Cuando sólo tenía tres meses, la familia de Constanza recibió una desalentadora noticia: tenía fibrosis quística. Tras convivir 29 años con esta enfermedad, y gracias a la generosidad de un donante y su familia, la joven periodista fue trasplantada en Clínica Santa María.
Constanza vivió una niñez y adolescencia normal, sin limitaciones. Sus padres se encargaron de que así fuera. Fue de campamento junto a sus compañeras, viajó con sus amigas, entró a la universidad y decidió vivir sola e independizarse.
Sin embargo, cuando tenía 24 años, empezó a sentir los síntomas de la enfermedad que la acompañó desde sus primeros días de vida. “Hacer actividad física fue cada día más difícil, me cansaba demasiado al hacer cosas tan sencillas como subir las escaleras”, recuerda.
El año 2013, el equipo médico que la trataba le planteó la posibilidad de ser trasplantada y al año siguiente entró a lista de espera. Por esa misma fecha, Constanza fue derivada al Programa de Trasplante Pulmonar de Clínica Santa María.
A pesar de que su condición era estable, con el paso del tiempo se volvió oxígeno-dependiente y estuvo hospitalizada en reiteradas ocasiones. A fines de junio su salud ya estaba muy deteriorada y tuvo que ser internada en la UTI. “Mi cuerpo no daba más, estaba realmente agotada. No podía respirar, me costaba comer y dormir, por lo que me convertí en prioridad nacional”, cuenta Constanza.
El 10 de julio apareció un donante compatible para realizar el trasplante bipulmonar que necesitaba. La operación duró 10 horas, tres para reemplazar el pulmón derecho y siete para el izquierdo. Aunque fue más complicado con el segundo órgano, el trasplante fue exitoso.
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“No conozco a mi donante, pero siento que estamos conectados, es algo mágico. Ya me ha regalado dos meses de vida y estoy muy feliz, parte de una persona sigue viviendo en mí y es mi deber honrarla hasta el último día por la decisión que tomó y el gran regalo que me hizo. Los donantes son los héroes de esta historia”, finaliza Constanza.
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Han pasado casi dos meses desde el procedimiento y la vida de Constanza cambió de manera radical. “Es como volver a nacer, no sabía cómo se sentía respirar bien y ahora puedo hacer mi vida con normalidad”, confiesa y agrega: “Mi familia fue un pilar fundamental. Mi hermano menor mostró siempre una generosidad y amor infinito por mí, y me cuidó cada vez que estuve en cama muy enferma. Junto a mis padres, son el 50% del éxito de este proceso y les agradezco infinitamente todo lo que hicieron. También estoy muy agradecida con Clínica Santa María, el equipo médico es sólido. Sentí una calidez humana y profesional que no encontré en otro lugar”.

La fibrosis quística es uno de los tipos de enfermedad pulmonar crónica más común en niños y adultos jóvenes. Se trata de una condición hereditaria, causada por un gen defectuoso que hace al cuerpo producir un líquido que se acumula en las vías respiratorias -como en el caso de Constanza- y en otros órganos como el páncreas, provocando infecciones pulmonares potencialmente mortales o graves complicaciones digestivas.