Los accidentes ocurren de un minuto a otro y muchas veces acarrean graves consecuencias en nuestras vidas o las de quienes más queremos. Por esta razón, resulta fundamental prevenir e informarnos sobre
cómo podemos evitar un accidente. Muchas veces basta con tomar simples precauciones como usar cinturón de seguridad, fumigar la casa contra de arañas, entre otros. Infórmate aquí
y cuida tu vida.
El Traumatismo Encéfalo Craneano (TEC) es una lesión grave. Se trata de un fuerte impacto que recibe el cerebro al chocar contra las paredes o huesos del cráneo, lo que puede tener diversas consecuencias
según la intensidad del golpe.
Producto del traumatismo se genera una inflamación que hace aumentar la presión dentro del cráneo y como el cerebro no puede expandirse, dado que está encerrado en una verdadera bóveda
ósea, aparecen síntomas que son graves como el compromiso de conciencia y una hemorragia intracraneana, que pueden tener secuelas invalidantes e incluso llevar a la muerte.
Síntomas
Un TEC abierto implica la ruptura de la duramadre (capa que cubre al cerebro). Es cuando se presenta una fractura expuesta. En cambio, en el cerrado no hay fractura de cráneo ni rotura de su envoltura.
Si la persona pierde la conciencia o al despertar está confusa, no se ubica bien, no reconoce a los familiares, hace o dice cosas extrañas, tiene vómitos o moviliza menos las extremidades del cuerpo,
son muestras claras de que estamos frente a un TEC y se necesita evaluación médica.
En el caso de los niños, ellos lloran hasta cuando quieren la "papa". Si después de haber soportado un golpe fuerte no llora de inmediato, se muestra aletargado, actúa de manera incongruente o está
mareado, debe ser derivado de inmediato a un Servicio de Urgencia con una estricta vigilancia de la respiración.
Tratamiento
No hay que mover a la persona que ha sufrido un TEC hasta que sea evaluada por un médico. Si hay pérdida de conciencia es necesario llevarla inmediatamente a un Servicio de Urgencia, ya que hay hemorragias
que se producen entre la duramadre y el cerebro, que se van complicando a medida que pasa el tiempo, por el aumento en la presión de la sangre. El traslado debe ser con cuidado, evitando movimientos en el
paciente y tratando de inmovilizar la cabeza.
El médico hará un examen neurológico clínico, que evalúa a través de una revisión física el funcionamiento de las distintas áreas del cerebro (área
sensitiva, respuestas motoras y reflejas). Si el especialista considera que se necesita una mayor evaluación, se le practicará un scanner de cerebro con una ventana ósea, para poder determinar
en qué estado están los huesos del cerebro. Si el resultado es negativo, el paciente puede irse a su casa, pero deberá seguir ciertas indicaciones generales como reposo relativo y analgésicos
para el dolor de cabeza.
Alrededor de nueve de cada diez casas en Chile tienen entre sus habitantes una araña de rincón. Por eso es importante tomar algunas precauciones y realizar un aseo conciente y profundo.
¿Cómo reconocer a una araña de rincón?
Esta araña es de tamaño más bien pequeño, su cuerpo mide alrededor de un centímetro de longitud y es de color café pardo. A diferencia de la mayoría de las que entran
en nuestras casas, ésta no tiene las patitas atigradas ni demasiado largas y sus movimientos y traslados son con bastante rapidez.
Sin embargo, aún con esta descripción es difícil distinguirla de otras arañas, por lo que es recomendable observar fotos del arácnido para reconocerla mejor.
A diferencia de lo que muchos suelen creer, esta araña no se encuentra sólo en zonas rurales, sino que es sumamente frecuente en viviendas urbanas y habita incluso en departamentos de altos edificios.
Por eso, una información de gran utilidad para evitar encontrarse con ella es saber en qué lugares se esconde.
El polvo y la oscuridad son sus guaridas favoritas. Se oculta principalmente detrás de los cuadros, en muros divisorios y entretechos, en rincones oscuros, en los closet y sectores donde se junta mucho polvo.
Es de hábitos nocturnos por lo que al ser sorprendida por la luz busca refugio rápidamente.
Muchas veces nos descubrimos picaduras en el cuerpo sin habernos dado cuenta que algo nos picó, como ocurre con los zancudos, pulgas u otros insectos que nos dejan una roncha rojiza y molestosa
por la picazón.
La araña de rincón en cambio se caracteriza por una mordedura que produce una brusca sensación punzante en la piel y un profundo dolor desde el momento exacto de la picadura y que
es seguida de una hinchazón de la zona afectada. La piel que rodea la mordedura se transforma en una placa roja con un centro de color violáceo y generalmente aparece en el centro una
ampolla con contenido hemorrágico. Estos síntomas son generalmente intensos, por lo que las personas afectadas se dan cuenta de la mordedura.
En la mayoría de los casos la picadura se produce en forma de accidente, ya que esta araña no es espontáneamente agresiva y ataca sólo en defensa propia cuando es molestada
o presionada, como ocurre habitualmente en los interruptores de luz, a los pies de las camas o dentro de alguna prenda de vestir.
El envenenamiento de la mordedura puede seguir dos cursos de evolución. El primero corresponde al desarrollo de un problema cutáneo producto del veneno en los pequeños vasos de la
piel, en donde lo más grave es llegar a la necrosis o destrucción de un segmento de nuestra piel. Y el segundo es un compromiso sistémico manifestado por una falla renal producto
de la destrucción (hemólisis) de una gran cantidad de glóbulos rojos, lo que genera fiebre, sangre en la orina y en los casos más graves la muerte del afectado.
Lo más importante es la consulta precoz al médico para poder utilizar las herramientas terapéuticas antes de que el daño se produzca o avance demasiado. Por lo demás,
el antídoto que existe en el mercado sólo es efectivo antes de seis horas luego de ocurrida la picadura.
Frente a la sospecha de mordedura es ideal tratar de capturar al arácnido y llevarlo al Servicio de Urgencia para que lo identifiquen y determinen exámenes y tratamiento que deberá
recibir el paciente, el cual deberá observarse por un mínimo de 72 horas y en algunos casos podría requerir quedar hospitalizado.
La mejor forma de evitar una mordedura es la prevención, por esto:
Mantenga su casa limpia, especialmente detrás de cuadros y muebles.
- Agite bien las sábanas de la cama.
- Haga ruido antes de entrar a una pieza oscura para que la araña se espante.
- Sacuda su ropa, zapatos y toallas antes de usar.
Muchos padres cometen algunos errores cuando viajan con sus niños en automóvil. Es frecuente ver a un adulto sentado con un pequeño en el mismo asiento o compartiendo el cinturón de seguridad.
En caso de que ocurriera un choque, el niño podría sufrir graves lesiones. Con el impacto puede golpearse contra el cuerpo del adulto, lo que causaría daño a nivel torácico.
Si bien nunca se puede garantizar que un menor saldrá ileso de un accidente automovilístico, existen algunas formas para reducir los riesgos a los que se enfrentan los pequeños.
Una silla para cada etapa
A la hora de iniciar un viaje en auto con un niño, lo primero que hay que tener en cuenta es su edad y peso. No es recomendable que menores de 12 años usen el asiento del copiloto. Después de esa
edad, ya tienen el tamaño suficiente para que la correa de seguridad les ajuste de forma correcta.
En el caso de los recién nacidos, es recomendable usar una silla especial con arnés de cinco puntas. Hasta el año, los niños deben ir sentados en ellas, bien sujetos al asiento y mirando
hacia atrás. Esto permite que, ante una eventual colisión, el respaldo absorba parte del impacto.
Una vez que el pequeño cumple su primer año de edad, puede ir mirando hacia adelante, pero siempre debe utilizar una silla especial cuyas características están determinadas por su peso. A
esta edad los niños ya tienen completo control de su cuello y cabeza, por lo que no necesitan la contención del asiento.
Después de los cuatro años pueden sentarse en el asiento del auto, pero con un alzador. La función de este dispositivo es asegurar que el cinturón de seguridad cruce al niño como debe
ser: por el hombro y las caderas.
Todas estas lesiones pueden prevenirse mediante el uso de un equipamiento de seguridad apropiado.
- Un niño que viaja sin el equipamiento de seguridad adecuado y se enfrenta a un accidente puede terminar con diversos tipos de lesiones.
- Si no va correctamente asegurado, el pequeño puede salir expelido del vehículo, pegándose en la cabeza. Esto puede causarle un TEC o la muerte.
- Si el menor permanece en el auto, pero el cinturón de seguridad no se ajusta de manera correcta, puede golpearse contra el tablero o los vidrios.
- Otros daños que puede recibir el niño son a nivel de columna, sobre todo en la zona cervical.
Según estadísticas de la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito (CONASET), en Chile más de 150 niños menores de 12 años mueren anualmente en accidentes
de tránsito y alrededor de 7.200 resultan lesionados de diversa consideración. El uso correcto de las sillas de seguridad, acordes al peso y edad del niño y una instalación
adecuada, reduce las lesiones graves y muertes en un 70%.
La anestesia es un conjunto de técnicas que permiten la realización de un acto quirúrgico, obstétrico o médico (endoscopía, radiología) suprimiendo o atenuando la sensación
dolorosa. Es considerada una especialidad de apoyo y, a diferencia de otras, no juega un rol sanador, sino que busca evitar el sufrimiento de los enfermos.
Desde el año 2001 que Clínica Santa María cuenta con el Servicio de Anestesia, que se preocupa de velar por el cuidado integral del paciente. Antiguamente el especialista centraba su función
en lo que ocurría durante el acto quirúrgico; hoy se enfrentan a una realidad distinta.
Los pacientes quieren estar informados de lo que ocurre, por lo que el pre y postoperatorio han cobrado mayor importancia. Por otra parte, se está administrando anestesia a procedimientos que se realizan fuera
del pabellón, como endoscopías y resonancias. Por último, se trabaja en el manejo del dolor en pacientes crónicos, como es el caso del cáncer.
Riesgos
Hace 50 años la mortalidad por anestesia era de 6,4 personas por cada 10 mil y en el 2002 esa cifra bajó a 0,1. Si bien los números han mejorado, los peligros siguen existiendo.
Lo que más influye en estas cifras es el historial médico del enfermo. Por ejemplo, una persona hipertensa, fumadora y de edad avanzada tendrá mayores riesgos que alguien sano. Es necesario que
los pacientes se involucren con la seguridad y que aprenda a dar toda la información que se le pide.
Otro tema fundamental es la alimentación. El ayuno es muy importante, ya que el paciente al estar en un estado de sueño farmacológico, el cuerpo pierde control muscular y la comida podría
ascender a las vías áreas.
A lo que sí hay que perderle temor es a la alergia. Este es uno de los grandes mitos en torno a este tema. Hay personas que tienen miedo de hacer una reacción de este tipo, pero esa posibilidad es muy
baja. En nuestro país no existe un test cutáneo que permita determinar si se es sensible a la anestesia.
Las grandes mejoras, desde que se inventó el éter en 1840 hasta los medicamentos de la actualidad, son la disminución de los efectos colaterales en los pacientes. La persona que
lleva más de dos horas en cirugía y que completará seis en pabellón, no tardará más de 15 minutos en despertar completamente.
- Anestesia general: Es un estado farmacológico donde el paciente se encuentra inconsciente, con amnesia (no recordará nada de lo que ocurra durante la intervención),
con relajación muscular y con analgesia (control del dolor).
- Anestesia regional: Se bloquea una parte del cuerpo. El paciente se mantiene despierto, consciente, pero en la zona donde se aplica la anestesia no sentirá dolor y tendrá
relajación muscular.
- Con anestesia general: Náuseas y vómitos, pero respetando el ayuno es muy improbable; dolor faríngeo producto de la intubación.
- Con anestesia regional: Se puede presentar dolor de cabeza, parálisis transitoria de la función de la vejiga, molestias en el sitio de punción en la espalda.
- No tome aspirina durante los 10 días previos, porque produce un mayor sangramiento durante la intervención.
- Informar si presenta infección respiratoria (tos, gripe, fiebre) o modificación de algún tratamiento con medicamento (hipertensión, anticoagulante, etc).
- Llevar todos sus exámenes a la clínica.
- Respetar el ayuno indicado por su médico tratante.