Cada 21 de junio se conmemora el Día Mundial contra la ELA, una patología neurodegenerativa, que afecta a 1 de cada 20 mil personas, mayoritariamente a quienes tienen entre 40 y 70 años.
También conocida como enfermedad de “Lou Gehrig”, se trata de una condición neurodegenerativa que produce una pérdida progresiva de las neuronas motoras en el cerebro y médula espinal, provocando debilidad de los músculos necesarios para moverse, hablar, comer y respirar.
“Esta pérdida de fuerza se presenta típicamente como dificultad para caminar, disminución de la movilidad fina de las manos o dificultad para hablar y tragar, dependiendo del caso. Estos síntomas progresan en el tiempo de un área corporal, a la siguiente. La edad de presentación oscila entre los 40-80 años con un peak de incidencia a los 70. El diagnóstico es complejo e incluso en países desarrollados el tiempo desde el primer síntoma al diagnóstico es de 14 meses en promedio”, comenta el Dr. Nicholas Earle, neurólogo de Clínica Santa María.
Si bien ha habido grandes avances en la comprensión de la fisiopatología de esta enfermedad, la comunidad científica todavía no encuentra la causa. Hoy se describe la Esclerosis Lateral Amiotrófica como un conjunto de enfermedades que se manifiestan de una manera similar. “En el 5-10% de las personas, la ELA tiene una causa genética, por lo que en este grupo es donde mejor se conocen los mecanismos de la patología. Esperamos que en el futuro sean las primeras formas tratables, como lo estamos viendo con otras afecciones neuromusculares de causa genética”, explica el especialista.
Un diagnóstico temprano es de gran importancia para poder comenzar con el manejo integral de la ELA. Si bien la pérdida de fuerza es irreversible y progresiva, la mayoría de las manifestaciones tienen tratamiento. Para esto, es vital consultar a un neurólogo si se presentan alguno de los siguientes síntomas:
· Dificultad para caminar en particular si hay tropiezos y caídas frecuentes
· Debilidad o torpeza en las manos
· Dificultad para hablar o problemas para tragar alimentos
· Calambres y/o espasmos musculares
· Llanto, risa o bostezos involuntarios
· Cambios cognitivos y/o del comportamiento
Con la colaboración del Dr. Nicholas Earle, neurólogo de Clínica Santa María.