En temporada de calor existe una mayor radiación ultravioleta, por lo que es necesario aumentar las precauciones a la hora de exponerse al sol y así evitar una insolación, envejecimiento prematuro y la aparición de manchas y pecas.
Llegaron las altas temperaturas y también la preocupación por el cuidado de la piel. Aunque protegerse de los rayos solares debiera ser un hábito permanente durante todo el año, es en esta época donde la exposición se vuelve más riesgosa.
La radiación ultravioleta (UV) es uno de los factores que más influye en el daño de la piel. Existen 3 tipos de rayos UV, que van de mayor a menor alcance: A, B y C. Los últimos son absorbidos por la capa de ozono antes de que lleguen a la superficie. Por lo tanto, se debe tener cuidado con los dos primeros.
Los rayos UVA son muy potentes y están presentes en gran proporción durante todo el año (95% de la radiación solar llega a la Tierra). Logran traspasar las nubes y los vidrios de las ventanas, alcanzando en un 80% la superficie cutánea. Aunque sus consecuencias no son visibles a corto plazo, sí son responsables del envejecimiento prematuro de la piel.
Los rayos UVB son de gran intensidad, principalmente en verano, aumentando a partir de las 10 de la mañana y disminuyendo después de las 4 de la tarde. Son los que causan quemaduras solares y pueden provocar cánceres cutáneos. Por eso, la recomendación médica es evitar permanecer bajo el sol en el horario de mayor riesgo.
Para que tu piel no sufra en exceso durante los meses de calor, la Dra. Emilia Zegpi, dermatóloga de Clínica Santa María, entrega los siguientes consejos:
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El protector solar ideal tiene que ser de amplio espectro, es decir, que proteja la piel frente a la radiación UVA, UVB y también de la luz visible y los rayos infrarrojos que provocan daño a nivel celular y manchas en la piel. Se debe reaplicar cada 3 o 4 horas.
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El Factor de Protección Solar (FPS o SPF) describe las propiedades protectoras contra los rayos UVB, donde un SPF 15 nos informa que la piel tardará 15 veces más en quemarse que sin protección. Un SPF 50, 50 veces más. Como mínimo, se debe usar un SPF 30.
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Respecto al factor de protección UVA, fijarse que diga “PA +++” o mayor. Mientras más signos “+” tenga, más protección frente a los rayos UVA entrega.
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También es importante que sea amigable con el medioambiente, que venga en envases biodegradables y sin filtros dañinos para los peces.
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Tomar 2 litros de agua al día. Es la mejor forma de mantenerse hidratado por dentro y por fuera.
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Limpieza e hidratación. Como el sol, la piscina y el mar resecan mucho la piel, es importante usar cremas hidratantes, tanto en el rostro como en el cuerpo, después de una rutina de limpieza diaria.
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Aumentar el consumo de frutas, hortalizas y verduras, ya que poseen propiedades antioxidantes y colaboran con la regeneración celular de la piel.
Con la colaboración de la Dra. Emilia Zegpi, dermatóloga de Clínica Santa María.