Esta patología degenerativa de la espina dorsal, consiste en la protrusión del material gelatinoso de un disco intervertebral, lo que provoca una compresión de las estructuras neuronales que se dirigen a las piernas.
La principal causa es el desgaste del disco, es decir, cuando este pierde su hidratación habitual. “Al nacer se tiene un 90% de agua en él y, a medida que la persona crece, se va volviendo sólido, por lo que, al estar sujeto
a presiones se rompe y permite que se deslice”, explica el Dr. Cristián Santos, traumatólogo y cirujano de columna de Clínica Santa María.
Alrededor de un 10% de la población general tiene hernias, pero no todas son sintomáticas. “Entre un 30% y 40% de los pacientes mayores de 40 años no tienen manifestaciones de esta enfermedad”, agrega el Dr. Santos.
Por otro lado, las que muestran signos, se reflejan en dolor lumbar que puede ser ocasional o irradiarse hacia una o ambas piernas, malestar que muchas veces va acompañado de:
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Falta de fuerza en la extremidad.
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Trastornos de la sensibilidad, como hormigueo e insensibilidad.
“Hay casos más extremos y graves donde la protrusión de disco es mayor, por lo que es posible que afecte más nervios, como los que van a la zona perineal, incluyendo los esfínteres y zona genital, los que requieren atención
rápida”, sostiene el Dr. Alejandro Escobar, neurocirujano de Clínica Santa María.
Los principales factores de riesgo son: antecedentes hereditarios de hernia, falta de actividad física, sobrepeso y trabajar con mucha carga.
“Esta enfermedad se caracteriza por afectar a gente joven, porque entre los 20 y 50 años es el periodo donde más se da, ya que estos pacientes son más extremos, por lo que los discos trabajan más y tienden a romperse”,
comenta el Dr. Escobar.
Para diagnosticar esta patología es necesaria una evaluación médica y una resonancia magnética.
El 80-90% de las hernias sintomáticas se tratan con medicamentos, reposo y kinesiología, y las más graves requieren de una intervención quirúrgica que puede ser: clásica, microcirugía o mediante endoscopia.
La gran mayoría de los pacientes asintomáticos se recuperan solos y de manera rápida (entre 30 a 40 días), por lo que no es necesario un tratamiento.
Para prevenir una hernia, es importante mantener una vida sana, es decir, hacer actividad física y evitar el sobrepeso.
Clínica Santa María cuenta con un equipo multidisciplinario de traumatólogos y neurocirujanos con vasta experiencia, que trabajan conjuntamente para tratar patologías de la columna vertebral. Además, dispone de tecnología
de última generación para el diagnóstico y tratamiento, lo que le permite entregar las mejores soluciones a los pacientes.
Con la colaboración del Dr. Cristián Santos, traumatólogo y cirujano de columna, y del Dr. Alejandro Escobar, neurocirujano de Clínica Santa María.