres que en hombres.
Definición
Se trata de un dolor abdominal que dura al menos 12 semanas no consecutivas, que interfiere la actividad normal durante un periodo de seis meses y puede tener o no relación con eventos fisiológicos (comer, defecar etc.).
El DAR funcional puede dividirse en tres formas de presentación:
- Síndrome dispéptico: Caracterizado por dolor con dispepsia (malestar epigástrico o supra umbilical, náuseas, vómitos, saciedad precoz).
- Síndrome de intestino irritable (SII): Dolor con alteración de consistencia de las deposiciones o de la frecuencia de los movimientos intestinales (diarrea, constipación, alternancia de diarrea y constipación).
- Síndrome periódico o DAR funcional clásico: Dolor episódico paroxístico de ubicación periumbilical.
Si bien es cierto que en la mayoría de los casos no existe una enfermedad orgánica que explique los síntomas, siempre hay que tener en claro que el rótulo de “funcional” es descartando lo orgánico. Por lo tanto, es muy importante que frente a esta sospecha se consulte al Pediatra, quien evaluará la posibilidad de solicitar exámenes o enviarlo directamente a un Gastroenterólogo Infantil.
La patología a descartar es variada, por lo que se necesitarán exámenes. Por esto es muy importante que se conozcan los siguientes síntomas de alarma, que los médicos denominan “banderas rojas”, que hacen sospechar fuertemente una causa orgánica en el DAR y que frente a ellas es fundamental que se acuda al Pediatra o Gastroenterólogo Infantil.
- Edad de presentación menor de cuatro años.
- Dolor localizado, excéntrico (alejado del ombligo), irradiado (dorso, hombro).
- Pérdida de peso, pobre crecimiento, retraso de pubertad.
- Patrón intestinal alterado persistente (diarrea, constipación), sangrado intestinal, hemorragia intestinal oculta.
- Síntomas extra-intestinales: Fiebre, artralgia (dolor articular), disuria (dolor al orinar), ictericia (coloración amarilla de piel y mucosas).
- Vitoria de viaje al exterior o vacaciones recientes (riesgo de exposición a agua o leche contaminada).
- Historia familiar de enfermedad inflamatoria intestinal (colitis ulcerosa, Enfermedad de Crohn), enfermedad ulcerosa del estómago, migraña.
- Déficit inmunológico congénito, adquirido, postrasplante.
- Uso de medicamentos antiinflamatorios no esferoidales (AINE: ibuprofeno, diclofenaco sódico, naproxeno, etc), ácido acetil salicílico (AAS o aspirina).
- Laboratorio básico anormal: Anemia, velocidad de sedimentación elevada (VHS), parásitos en las deposiciones.
Los médicos reservan las pruebas de laboratorio para aquellos que cumplen con los “síntomas de alarma” o para los pequeños con síntomas específicos que sugieren enfermedad orgánica. Si por la clínica (historia clínica y examen físico normal) cumple con criterios de DAR funcional o clásico o Síndrome de intestino irritable, el Pediatra y Gastroenterólogo Infantil puede iniciar una terapia empírica más que embarcarse en una evaluación extensa.
En caso de la necesidad de realizar un estudio, se solicitarán los siguientes exámenes: sangre, orina, deposiciones, imágenes y eventualmente endoscopías.
Se sugiere consultar directamente al Gastroenterólogo Infantil si hay:
- Presencia de síntomas de alarma o “banderas rojas”.
- Sospecha de acusa orgánica gastrointestinal.
- Fracaso de terapia empírica instaurada al inicio (después de uno o dos meses).
- Síntomas inexplicados por más de tres meses.
- Si hay fracaso de la terapia supresora de ácido en DAR, evidencias de laboratorio de enfermedad (anemia por déficit de hierro, VHS elevada, serología para EII), fracaso de terapia antiespasmódica para DAR, se requerirá colonoscopía.
- El tratamiento debe centrarse en la liberación del dolor y más dirigido en recupera la actividad total y normal del niño. Esto debe ser entendido y tratado de inicio por los padres.
- Es recomendable no hospitalizar al pequeño de manera innecesaria, porque refuerza el comportamiento ambiental al dolor y perpetúa el trastorno.
- Si cumple cabalmente criterios de funcional, el médico puede iniciar tratamiento empírico según patrón clínico predominante (dieta, medicamentos etc.).
- Tratamiento de las co-morbilidades psicológicas, tales como ansiedad y depresión, e identificar los gatillantes ambientales de dolor y considerar las “fobias escolares”. La intervención psicológica tienen un rol muy importante. Las metas de la terapia psicológica son modificar pensamientos, opiniones y respuestas conductuales para síntomas y efectos de la enfermedad. También se cuenta con herramientas como terapias de relajación, de reforzamiento, hipnosis y terapia familiar.
- Los padres deben saber que el DAR funcional parece ser una condición crónica que acompaña a lo largo de la vida y se inicia en la niñez. Dos tercios de estos pacientes continúan con quejas en la adultez referidas al abdomen (colon irritable, dispepsia no ulcerosa, etc.) y también quejas extra- intestinales como jaquecas.
- Con alta frecuencia los padres necesitan encontrar la causa, tanto como la “cura” para el dolor de sus hijos, y esta necesidad de encontrar “una causa más que una razón” hace difícil que acepten a los factores psicológicos, en particular los desórdenes relacionados al estrés (escolar, familiar, fobias escolares, niños víctimas, niños abusados o maltratados) como causa del dolor.
- Es así como el 50% de los niños sigue con dolor después de tres años de seguimiento y la aceptación del modelo bio-sico-social (vale decir aceptar que la acusa es funcional, ambiental o sicológica) por parte de los padres se asocia fuertemente a recuperación.
Dr. Santiago Ibacache, otorrinolaringología
En la práctica clínica se habla de hipertrofia adenoidea o amigdalar cuando se observa un agrandamiento de dichos tejidos debido al aumento en el número total de células que forman los adenoides o las amígdalas.
Causas
Este crecimiento se debe a la proliferación de las células por las que están constituidas, que corresponden a una parte de los glóbulos blancos y que puede ser por estimulación de cuadros infecciosos tal como los virus.
Formas de presentación
Este crecimiento patológico se puede traducir en obstrucción de la vía aérea que se manifestará como ronquido al dormir, respiración ruidosa, pausas en la respiración (apneas) o respiración bucal.
También puede ser por obstrucción de la deglución que se manifiesta en atoro frecuente, dificultad para tragar alimentos más gruesos y náuseas fáciles.
Además, se puede producir alteración de la resonancia de la voz y dificultad de pronunciación de algunas letras. Ocasionalmente, el tejido adenoideo puede comprometer la función de la Trompa de Eustaquio (comunicación de oído con nasofaringe) y provocar infecciones a repetición u otitis secretora. Esta patología queda en evidencia durante el examen físico directo al observar boca, garganta y ayuda también una radiografía de cavum nasofaríngeo o visualización con fibroscopía.
Tratamiento
Lo primero es realizar una evaluación con el Pediatra, quien lo derivará a Otorrinolaringología, si es necesario. Allí se decidirá si es recomendable solo controlar o además definir manejo quirúrgico.
Este último consiste en retirar quirúrgicamente amígdalas y/o adenoides agregando revisión de oídos si es necesario. Esta cirugía requiere de anestesia general, normalmente con estada en la clínica por 8 horas y luego una semana de observación en la casa.
Pronóstico
Después de siete días de postoperatorio, el paciente será dado de alta y normalmente es una solución definitiva.
Dra. Marta Azocar P. Nefróloga Infantil
La infección del tracto urinario (ITU), o infección urinaria, es la invasión y colonización de las vías urinarias (desde el riñón hasta la uretra) por microorganismos.
En la mayoría de los casos, los gérmenes llegan por vía ascendente, es decir, desde la zona perianal (región del esfínter anal y genitales) a la uretra, luego a la vejiga donde se multiplican y producen cistitis, lo que también es conocido como infecciones de las vías bajas. Si el germen sigue ascendiendo a través de los uréteres, llega a uno o ambos riñones causando pielonefritis (infecciones de las vías altas).
El germen más común es la Escherichia Coli (90% de los casos), pero también otras bacterias pueden producir infección urinaria como la Klebsiella, Proteus, Enterococo, Enterobacter, Pseudomona, etc.
Cabe mencionar que las infecciones urinarias son más frecuentes en mujeres que en varones.
Formas de presentación
Dependiendo de la edad, son los síntomas que se pueden presentar:
- En lactantes con ITU puede manifestarse solo con fiebre, dolor lumbar, decaimiento, vómitos, diarrea y disminución del apetito.
- En niños mayores, los síntomas pueden ser más floridos: disuria (dolor al orinar) asociada o no a fiebre, dolor lumbar, decaimiento, urgencia miccional (inminente necesidad de orinar), poliarkuria (micción frecuente), mojar la cama en el día y a veces en la noche.
¿A quién consultar y en qué consistirá el tratamiento?
Se debe consultar a un pediatra quien, ante la sospecha de ITU, solicitará los exámenes correspondientes.
Para su diagnóstico se requiere de exámenes de orina completa, que se puede obtener dentro del mismo día. Éste, orienta a la presencia de una infección urinaria, pero el diagnóstico definitivo lo da el recuento de colonias que hace el urocultivo, cuyo resultado demora 48 horas.
La recolección de orina debe hacerse cumpliendo rigurosas normas de higiene.
Requiere tratamiento antibiótico específico y seguimiento para evaluar al niño en cuanto a si requiere mayores estudios de laboratorio y/o imágenes como ecografía abdominal y uretrocistografía retrograda. Éstas, que son de rutina en menores de cuatro años, tiene el objetivo de estudiar la vía urinaria con el fin de determinar si existe alguna malformación uretral (devolución anormal de orina desde la vejiga al uréter), entre otros.
Para un mejor tratamiento, son importantes algunas medidas generales como ingesta adecuada de líquidos, reposo si el médico lo estima conveniente y manejo de la fiebre.
Tiene tendencia a repetirse la enfermedad, pero en general el pronóstico es bueno si se cumple adecuadamente el tratamiento y las indicaciones del médico tratante. También dependerá si existe o no alguna alteración de la vía urinaria asociada.
Dr. Carlos Ubilla, broncopulmonar infantil
La laringitis aguda es una enfermedad infecciosa que produce una inflamación de la laringe y la tráquea, y puede causar distintos grados de obstrucción de la vía aérea superior. La causa es una infección viral, siendo el más frecuente el virus parainfluenza.
Afecta preferentemente a niños entre seis meses y tres años de edad, y es más frecuente en los meses fríos, aunque pueden ocurrir casos en cualquier época del año.
Síntomas
La laringitis aguda habitualmente comienza con los síntomas de un resfrío:
- Secreción nasal acuosa
- Tos ronca (de perro)
- A veces fiebre
Luego aparecen los síntomas dados por la inflamación de la laringe:
- Voz y llanto ronco
- Tos crupal o de perro
También pueden aparecer síntomas debidos a distintos grados de obstrucción de la vía aérea superior, como estridor laríngeo (ruido al inspirar) y dificultad respiratoria.
Si la obstrucción de la vía aérea se hace crítica, produce una insuficiente entrada de aire a los pulmones y, por lo tanto, falta de oxigenación de la sangre. Por lo anterior, se considera que la laringitis es una enfermedad potencialmente grave, sin embargo, la evolución puede ser rápida, hacia la mejoría o empeoramiento.
Existe otra forma clínica de presentación de la laringitis: la espasmódica (Croup). Se caracteriza por tener un comienzo brusco, la mayoría de las veces empieza en la noche, habitualmente sin fiebre y sin los síntomas de una infección viral. Se produce por el edema o hinchazón de la mucosa que recubre la laringe y, por lo general, es de causa alérgica.
Esta enfermedad se clasifica en cuatro grados de severidad lo que es útil para decidir el tratamiento.
- Grado I: Hay disfonía (tos, voz y llanto ronco) y estridor inspiratorio.
- Grado II: Se agrega dificultad respiratoria, hay mayor esfuerzo para hacer entrar el aire lo que se manifiesta por retracción intercostal (se hunde la piel entre las costillas en la inspiración).
- Grado III: Mayor dificultad respiratoria y algunos signos de falta de oxigenación en la sangre, como inquietud, sudoración y palidez.
- Grado IV: Cianosis (coloración azul en labios, uñas y piel) y compromiso variable del estado de conciencia.
La mayoría de los niños presenta los síntomas del Grado I o II. Sin embargo, unos pocos empeoran y a veces rápidamente.
El diagnóstico y el grado de severidad se establecen por la historia y el examen físico, sin necesidad de exámenes.
Es importante diferenciar la laringitis de la aspiración de un cuerpo extraño en la vía aérea. Este es un cuadro de dificultad respiratoria de aparición brusca en que pude existir historia de atragantamiento súbito.
El tratamiento va a depender del grado de obstrucción. En el grado I, se debe consultar al pediatra y es muy importante la observación cuidadosa y permanente del niño. Éste debe permanecer en su casa en un ambiente tranquilo y se pueden administrar analgésicos o medicamentos para la fiebre.
Si la enfermedad empeora, se debe consultar rápidamente al especialista o trasladar al niño a un Servicio de Urgencia.
En el grado II, el tratamiento se debe realizar en un Servicio de Urgencia. El médico puede dar corticoide oral o inyectable, que tiene un efecto anti-inflamatorio, con lo que desinflama la mucosa de la laringe y disminuye así la obstrucción –tarda algunas horas en hacer efecto-. También se realizan nebulizaciones con adrenalina, lo que produce una contracción de los vasos sanguíneos de la mucosa de la laringe con lo que disminuye la hinchazón. El efecto de la adrenalina es rápido pero puede haber un rebote, es decir, al pasar el efecto -que es de algunas horas- puede reaparecer la obstrucción.
En el grado III, el niño debe hospitalizarse en una Unidad de Paciente Crítico Pediátrico. Si no hay mejoría rápida con las medidas anteriores, es necesario realizar una intubación endotraqueal. Ésta consiste en poner un tubo por la boca que pasa luego por la zona estrechada de la laringe, para que así pueda llegar aire y oxígeno a los pulmones. El tubo se mantiene hasta que ceda la inflamación grave.
El grado IV se considera como emergencia vital y el niño debe ser rápidamente intubado y trasladado a Una Unidad de Paciente Crítico Pediátrico.
En general, la enfermedad se resuelve favorablemente después de algunos días. En algunos niños este cuadro se puede repetir, disminuyendo su frecuencia a medida que crece.
Dra. Cecilia González, infectóloga pediatra
Meningitis significa inflamación de las membranas que cubren el cerebro y la médula espinal (meninges). La meningitis viral (MV) es la meningitis más frecuente en la infancia y, tanto la evolución como su pronóstico -salvo casos excepcionales- son favorables.
Causas
Más del 90% de estas meningitis están causadas por virus pertenecientes al grupo Enterovirus. Los más comunes entran por la boca, se multiplican en el cuerpo y son excretados por las deposiciones. Las manos sin lavar pueden llevar el virus y trasmitirlo a otra persona (esto se llama trasmisión fecal-oral).
Síntomas
La mayoría de las personas expuestas a estos virus no experimentan síntomas o presentan algunos leves como cuadros febriles sin meningitis.
Generalmente, el comienzo es repentino con fiebre, malestar general, vómitos, dolor de cabeza y de cuello. En niños más pequeños el dolor se manifiesta con irritabilidad.
Dependiendo del virus, puede aparecer una erupción en la piel. Ciertos virus también pueden causar síntomas gastrointestinales (diarrea, vómito) y respiratorios (resfrío común y dolor de garganta).
¿A quién consultar y en qué consistirá el tratamiento?
Debe consultar a su Pediatra, quien puede realizar pruebas de laboratorio para cerciorarse que no se trata de una enfermedad grave.
Un niño con meningitis viral requiere reposo, tomar abundante líquido y analgésicos.
En la actualidad, solo disponemos de tratamiento para la meningitis por herpes simples. La mayoría de los pacientes se recuperan dentro de siete días y, generalmente, sin secuelas.
Si un niño presenta cefalea muy intensa o vómitos frecuentes, es necesario hospitalizar para administrar líquido y/o analgésicos intravenosos.
Diagnóstico
Para realizar el diagnóstico de MV se requiere examinar el líquido cefalorraquídeo, que baña las meninges. Para ello, es necesario hacer una punción lumbar al niño en un espacio situado entre dos vértebras en la parte baja de la columna vertebral (columna lumbar). El análisis del líquido confirmará o desacatará la existencia de una meningitis.
Pronóstico
En general, la meningitis viral (con excepción de la herpética) tiene una buena evolución y curación sin secuelas.
Dra. María Carolina Cruz y Dr. Jaime Lozano, broncopulmonar Infantil
Neumonía
Es la inflamación e infección del tejido pulmonar y de las vías aéreas bajas (bronquiolos finos) causada por diferentes gérmenes, siendo los más frecuentes virus y bacterias, más raro hongos o parásitos. Existen otras causas de neumonías:
- Aspirativas (alimentos o cuerpo extraño)
- Secundarias a enfermedades inmunológicas.
- Bronconeumonía, si se comprometen varios lugares del sistema respiratorio.
La neumonía es la segunda causa de hospitalización en la población infantil de Chile (luego de las enfermedades perinatales), la primera causa de muerte en el menor de un año (1.4 por 1.000 recién nacidos vivos) y es responsable del 50% de las hospitalizaciones en los dos primeros años de vida.
En los niños menores de dos años, la causa más frecuente son los virus, especialmente el VRS (virus respiratorio sincicial), mientras que en el recién nacido y en el niño mayor, la principal causa de infección pulmonar son las bacterias.
Factores de riesgo
Factores considerados de riesgo para el desarrollo de una neumonía son:
- Edad: Menor de un año (especialmente el menor de tres meses), ya que tienen un sistema inmunológico aún inmaduro.
- Asistencia a sala cuna: Mayor riesgo de contagio de infecciones desde otros niños asistentes.
- Tabaco intrafamiliar: Madre fumadora aumenta dos veces riesgo de desarrollar neumonía y obstrucción en el niño.
- Enfermedades preexistentes: Enfermedad congénita del corazón, enfermedad pulmonar crónica, daño neurológico, malformación pulmonar.
- Inmunodeficiencia (bajas defensas).
- Desnutrición.
- Hospitalización previa por otras causas.
Los virus respiratorios son la principal causa de infecciones respiratorias agudas. Se transmiten por el contacto directo entre un niño enfermo y otro sano. El contagio se produce por inhalación de los aerosoles de las secreciones infectadas que el enfermo expulsa por la tos o por el estornudo y también por el contacto de las manos contaminadas con las secreciones, de la boca, nariz y/o conjuntiva ocular de un niño enfermo. Los virus entran a las células del epitelio respiratorio de las vías aéreas superiores, se multiplican en su interior y producen inflamación (rinitis, faringitis, amigdalitis, otitis).
En la mayoría de los casos la evolución de estas enfermedades es benigna y con una rápida recuperación. En otros casos, cuando hay factores de riesgo, los virus son capaces de descender desde las vías aéreas superiores a las inferiores inflamándolas (traqueitis, bronquitis, bronquiolitis, bronquitis obstructiva) y pueden extenderse hasta los alvéolos produciendo una neumonía viral.
La neumonía viral puede ser causada por uno de los siguientes virus respiratorios:
- Virus respiratorio sincicial (VRS).
- Influenza
- Parainfluenza
- Adenovirus
- Metapneumovirus
Puede en algunos casos haber una infección agregada de otro virus o bacterias, lo que se denomina infección mixta.
El VRS es el principal agente causal de neumonía en el niño menor de tres años. Produce epidemias todos los años, habitualmente desde fines del otoño hasta principios de la primavera. La fuente de contagio son los niños mayores y adultos en los que la infección por este virus suele causar una inflamación de las vías aéreas superiores (resfrío, faringitis). En promedio entre un 1 a 2% de los menores tiene infección grave que requiere hospitalización.
Las manifestaciones clínicas de la neumonía varían de acuerdo con la edad del niño y la existencia o ausencia de enfermedades subyacentes. También es relevante el tipo de virus. En general, al inicio de la enfermedad, los síntomas no difieren mucho de los de un resfrío común (ruido nasal por secreciones, estornudo, intranquilidad). Sin embargo, después de algunos días se presenta la tos, que puede ser productiva (con flemas) o no productiva y además cada día más frecuente; se agrega taquipnea (respiración rápida), dificultad respiratoria, manifestada por retracción (hundimiento de las costillas) y quejido al respirar.
También puede haber fiebre de intensidad variable, irritabilidad, decaimiento, rechazo alimentario y vómitos, (desencadenados por la tos) con visualización de flemas. El niño siente, a veces, dolor abdominal.
En el recién nacido y lactante pequeño, la tos puede ser un signo poco frecuente y cuando se presenta, ser de poca intensidad. En este grupo de niños, el quejido al respirar, la retracción u otros signos más útiles como el rechazo alimentario o el aumento del compromiso del estado general, deben alertar a los padres para consultar a su Pediatra oportunamente.
Las pausas durante la respiración o la cianosis (coloración violácea) alrededor de la boca, son signos de gravedad y deben motivar inmediatamente el traslado del niño al Servicio de Urgencia más cercano.
Las infecciones respiratorias en el niño mayor de cinco años son principalmente causadas por bacterias. Existen muchas de ellas capaces de causar neumonía.
La neumonía bacteriana puede desarrollarse por sí sola o después de una infección viral de las vías respiratorias altas, como por ejemplo influenza. Las principales bacterias causantes de neumonía son: el streptococcus pneumoniae (Neumococo), micoplasma pneumoniae, haemophylus influenzae y menos frecuentemente clamydia, staphylococcus, peneumocytis carinii, este último en inmunodeprimidos (pacientes con defensas bajas) y enfermos de SIDA.
- Tos
- Fiebre
- Cuadro de resfrío unos días previos que empeora progresivamente.
- La fiebre puede estar ausente en niños pequeños, en inmunosuprimidos de dificultad o en aquellos que cursan infección por micoplasma.
- Decaimiento
- Inapetencia o rechazo alimentario.
Los signos de dificultad respiratoria son variables según la gravedad: respiración rápida, hundimiento de costillas al respirar, movimiento de las fosas nasales, quejido y ruidos en el pecho al respirar. También la neumonía se puede presentar como un cuadro febril, sin otro síntoma, o bien como dolor en el tórax o en el abdomen.
El diagnóstico se hace principalmente con un examen clínico, es decir, por la historia y el examen físico. El médico ante la sospecha puede solicitar radiografía de tórax, lo que permite confirmar o descartar la sospecha de neumonía y orientar hacia la causa: virus o bacteria.
- Técnicas rápidas de estudio: Inmunofluorescencia y test pack. El aspirado de las secreciones nasofaríngeas permite obtener la muestra para la identificación de virus respiratorios y para la bacteria productora de la tos.
- Cultivo viral y bacteriano: Con las nuevas técnicas de cultivo celular se puede tener resultados en dos días.
- Análisis de sangre: Hemograma y proteína C reactiva (orientan a causa bacteriana o viral de la neumonía) y cultivo de sangre (hemocultivo) para aislar e identificar una bacteria.
La mayoría de las neumonías en niños causadas por virus o por bacterias no complicadas no requieren hospitalización. Usualmente responden al tratamiento habitual y se resuelven sin problemas.
Recomendación a los padres:
- Aseo nasal frecuente con agua o solución fisiológica (para mantener la vía aérea alta despejada).
- Alimentación fraccionada, en pequeñas cantidades, liviana y con líquido abundante sin forzar, manteniendo principalmente la hidratación.
- Evitar el exceso de abrigo usando ropa cómoda y holgada.
- En relación al baño de aseo corporal, éste se recomienda realizar según necesidad (excesiva sudoración del niño) o como medida de control de fiebre alta. Debe ser con agua tibia, en ambiente temperado y de corta duración.
- Control de fiebre mediante el uso de antipiréticos (paracetamol) o antiinflamatorios (ibuprofeno o diclofenaco). Las dosis e intervalos de administración dependen de la edad y peso del niño y deben ser indicadas por el médico.
- Medicamentos antitusivos no son recomendables, ya que la tos es un importante mecanismo de defensa que permite la expulsión de secreciones y por lo tanto la limpieza de las vías aéreas por lo cual no es conveniente inhibirla, a menos que el médico considere apropiado hacerlo.
- Broncodilatadores: Los medicamentos para uso en aerosol (inhaladores), podrían ser de utilidad en las neumonías virales y algunas bacterianas con obstrucción bronquial y síntomas de asma bronquial.
- Antibióticos: No actúan contra los virus, por lo tanto no modifican la evolución ni disminuyen el riesgo de complicaciones, por lo que no están indicados. Se deben utilizar cuando el cuadro clínico, la radiología y los exámenes de sangre sugieren una infección bacteriana.
- Kinesioterapia respiratoria: Es útil para facilitar la eliminación de las secreciones desde las vías aéreas especialmente en los lactantes. En ellos la infección produce una respuesta inflamatoria bronquial con gran hipersecreción.
Se debe hospitalizar en caso de neumonía grave, es decir, con insuficiencia respiratoria y que necesita oxígeno. Se sospecha frente a los siguientes signos:
- Dificultad respiratoria (respiración rápida, hundimiento de la piel entre las costillas, quejido al respirar).
- Cianosis (coloración violácea de la piel) es un signo de insuficiencia respiratoria grave.
El tratamiento incluye:
- Uso de medicamentos endovenosos en aquellos niños con mala tolerancia oral.
- Alimentación fraccionada en pequeñas cantidades, por vía oral cuando esto sea posible o bien, a través, de una sonda naso-gástrica (alimentación enteral a goteo continuo).
- Administración de suero por la vía endovenosa para asegurar un buen estado de hidratación del niño.
- Aseo nasal y drenaje de las secreciones mediante la kinesiterapia respiratoria.
- Oxigenoterapia: el oxígeno se usa en la concentración necesaria y en forma continua, hasta que se revierte la situación que generó la insuficiencia respiratoria.
- La ventilación mecánica está indicada para los casos más severos en los cuales no se ha logrado corregir la insuficiencia respiratoria con naricera o mascarilla. Existen dos modalidades de ventilación mecánica, la invasiva y la no invasiva. En ambas se emplea un ventilador mecánico que se conecta al niño a través de un tubo endotraqueal en el primer caso y de una mascarilla completamente sellada a la cara del niño en el segundo caso.
- Antibióticos: indicados frente a la sospecha o confirmación de una infección bacteriana. No tienen indicación en una neumonía viral.
- Broncodilatadores: se usan en el niño con una crisis de asma asociada a la neumonía viral o bacteriana.
Vacunación: Existe vacuna para algunos de los gérmenes que producen neumonía o que facilitan su aparición secundariamente a la infección por este agente. Virus: Vacuna antigripal o contra la influenza (actualmente se indica en campañas sólo a población de riesgo). Bacterias: En caso de haemophilus influenzae y tos convulsiva (forman parte del Programa Nacional de Inmunizaciones) y el neumococo (Prevenar, Pneumo23, no forman parte del programa nacional). Fomentar la lactancia materna por lo menos los primeros seis meses de vida y alimentación adecuada. Evitar contacto con pacientes enfermos y sus objetos.
Dra. M. Alejandra Aljaro
Es muy importante saber que a un niño sano le corresponde tener una boca sana. Dientes y encías saludables se logran mediante la higiene y el control periódico con el odontopediatra.
La pregunta más frecuente es: ¿Cuándo debo llevar a mi hijo por primera vez al dentista? Lo ideal es hacerlo cuando aparece su primer diente de leche y si éste no erupciona, al año de vida es el momento de consultar.
A esta edad es muy importante la higiene de las encías y dientes. Se debe realizar con gasa, algodón o un cepillo pequeño SIN PASTA, además de eliminar la mamadera nocturna si es que no existen problemas de peso.
Los controles sanos deben mantenerse cada seis meses para ver la evolución en la erupción de los dientes temporales (de leche) y proceder al retiro del chupete a los dos años y medio o antes, si es que está provocando alguna deformación en el hueso maxilar.
Los dientes y las muelitas de leche terminan de aparecer aproximadamente a los tres años, momento adecuado para comenzar a fluorar con barnices o gel utilizados por el dentista.
Posteriormente, a los cuatro o cinco años pueden sellarse las muelas de leche con una resina blanca que impide la formación de placa bacteriana en los surcos de estas piezas dentarias y hace más fácil su higienización. Esto es de gran ayuda en la mantención de la dentición temporal para guardar el espacio a la definitiva.
A los seis años aparece el primer diente definitivo y pocas mamás se dan cuenta, pues es nada menos que una muelita llamada primer molar de los seis años, la que erupciona detrás de todos los dientes de leche sin cambiar ninguno.
En esta etapa el dentista debe fluorar y sellar dichas muelas, pues son para toda la vida y tendrán un papel muy importante en la oclusión (mordida) dentaria del niño y del adulto posterior.
El cambio continua con los incisivos inferiores y superiores (paletas). A veces pueden aparecer detrás de los temporales sin haberse eliminado estos últimos, aquí es importante mantener el contacto del niño con el odontopediatra para comprobar si se requiere la extracción de sus primeros dientecitos. Cada seis meses se seguirá la evolución del recambio dentario y se observarán tres cosas importantes:
- Calidad de los dientes definitivos, pues a veces pueden venir con problemas de calcificación.
- Cantidad de dientes definitivos. Debemos verificar si existen supernumerarios (si hay más dientes que lo normal) o agenecias dentarias (cuando hay menos).
- Oclusión dentaria o mordida, para determinar si existe la necesidad de tratamiento ortodóncico (frenillos).
El cepillado es fundamental en la salud bucal. Hasta los seis o siete años es muy importante que el papá, mamá o algún adulto ayuden al niño en su lavado nocturno. Éste debe realizarse por lo menos tres veces al día: en la mañana después del desayuno, al mediodía después del almuerzo y en la noche después de la comida. Este último es el más importante, pues al dormir bajan nuestros niveles de saliva y las bacterias actúan más libremente. Estos microorganismos consumen los restos de alimentos y producen un ácido que destruye el esmalte protector del diente, provocando caries.
El niño que al cumplir seis años es capaz de escribir su nombre, ya tiene cierta motricidad fina que le permitirá tomar el cepillo por si solo y utilizarlo correctamente. Esto no quiere decir que los papás no estén atentos, pues existen edades en mujeres y hombres que el cepillado se hace muy poco frecuente y es ahí donde se debe reforzar el hábito.
A los 12 años la dentición definitiva debiera estar completa. Según nuestra experiencia, ésta se está completando cada vez más tempranamente. Es por ello que hay que estar atentos, ya que la gran mayoría de los padres no notan el cambio de dientes y piensan que las piezas dentarias aún son temporales siendo que ya son las definitivas.
El cepillado debe realizarse de lo "rojo" a lo "blanco" -de la encía al diente-, suavemente y por unos tres o cuatro minutos. Debe ser ordenado, partiendo de un lado y terminado en el otro, por delante y por detrás de las piezas dentarias, cepillando primero los dientes superiores y luego los inferiores.
Finalmente, hay que cepillar bien la caras oclusales de las muelas (con las que se muerde) y la lengua, que es una de las mayores causas de mal aliento (halitosis) cuando acumula restos de alimentos. El cepillo dental debe ser suave y de tamaño adecuado a la edad del niño.
El uso de la seda dental es obligatorio en las noches a partir de los 12 años, pero se puede comenzar con su uso a una edad temprana si lo indica el odontopediatra.
Son muy frecuentes las consultas por traumatismos dentarios. En estos casos lo más importante es llegar rápidamente a un centro especializado, pues el tratamiento es generalmente complejo.
Las causas de traumatismos dentarios en niños son muy variadas, pero en su mayoría están relacionadas con caídas en bicicleta y juegos bruscos en el colegio. En estos casos el odontopediatra tomará radiografías y decidirá el tratamiento más adecuado para la lesión. Es importante que los papás sepan que el pronóstico en este tipo de lesiones es incierto, depende de la gravedad del traumatismo y la reacción del organismo del niño para mantener sus piezas dentarias vitales. Los traumatismos más serios son aquellos que comprometen los dientes definitivos y estos pueden ser salvados sólo si se sabe actuar después de un golpe en la boca.
¿Qué hacer si se quiebra un diente?
Recoger el pedazo de diente, ya que existe la posibilidad de ser pegado y acudir inmediatamente al dentista.
¿Qué hacer si se cae un diente?
- Recoger el diente.
- Tomarlo por la corona.
- Lavarlo bajo el chorro de agua (poner el tapón del lavatorio para no perderlo).
- Reubicar el diente en su posición en la boca.
- Buscar inmediatamente atención profesional especializada en un plazo máximo de 2 horas.
¿Qué hacer si no es posible reubicar el diente en su lugar?
- Recoger el diente.
- Tomarlo por la corona.
- Buscar inmediatamente atención profesional especializada en un plazo máximo de 2 horas.
Dra. Carmen Odino, broncopulmonar infantil
El síndrome bronquial obstructivo (SBO) o bronquitis obstructiva, es una enfermedad que afecta a los bronquios. Se caracteriza por la inflamación y estrechamiento de la pared bronquial e hipersecreción de mucus (flemas) que se acumula en el interior (lumen), lo cual lleva a la obstrucción de los bronquios dificultando el paso del aire. Afecta más frecuentemente a los niños menores de 3 años y es más frecuente durante los meses fríos.
Causas
El SBO puede desarrollarse por varias causas:
- La infección viral es la causa más frecuente. Destaca el Virus Respiratorio Sincicial (VRS), que es el que desencadena la mayoría de las epidemias anuales que van desde el final del otoño a comienzos de la primavera. El VRS produce una bronquitis obstructiva leve en la mayoría de los casos, unos pocos (2 a 5%) se hospitalizan y algunos lactantes con factores de riesgo (prematuros, cardiópatas, etc.) desarrollan una insuficiencia respiratoria severa que requiere ingreso a una Unidad de Paciente Crítico Pediátrico y ventilación mecánica. Otros virus que pueden desencadenar un SBO son: virus Influenza, parainfluenza, adenovirus y metapneurovirus.
- Infecciones bacterianas: Son menos frecuentes como causa de SBO en relación a las virales. Destaca el mycoplasma pneumoniae.
- Alergias.
- Contaminación: Humo de tabaco, productos de la contaminación intradomiciliaria, contaminación atmosférica, humedad, etc.
- Sibilancias: Es el silbido que se produce en los bronquios al pasar el aire por los conductos bronquiales que están estrechados. Se puede auscultar en la inspiración como en la expiración. En casos más graves pueden ser audibles durante la respiración del niño sin necesidad de auscultarlo.
- Tos: Expulsión sonora y súbita de aire procedente de los pulmones. La tos es un respuesta protectora básica que sirve para limpiar los pulmones, bronquios o tráquea de irritantes y secreciones, o para prevenir aspiraciones de material extraño hacia los pulmones. Es un reflejo normal del organismo.
- Dificultad para respirar: Respiración rápida, sensación de ahogo, retracción (hundimiento entre las costillas), quejido.
- Secreciones bronquiales (flemas, expectoración) que son frecuentes, provienen de las glándulas mucosas que se encuentran a lo largo de la mucosa bronquial, son muy espesas y difíciles de eliminar en forma espontánea.
- Fiebre: Ocasionalmente.
- Sobre infección por bacterias.
- Bronconeumonía o neumonía por extensión del proceso inflamatorio hacia los alvéolos.
- Insuficiencia respiratoria.
Medidas de soporte general:
Aseo nasal frecuente, alimentación fraccionada, dormir semi sentado, evitar exceso de ropa y, si el niño lo requiere, analgésicos y antipiréticos.
- Broncodilatadores: Su efecto es de relajar la pared de los bronquios para dilatarlos (abrirlos). Se utilizan con una aerocámara. La respuesta es variable entre un niño y otro. Si a pesar de su uso el pequeño empeora (dificultad respiratoria), debe ser reevaluado.
- Corticoide oral: Son útiles para desinflamar los bronquios durante la crisis obstructiva.
- Corticoide inhalado (antinflamatorio): Se usan en forma permanente durante los días sin síntomas como medida de control y prevención en niños con SBO a repetición con sospecha de asma bronquial. En estos casos se sugiere una evaluación por un médico especialista en enfermedades respiratorias para estudio y evaluar opciones de tratamiento.
- Kinesiterapia respiratoria: Es útil para ayudar a expulsar las secreciones que están obstruyendo los bronquios, especialmente en niños que tienen una tos ineficiente, como son los niños pequeños.
El SBO es una enfermedad que tiene tratamiento y sus síntomas se pueden controlar. Siga las indicaciones de su médico. Vuelva a consultar si su hijo persiste con fiebre más de 48 horas, si empeora o hay mayor decaimiento y rechazo alimentario, presenta dificultad respiratoria con aumento de la frecuencia respiratoria, retracción, silbido al respirar, quejido y/o aleteo nasal.
Para disminuir la posibilidad de que se desarrolle este mal en su hijo es útil:
- Mantener un ambiente limpio, libre de contaminación (humo de tabaco, esmog o contaminación domiciliaria).
- Evitar la exposición al frío.
- Evitar el hacinamiento (contacto con enfermos).
- Evitar aglomeraciones.
- Fomentar la lactancia materna.
- Ingresar a la sala cuna a la mayor edad del niño posible.
Dr. Pedro Zambrano O.
Libro El Niño Enfermo y sus Cuidados
El síndrome hemolítico urémico es una patología que afecta principalmente a niños menores de cuatro años. En Chile tiene una incidencia de 3*100.000 niños y se presenta con mayor frecuencia en el verano.
Se adquiere por ingerir alimentos contaminados con bacterias que producen anemia por destrucción de góbulos rojos, disminución del número de plaquetas y destrucción de pequeñas estructuras funcionales y vasos en el riñón, lo que provoca insuficiencia renal aguda.
Causas
En el 90% de los casos se desarrolla luego de una infección por bacterias, siendo la principal la llamada Escherichia Coli Enterohemorrágica que está presente en alimentos contaminados (carne y/o productos lácteos).
Muchas de estas bacterias normalmente se encuentran en el intestino de animales, producen una toxina que provoca los síntomas de la enfermedad y para desencadenar el cuadro clínico se necesitan unas pocas de ellas.
Otro tipo es el SHU, que también puede presentarse por la ingesta de medicamentos, algún tipo de cáncer o ser heredado por un gen dominante o recesivo. Cabe señalar que estas causas son menos frecuentes.
Está precedido por síntomas que duran entre uno y 15 días, siendo los más comunes:
- Dolor abdominal.
- Diarrea con mucosidad o sangre.
- Vómitos.
- En niños, hay decaimiento, se ponen irritables, hay palidez generalizada y disminución de la cantidad de orina. Esto último produce acumulación de líquidos en los tejidos, lo que se manifiesta como hinchazón de párpados, y/o tumefacción de manos y pies (edema), alza de peso y puede haber hipertensión arterial.
- En algunos casos pueden aparecer hematomas en piel o mucosas.
El diagnóstico se basa en una adecuada historia clínica y en un examen físico completo. Los exámenes de laboratorio que ayudan al diagnóstico incluyen:
- Hemograma para objetivar el recuento y forma de las células sanguíneas en sangre y otros destinados a evaluar la función renal y niveles de electrolitos.
- Análisis de orina para detectar la presencia de sangre o proteínas.
- Ecotomografía renal y vesical, que evalúa el tamaño y forma de los riñones, además permite observar la cantidad de flujo sanguíneo que llega al riñón.
- Coprocultivo, examen que se utiliza para detectar la Escherichia Coli Enterohemorágica que origina el síndrome.
- Se solicitarán otros exámenes dependiendo de la sintomatología del paciente, por ejemplo, electroencefalograma, TAC cerebral, etc.
Si un niño presenta alguno de los síntomas antes mencionados, es importante que los padres concurran rápidamente a un Servicio de Urgencia.
No existe un tratamiento específico que detenga el avance de la enfermedad. Dependiendo de la gravedad del paciente y de la severidad de los síntomas deberá ser monitorizado en una Unidad de Paciente Crítico Pediátrico (UPCP), además de realizar un manejo de los líquidos, lo que puede incluir:
- Aporte de suero, alimentación por sonda o endovenosa si hay trastornos severos del aparato digestivo.
- Terapia de reemplazo renal como diálisis peritoneal, hemodiálisis o hemodiafiltración, métodos que ayudan a eliminar el exceso de líquidos y sustancias tóxicas del organismo.
- Transfusiones de productos sanguíneos en caso de anemia severa o disminución importante del número de plaquetas.
- Medicamentos varios que incluyen fármacos para bajar la presión arterial, anticonvulsivantes en caso de crisis convulsivas, antipiréticos si hay fiebre, etc.
Además del cuadro clínico antes mencionado, el paciente puede presentar manifestaciones neurológicas como convulsiones, también hay personas que presentan complicaciones digestivas, enterocolitis severa o perforación intestinal que requieran exploración quirúrgica.
Gracias al diagnóstico y tratamiento oportuno, la mortalidad ha disminuido considerablemente en los últimos años, actualmente no supera el 5%.
Aproximadamente el 85% de los pacientes se recuperan completamente de la enfermedad, un pequeño porcentaje de ellos puede evolucionar con algún grado de daño de la función renal.
Las personas que hayan padecido la enfermedad deberán controlarse durante toda su vida, ya que algunas de ellas pueden presentar deterioro de la función renal varios años después del diagnóstico.
- Evitar los alimentos contaminados como carne cruda o insuficientemente cocida (especialmente hamburguesas). Debe haber cocción completa.
- Manipular y lavar adecuadamente los alimentos. La buena manipulación significa respetar la cadena de frío tanto de las carnes como de los lácteos.
- Separar los alimentos según tipo.
- No mezclar ni manipular al mismo tiempo la carne cruda con los alimentos que se consumirán sin cocer (verduras, queso, pan).
- Lavar bien los alimentos por separado, evitar mezclar carnes con verduras.
- Recordar que hay que terminar las compras del supermercado con los alimentos que requieren congelamiento y/o refrigeración.
- Si alguno de ellos se descongela en el trayecto a la casa, no volver a congelarlo, debe guardarse en el refrigerador y consumirlo lo antes posible.
- Los alimentos deben descongelarse en los estantes inferiores del refrigerador, en el microondas o bajo el chorro de agua.
- Conservar la cadena de frío de los alimentos al momento de limpiar el congelador.
- Es necesario lavar las manos y los cuchillos antes y después de manipular la carne.
- La carne debe ser guardada en bolsas cerradas, separada de otros alimentos. No colocarla en los estantes superiores del refrigerador, ya que el jugo podría derramarse sobre otros alimentos. Además, se debe manipula y cortar sobre una tabla exclusiva.
- Las verduras y otros alimentos deben ser cortados en una tabla de picar diferente.
- El cuchillo de la carne no deberá usarse para las legumbres, quesos u otros alimentos.
- Lavar bien las manos antes y después de ir al baño.
- Es importante que los lugares donde se faenan los animales cuenten con los permisos de funcionamiento correspondientes.
- Comprar las carnes en lugares que brinden seguridad en su manipulación.
- La bacteria se inactiva a 70º C. Las carnes deben estar bien cocidas antes de su consumo, especialmente las hamburguesas, ya que en su preparación las bacterias que están en la superficie pasan al interior, lo que dificulta su adecuada cocción. La hamburguesa puede parecer bien cocida por fuera y estar cruda por dentro, por ello para asegurarse de que tiene una buena cocción debe liberar un suero amarillo.
- La leche y los jugos deben consumirse pasteurizados.
- Los alimentos de mayor riesgo son las carnes jugosas de color rosado o rojo en su centro, los que hayan perdido la cadena de frío y los preparados fuera de casa.
Frente a un niño que presenta dolor testicular, el examen físico deben ir dirigidos a diferenciar entre las tres causas más importantes de testículo agudo: Torsión testicular, torsión de Hidátide de Morgagni y epididimitis. El diagnóstico diferencial debe ser acucioso pues el tratamiento es diferente para cada caso, siendo la primera, una urgencia quirúrgica.
Causas
La torsión testicular es una de las causas de dolor y ocurre cuando uno de los testículos gira, tuerce el cordón espermático y corta la circulación de la sangre al testículo. Puede suceder en cualquier edad, pero es más frecuente en los escolares: Puede ocurrir después de actividad física rigurosa o después de una lesión. No obstante muchas veces no hay una causa en particular y puede ocurrir mientras el niño este dormido.
Síntomas
Algunos de los síntomas de la torsión testicular son:
- Dolor fuerte y repentino en un testículo, que puede extenderse a la parte baja del vientre.
- Hinchazón en la parte de arriba del escroto.
- Náuseas, vómitos y fiebre.
Tratamiento y pronóstico
La torsión testicular es una emergencia, ya que es necesario hacer una operación para lograr que la sangre vuelva a circular hasta el testículo, antes de 6 horas de ocurrido el episodio. Si la operación no se lleva a cabo dentro de ese periodo, el testículo puede dañarse de una forma permanente y tal vez sea necesario extirparlo.
Otro problema muchas veces similar a la torsión testicular es la torsión de la hidátide de Morgagni, un apéndice del tamaño de una lenteja ubicado en el polo superior del testículo. Da dolor e inflamación del testículo por lo general en niños en edad escolar.
Tratamiento
El tratamiento es quirúrgico y consiste en extraer esta hidátide inflamada y torcida.
La epididimitis es la inflamación de una estructura testicular denominada epidídimo. Puede deberse a una infección por bacterias, como por ejemplo, Clamidia, que se trasmite mediante el contacto sexual. También puede deberse a la irritación causada por una infección de la vejiga o por una lesión. La epididimitos causa dolor e hinchazón en el escroto, que va apareciendo poco a poco, a lo largo de varias horas o de varios días. La hinchazón y el dolor pueden ser muy intensos. El escroto se palpa caliente, sensible al tacto y es posible que el niño tenga fiebre.
Tratamiento
La epididimitis por bacterias generalmente se trata con antibióticos.
Dra. M. Angélica Pérez, broncopulmonar
La forma más segura y eficaz de administrar medicamentos en el asma, es la vía inhalatoria. En lactantes, como norma deben usarse cámaras espaciadoras con mascarilla.
Inhalador convencional acoplado a cámara espaciadora
Técnica para cámara con mascarilla (menores de 4 años):
- Abrir el inhalador, agitarlo suavemente y conectarlo a la cámara.
- Colocar al niño sentado o de pie.
- Colocar la mascarilla sobre nariz y boca del niño.
- Apretar el pulsador una vez con la cámara horizontal. Pulsar el inhalador una vez (1 puff).
- Mantener la cámara ligeramente inclinada hacia arriba y seguir en esta posición hasta que el niño haya respirado 10 veces (15 segundos).
- Apartar la mascarilla de la cara del niño.
- Esperar tres minutos antes de hacer un segundo puff.
- Lavarle la cara después de utilizar la cámara.
- Retirar el inhalador de la cámara y colocar la tapa de la boquilla en el inhalador.
Errores frecuentes en el uso
Los errores más frecuentes en el uso del inhalador son:
- No agitar el inhalador antes de ser usado.
- Pulsar directamente en la boca y después inspirar.
- Dejar de inspirar una vez pulsado el inhalador.
- Hacer las 2 pulsaciones (2 puffs) seguidas.
Mantenimiento
Es necesario tapar el cartucho y guardar en un lugar seco y mantener el inhalador limpio (especialmente en la zona de la boquilla). Es necesario lavar la aerocámara una vez por semana con agua y jabón y dejar que escurra el agua boca abajo, sin secar con paño. Sistema de polvo seco Desenroscar y quitar la tapa del inhalador, sostener el inhalador en posición vertical, con la rosca giratoria en la parte inferior. Girar la rosca hacia la derecha hasta el topo y luego a la izquierda hasta oír un clic. Espirar con el inhalador alejado de la boca. Colocar la boquilla en los labios y aspirar lo más fuerte y rápido posible. Apartar el inhalador de la boca y aguantar el aire en los pulmones el máximo tiempo posible hasta 10 segundos. Si requiere nueva dosis, repetir el procedimiento desde el punto 2.
Dra. Juanita Zamorano
Libro El Niño Enfermo y sus Cuidados
La varicela es una infección viral muy común en los niños, que se da sólo una vez en la vida.
Síntomas
- Decaimiento.
- Fiebre baja.
- Lesiones en la piel y mucosas que se inician en el cuello, de ahí se extienden al tronco y extremidades, primero con manchitas y granitos y rápidamente pasan a vesículas y costras que pueden picar mucho.
¿Cómo se contagia?
El contagio es de una persona enferma a una que no ha tenido esta infección. Puede ser a través del aire o por contacto directo con las lesiones de piel.
Es contagiosa desde dos días antes que aparezcan las lesiones hasta que todas las lesiones estén con costra (alrededor de seis a nueve días). Durante ese periodo es recomendable que el niño no asista al jardín o colegio.
Es una enfermedad muy contagiosa y demora 14 días (máximo 21 días) en aparecer los síntomas desde que se tuvo el contacto con el virus (caso que lo contagió).
¿Cómo se cuida a un niño con varicela?
Esta peste es generalmente una enfermedad leve y sin complicaciones, por lo que requiere tratamiento solo de los síntomas. En caso de varicela grave se debe hospitalizar al paciente y administrar una droga llamada Aciclovir. Ésta también es conveniente administrarla si hay un segundo caso en el núcleo familiar. Además se recomienda:
- Reposo: En casa, no necesariamente en cama.
- Alimentación: Abundante líquido, no obligar a comer si hay lesiones en la boca, dar comida blandas o líquidas y no ácidas.
- Manejo de la fiebre: Se recomienda el uso de Paracetamol. No debe usarse Aspirina por el riesgo de enfermedad hepática (Síndrome de Reye), tampoco es recomendable el uso de Ibuprofeno.
- Manejo de las lesiones: No debe aplicarse crema ni talco sobre las lesiones, porque aumenta el riesgo de infección. Mantener uñas cortas y limpias.
- Manejo de la picazón: El Pediatra recomendará un antihistamínico, el cual puede producir sueño.
La infección bacteriana a la piel es la complicación más frecuente. Se caracteriza por coloración rojiza alrededor de las lesiones, dolor o secreción purulenta y puede haber fiebre. Otras complicaciones más bien raras son la neumonía y la encefalitis.
SÍ. Existe una vacuna disponible en Chile que se recomienda aplicar al año de edad y repetir a los cuatro años.
Si un niño que no haya padecido la enfermedad, no esté vacunado y sea mayor a de año llega a tener contacto con uno enfermo con varicela, puede vacunarse contra esta enfermedad dentro de los tres días siguientes al contacto, lo que podrá ser beneficioso para evitar o atenuar la enfermedad.
Hay que consultar si el niño tiene fiebre mayor a 38.5°C por más de tres días, presenta vómitos, marcha inestable, lesiones de piel muy rojas y dolorosas que sean diferentes a los demás o frente a cualquier síntoma que alarme a los padres.