Al nacer, Florencia fue diagnosticada con un defecto en el cráneo, llamado craneosinostosis. El equipo de neurocirujanos pediátricos la evaluó y sugirió que debían realizarle una cirugía endoscópica para garantizar una recuperación más rápida y menos dolorosa. El procedimiento se convertiría en el primero de este tipo realizado a una lactante en Clínica Santa María.
Daniela (30), enfermera de profesión, tuvo un embarazo de término sin complicaciones en enero de este año, sin embargo, luego del nacimiento de su hija, ella, su marido y el equipo de Neonatología notaron que había una alteración en la configuración del cráneo de la menor.
“Dada la alerta que recibimos desde el Servicio de Maternidad, visité a Florencia a los dos días de vida. El escáner arrojó lo que imaginábamos, la pequeña había nacido con el cierre prematuro de una de las suturas del cráneo, estructuras que -al estar abiertas- permiten que el cerebro crezca y pueda desarrollarse sin problemas. Normalmente las suturas se cierran cerca de los dos años”, comenta el
Dr. Gabriel Campos, neurocirujano infantil de Clínica Santa María.
La única solución para reparar este defecto congénito era realizar una intervención quirúrgica. En el caso de Florencia, existía una ventaja muy importante: haber tenido un diagnóstico temprano. Esto permitió que el procedimiento fuera endoscópico y, por lo tanto, mucho menos invasivo que una cirugía abierta.
“Cuando el Dr. Campos nos explicó lo que pasaba con nuestra hija fue muy educativo. Nos contó todas las posibilidades y nos dio tiempo para averiguar más sobre esta condición. Sin embargo la operación había que realizarla antes de sus 4 meses. Conversamos con diversos especialistas y todos los caminos nos llevaron a él. Supimos que era uno de los primeros neurocirujanos en Chile en realizar este procedimiento. Eso nos hizo sentir muy seguros. Tuvimos la fortuna de caer en sus manos”, cuenta Daniela.
Así fue como el 12 de abril de este año, a sus tres meses y medio, Florencia fue sometida a una suturectomía endoscópica, la cual se realizó por primera vez a una lactante en Clínica Santa María. La intervención fue exitosa y, a los tres días, tras una corta estadía en la
Unidad de Paciente Crítico Pediátrico (UPCP), la pequeña estaba de vuelta en su casa. Ahora, debe utilizar un casco por aproximadamente un año y hacer terapia kinésica para que su cabeza crezca de forma natural.
Daniela comenta que en estos meses la Clínica se ha transformado en su segunda casa. Esto porque la pequeña
“rock star”, como le dice a su hija, debe ser controlada periódicamente por diversos especialistas. “Aquí hemos encontrado a un excelente equipo, muy preocupado por nosotros. Creo que hoy Florencia está bien gracias a un trabajo multidisciplinario. Su kinesióloga, Antonella Lombardi, ha sido fundamental desde que nació; la Dra. Carolina Gandolfi, neonatóloga, también; su neuróloga, la Dra. Paredes; la Dra. Cristino… y para qué decir el Dr. Gabriel Campos. Como personal de la salud, pero ahora mirando desde la otra vereda, puedo decir que me siento súper agradecida”, finaliza.