La tecnología láser existe desde los años 80 y ha ido mejorando con el tiempo. Hoy, a través de ella es posible resolver los problemas de cálculos mediante cirugías mínimamente invasivas, como lo hace el Láser Moses de Holmio de alta potencia, el que pulveriza las piedras de los riñones de forma más eficiente.
En general, la mayor potencia de un láser tradicional es de 30 Watts, mientras que este nuevo equipo tiene la capacidad de llegar a 120 Watts. Su tecnología llamada Moses, hace que el disparo del primer rayo separe el agua de la orina, y así, el segundo disparo llega directamente a la piedra.
Esto permite que la fragmentación de un cálculo sea un 60% más rápida en comparación a un láser convencional, por lo que disminuye los tiempos operatorios y la necesidad de anestesia. Se trata de un enorme benefio para los pacientes, ya que requieren menos horas de hospitalización (entre 24 y 36), y su recuperación es más rápida.
Otra de las ventajas de esta tecnología es que hay menos probabilidades de requerir nuevas intervenciones, porque al pulverizar mejor los cálculos, es menos posible que queden fragmentos residuales.
Todos los pacientes que sean candidatos a cirugías endoscópicas por cálculos urinarios, pueden ser operados con este láser, independiente de su tamaño. “Los cálculos chicos se pueden eliminar de manera natural a través de ciertos medicamentos. Sin embargo, una persona puede demorarse un mes en botar uno, entonces muchas veces la recomendación es que se operen”, explica el Dr. José Antonio Salvadó, urólogo de Clínica Santa María.
Un 10% de la población mundial sufre de cálculos. Los que se producen al juntarse ciertas condiciones como la falta de ingesta de líquido principalmente, el consumo excesivo sal y de proteína animal, entre otros factores. Las personas más propensas a ellos son aquellas con obesidad, diabéticos, con síndrome metabólico, pacientes con gota y antecedentes familiares de esta patología.
Sus síntomas son cólico renal, que es un dolor lumbar muy intenso asociado a náuseas, vómitos y que puede estar eventualmente asociado a algunas molestias urinarias, tales como ardor o dificultad para orinar o sangramiento urinario.
“Alrededor de un 90% de los pacientes, dada la intensidad del dolor, consultan en el Servicio de Urgencia”, finaliza el doctor Salvadó.
Con la colaboración de: Dr. José Antonio Salvadó, urólogo.