Se trata de una enfermedad autoinmune crónica que afecta las articulaciones, causa inflamación, dolor y -con el tiempo- puede provocar daño articular irreparable. Otros síntomas también son el incremento de volumen, rigidez al movimiento y calor local.
Se recomienda consultar a un especialista por todo dolor articular que permanezca por más de 4 semanas, más aún si se trata de articulaciones pequeñas en manos o pies.
La artritis reumatoide puede manifestarse a cualquier edad, pero generalmente se diagnostica entre los 30 y 60 años. Esta patología es más común en mujeres que en hombres, con una proporción aproximada de 3 a 1, lo que sugiere que factores hormonales pueden influir en su desarrollo.
Los estudios han demostrado que se gesta por una combinación de factores genéticos y ambientales, los que desencadenan una respuesta inmune anormal. Las personas más propensas son las que cuentan con antecedentes familiares directos o son consumidores de tabaco.
“La artritis reumatoide tiene un impacto significativo en la movilidad de los pacientes, en ocasiones la intensidad del dolor y la inflamación articular afectan su capacidad para realizar actividades diarias y su calidad de vida. Así mismo la inflamación persistente causa daño articular, lo que se traduce en rigidez y deformación articular, otro síntoma relevante en la movilidad es la fatiga o cansancio generalizado ya que en ocasiones puede dificultar la realización de actividades físicas y contribuir a una disminución general en la movilidad”, comenta la reumatóloga, Dra. Carolina Gallo.
El tratamiento se centra en aliviar los síntomas, reducir la inflamación, prevenir el daño articular y mejorar la calidad de vida del paciente. Si bien es una patología crónica, con el tratamiento adecuado, practicando ejercicio regular, llevando una dieta balanceada rica en alimentos como aceite de oliva, palta y frutos secos se pueden controlar y limitar las posibles secuelas.
El tratamiento farmacológico es variado y puede comenzar con medicamentos para manejo de dolor e inflamación hasta alcanzar el uso de fármacos específicos que permiten modificar el curso de la enfermedad. Esta patología se encuentra dentro de las garantías explícitas de salud (GES), el cual cubre el tratamiento inicial y forma parte de la lista de patologías en la Ley Ricarte Soto.
Con colaboración de la Dra. Carolina Gallo, reumatóloga de Clínica Santa María.