Se acerca el invierno y durante estos meses la piel se ve expuesta a continuos cambios de temperatura por el tránsito entre espacios calefaccionados y el frío del exterior. Por esta razón es importante proteger las zonas que están más en contacto con el medio ambiente, para evitar que se resequen e irriten.
Los cambios bruscos de temperatura y las duchas prolongadas con agua caliente, generan una vasodilatación y posteriormente una contracción de los vasos sanguíneos, por lo que la piel se deshidrata y puede llegar a descamarse, agrietarse, presentar picazón e, incluso, heridas, ya que pierde su elasticidad para adaptarse a estos cambios.
Ante esto, es importante mantener una adecuada hidratación diaria en base a cremas o lociones para la cara y el cuerpo, junto con protectores labiales en barra o ungüento. Se recomienda que la aplicación de todos estos productos sea, al menos, una vez al día y después de la ducha, ya que la piel mejora la absorción de estos productos en estas condiciones.
Además de lo anterior, es necesario tomar las siguientes precauciones:
1. Se debe utilizar protector solar, en forma regular, ya que a pesar de que la radiación solar es menos intensa en este período, igual puede producir daño en personas predispuestas.
2. Es importante evitar duchas prologadas a altas temperaturas, así como exposición directa a fuentes de calor.
3. Además de aplicar cremas hidratantes, es importante beber agua regularmente y consumir una dieta equilibrada.
4. A la hora de limpiar el rostro o retirar el maquillaje, se recomienda optar por lociones suaves, leches de limpieza, o syndets (limpiadores sin jabón), para evitar resequedad e irritación de la piel.
Con la colaboración de: Dra. Irene Araya, dermatóloga.