Paulina Osorio fue diagnosticada con cáncer de mama en marzo de 2019, a los 33 años. Hoy, tras varias terapias y una intervención quirúrgica radical, cuenta su historia estando recuperada y muy agradecida del equipo médico que la ha acompañado.
Una pequeña masa, que ella describe como una espinilla debajo de su axila, la cual se mantuvo durante dos meses y en ocasiones se afiebraba, alertó a Paulina. Su historia familiar aumentó la preocupación, ya que tanto su madre como su abuela materna fallecieron por cáncer de ovarios.
“Dados mis antecedentes familiares, siempre fui súper metódica y ordenada con el tema de los exámenes. Me hacía controles cada seis meses y en el último chequeo me realizaron una ecografía axilar”, comenta.
Los estudios mostraron muchos bultos en ambas mamas. Lo que ella describía como una espinilla era uno de los más grandes y correspondía a un tumor maligno, localizado en un ganglio de su seno izquierdo, que estaba cerca de la axila. Tras la biopsia, a Paulina le diagnosticaron cáncer de mama en etapa 3.
“En casos como este, cuyo cáncer estaba un poquito avanzado ya que tenía comprometida la axila, es mejor empezar con quimioterapia, porque se trata de un tratamiento sistémico que actúa en todo el cuerpo. Entonces, si alguna célula se escapa de la mama, la puede abarcar”, explica la Dra. Julieta Robin, cirujana del Centro de la Mama de Clínica Santa María y médico tratante de Paulina.
Considerando su historia familiar, también se le realizó un test genético que demostró una mutación, lo que significa un mayor riesgo de desarrollar cáncer en los dos pechos y en los ovarios. Por lo tanto, el equipo médico, liderado por la Dra. Robin, decidió hacer una cirugía más radical: una mastectomía bilateral -extirpación de ambas mamas- y una histerectomía total -extirpación del útero-.
Una vez recuperada de la intervención, Paulina continuó con radioterapia, para evitar que quedará alguna célula cancerígena en su cuerpo. “Luego, siguió con hormonoterapia, que es un tratamiento que bloquea los receptores de hormona en la mama para disminuir aún más las posibilidades de que vuelva el cáncer”, relata la cirujana.
“Fue un periodo muy complejo, se me cayó el pelo y me sentí muy mal, pero la doctora estuvo 100% presente. Estoy muy agradecida de todo el personal, sentí todo el tiempo como que me llevaran de la mano”, afirma Paulina, quien es madre de una pequeña de seis años que fue su principal motivación para luchar durante el tratamiento.
“Si puedo dar un consejo a las mujeres es que tenemos que hacernos sí o sí el chequeo. Tienen que tener súper claro que un control oportuno nos puede salvar la vida. En mi caso así fue, gracias a haber tenido un tratamiento, los médicos adecuados y ser rigurosa con mis controles, puedo decir que le gané al cáncer de mama”, finaliza.
Hoy día está completamente recuperada y asistiendo a chequeos regularmente con la Dra. Robin. Afirma que esta enfermedad le enseñó a apreciar las cosas pequeñas, perdió sus miedos y se fue a vivir al campo para no dejar de lado en ningún momento el disfrutar de su vida y su familia.