Todas las mamás coinciden en el mágico momento que se genera cuando toman a su hijo en brazos por primera vez. Prolongar esa conexión el mayor tiempo posible es uno de los principales objetivos que tiene el apego materno.
Es el vínculo que se produce justo luego del parto y que se va fortaleciendo las primeras semanas de vida. Esta relación será clave durante los dos primeros años, período en que se desarrolla la seguridad emocional del menor. Este proceso, además, marca el afecto con los padres, favoreciendo la socialización, autoestima e inteligencia emocional del niño por el resto de su vida.
Una buena atención médica al momento de nacer es importante, sin embargo, debe ser complementada por el contacto y afecto entre la madre y el recién nacido. Por eso, mientras antes comience el apego materno más fructífero será éste. Un niño con un apego precoz y seguro será más afectuoso, cooperativo, tranquilo y menos ansioso.
“Nadie más que la madre proporcionará las mejores condiciones en cuanto a equilibrio, seguridad, tranquilidad y estabilidad necesaria los primeros días. Si las capacidades vitales son óptimas, no existe razón para postergar el vínculo entre madre e hijo. Con este objeto, las madres estarán permanentemente junto a ellos mientras dure la hospitalización, con el fin de conocerlos, aprender a cuidarlos y tener la seguridad que se requiere al llegar a sus hogares”, explica el Dr. Iván Rojas.
El parto normal contribuye al proceso de apego precoz, por esta razón, Clínica Santa María posee una de las mejores tasas de nacimientos mediante esta vía, tanto en el sector público como privado. Para ello, cuenta con un Programa Especial de Embarazadas destinado a potenciar las capacidades innatas de la mujer para lograr un nacimiento a través de un parto vaginal.
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Con la colaboración de: Dr. Iván Rojas, médico jefe del Servicio de Obstetricia, Ginecología y Neonatología de Clínica Santa María.