A los dos años, Matías Pérez fue diagnosticado de hipoacusia bilateral profunda, es decir, oía muy poco por ambos oídos. El equipo médico de Clínica Santa María, junto a la familia del menor, optaron por el implante coclear como alternativa para que pudiera escuchar y el resultado fue asombroso.
Desde que tenía pocos meses de vida, Chris Berghamin, mamá de Matías, intuía que su hijo podría tener problemas para escuchar y estaba en lo correcto. Tras someterlo a una serie de exámenes, estos arrojaron alteraciones graves en la audición del pequeño, siendo tempranamente diagnosticado con una hipoacusia sensorioneural bilateral profunda.
Con esto, comenzó a utilizar audífonos y a asistir a terapia auditiva verbal (TAV) con
Constanza Gajardo, fonoaudióloga especialista de la Clínica. Sin embargo, los audífonos no le entregaban suficiente información auditiva para poder oír los sonidos del entorno, especialmente aquellos necesarios para desarrollar el lenguaje. El equipo médico, liderado por la
Dra. Úrsula Zelada, en conjunto con los padres de Matías, llegaron a la conclusión de que la mejor alternativa de tratamiento era un implante coclear.
“Se trata de un aparato electrónico que captura los sonidos y los transforma en corriente eléctrica para llevarlos directo al nervio y, así, desde el nervio auditivo pueden llegar hasta la corteza cerebral y, de esta manera, entender lo que se está oyendo”, explica
Álvaro del Valle, tecnólogo médico especialista en implante coclear del Servicio de Otorrinolaringología de Clínica Santa María.
Una vez instalado el implante en su cabeza, detrás de la oreja, venía la prueba más importante, el momento del “encendido”, para ver cómo se comportaba y si lograba percibir sonidos. “No teníamos demasiadas expectativas, nos habían dicho que podría no reaccionar, que podía llorar… Entonces cuando vimos su cara, su emoción, fue lo máximo, era lo que buscábamos”, recuerda Chris.
A partir de ese día el pequeño tuvo muchos cambios que se ven reflejados en sus actividades diarias. Presta atención a nuevos sonidos, gira la cabeza al escuchar su nombre y, gracias al seguimiento de su tratamiento ha tenido avances muy importantes. Tanto Chris como su marido están muy agradecidos del apoyo que desde el primer minuto les entregó el equipo médico. “Desde un inicio nos explicaron detalladamente todo el proceso, siempre nos comunicamos con Álvaro o Constanza para resolver dudas y hay una muy buena disposición. Han sido muy cercanos y preocupados”, finaliza.