Son pequeñas, pero con muchos y variados nutrientes para mantenerte saludable. Se trata de las semillas. Aprende a cuáles y cómo sacarles provecho e incorpóralas en tu alimentación diaria.
La naturaleza es muy sabia y brinda todo lo necesario para tener una alimentación sana. Por ejemplo, al consumir sésamo crudo y molido estarás aportando grandes dosis de calcio a tu cuerpo. Otra opción es aliñar las ensaladas con aceite de sésamo prensado en frío e idealmente orgánico.
La quínoa, por su parte, no es más que una semilla, pero con características únicas que la convierten en un “pseudocereal”. Posee 10 aminoácidos esenciales y contiene ácidos grasos omega 3 y 6, lo que la hace muy completa y de fácil digestión. Se puede consumir cocida, como aliño en sopas o como cereal.
La linaza, además de ser rica en ácidos grasos esenciales, es una fuente de omega 3, fundamental para la salud del corazón y el cerebro. La recomendación es consumirla molida y cruda, en cantidad de 2 cucharadas en la mañana y 2 en la tarde. Lo mejor es molerla al momento de servir ya que pierde sus propiedades rápidamente (4 horas).
Otra semilla reconocida por su contenido en omega 3 y 6, es la chía. Por lo mismo, es ideal para personas con colesterol elevado y para aquellas con gran actividad intelectual. Debes dejarla reposar una hora y luego agregarla a batidos, infusiones o ensaladas.
En relación a la ingesta de frutas y verduras, muchas veces se elimina el cuesco o las pepas y se come resto, sin embargo, precisamente es ahí donde se concentra el mayor nivel de nutrientes que fortalecen el sistema inmunológico. Dentro de las más valiosas están las del zapallo, melón, sandía, uva, tomates y pepino. Cabe mencionar que no se deben tragar o causarán inflamación intestinal, debes masticarlas bien o licuarlas junto a la misma fruta.
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Con la colaboración de: Katherine Gómez, Nutricionista de Clínica Santa María.