Tras consultar por un fuerte dolor en la espalda, a Sandro Trujillo le diagnosticaron un aneurisma de la aorta abdominal. Dada la alta complejidad de su caso, debió ser trasladado desde el sur de Chile a la Clínica, donde el equipo de Cirugía Vascular le realizó una intervención quirúrgica que resultó exitosa.
Sandro Trujillo (70) vive en Talcahuano, ciudad en la cual celebró junto a su familia la fiesta de año nuevo para recibir el 2022. En ese contexto, comenzó a sentir dolor de espalda, que en primer lugar asoció a lumbago. Las molestias aumentaron con los días, por lo que fue sometido a una resonancia magnética que arrojó malos resultados. El diagnóstico fue un aneurisma de la aorta abdominal, es decir, localizado en la principal arteria del cuerpo humano.
“Debido a lo grave de mi situación, ya que además tengo enfermedades basales como hipotiroidismo, hipertensión y el 2016 sufrí un accidente cerebrovascular que paralizó todo el lado derecho de mi cuerpo, los especialistas me recomendaron viajar a Santiago para operarme lo antes posible. La intervención era muy compleja y mi aneurisma podía ‘reventarse’ en cualquier momento. Así, llegué a Clínica Santa María”, comenta Sandro.
Una vez en la Clínica, fue evaluado por el equipo médico, quienes decidieron que era candidato a una cirugía de reparación de la aneurisma, la cual tiene la complejidad de que se debe cortar la circulación de arterias vitales en ciertos momentos de la operación. “Que el aneurisma haya presentado síntomas es un signo de alarma, ya que es la antesala de una rotura, la que puede llegar a ser fatal, es por esto que la intervención debía ser inmediata”, explica el
Dr. Felipe Corvalán, médico jefe del Centro de Cirugía Vascular y Endovascular de Clínica Santa María, quien lideró la intervención de Sandro.
La operación se llevó a cabo con éxito, el paciente evolucionó de forma muy favorable y estuvo poco menos de una semana hospitalizado, siempre acompañado de un equipo multidisciplinario que, además de los cirujanos vasculares, contempla cardiólogos, broncopulmonares, kinesiólogos, entre otros.
Hoy Sandro continúa disfrutando de su vida en Talcahuano y viaja a Santiago cada 6 meses a control con diferentes especialistas de la Clínica. “Quedé maravillado con el trato del equipo médico. Podría controlarme en mi ciudad pero prefiero viajar a Clínica Santa María. El Dr. Felipe Corvalán es un gran ser humano, me explica todo, con mucha paciencia y hoy es como un amigo… Gracias a él y a su equipo sigo con vida”, finaliza Sandro.