A los 61 años nada indicaba que tenía problemas de salud, sin embargo, César Sanpeze tenía un tumor alojado en su hígado hace años sin saberlo. El trasplante de este órgano era la única alternativa para seguir viviendo.
César estaba en el supermercado cuando recibió el llamado que tanto esperaba: Tenían el órgano que necesitaba para ser trasplantado. Tres horas
después ya estaba en Clínica Santa María con toda su familia.
Seis meses antes, en junio del año pasado, llegó al Servicio de Urgencia de la Clínica por un dolor de espalda y glúteo. Le realizaron diversos exámenes y un scanner evidenció que su hígado se encontraba en muy malas condiciones. La noticia lo sorprendió, ya que nunca había presentado síntomas.
De inmediato, fue evaluado por el Dr. Javier Chapochnick, médico jefe del Programa de Trasplante Hepático, quien le explicó que un trasplante era la única opción para mantenerse con vida. César aún recuerda qué le respondió al doctor: “Me voy a morir de cualquier cosa menos del hígado, así que vamos para adelante”. Ese día decidió ponerse en manos de los especialistas de la Clínica y confió plenamente en sus decisiones.
A partir de ese momento inició el tratamiento. Tenía un tumor hepático primario
llamado carcinoma hepatocelular, pero no era posible hacer una resección. “Para que no continuara creciendo e impidiera el trasplante, se realizó una quimio-embolización y ablación del tumor”, explica el Dr. Chapochnick.
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El equipo médico del Programa de Trasplante Hepático de Clínica
Santa María está integrado por especialistas de gran experiencia,
capacitados en Chile y en el extranjero, lo que les ha permitido
lograr excelentes resultados en sus pacientes.
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El 15 de enero se llevó a cabo el procedimiento, César estuvo doce días hospitalizado, sin embargo, al quinto ya se sentía bien y todos sus exámenes arrojaban resultados normales. “No he tenido ninguna complicación y sigo las reglas del juego al pie de la letra: vengo a control, tomo mis medicamentos a la hora y registro todo en la carpeta que me entregaron en la Clínica”, confiesa.
“Estoy muy agradecido de los profesionales con los que compartí durante todo este proceso. Siempre recibí el mejor trato y la mejor disposición en la Clínica. Es sorprendente, mi caso hizo vibrar al equipo médico, fue una victoria para todos”, recuerda.
César confiesa que este período lo ayudó a tomar conciencia sobre la donación de órganos y las personas que han sido donantes, “son muy especiales, se merecen todo el agradecimiento y el respeto del mundo, son un ejemplo para la sociedad”, finaliza.