En marzo corrió 21K en la Maratón de Santiago, su tercera media maratón en los últimos siete meses. Ahora entrena para conseguir un nuevo logro en la Maratón de Viña del Mar que se realizará en octubre.
Fue trasplantado por el equipo del Programa de Trasplante Pulmonar de Clínica Santa María a fines de 2014 y hoy, con 53 años, es todo un deportista. “Mi evolución fue tan satisfactoria que una semana después del trasplante estaba haciendo bicicleta”, confiesa. Hace dos años comenzó a entrenar tres veces por semana para correr 10K en la Maratón de Santiago y en 2017 lo logró sin problemas.
Meses después corrió sus primeros 21K en Viña del Mar, se atrevió a hacerlo nuevamente en enero de este año en Valdivia y en marzo lo hizo en la Maratón de Santiago. “Estos logros son mi forma de agradecer y se los dedico a la familia de mi donante, al equipo médico y a mi familia”, afirma Cristián. Luego de correr tres medias maratones, confiesa estar listo para su próximo desafío: completar 42K. “Mi principal motivación es crear conciencia sobre este tema y demostrar cuánto se puede recuperar una persona trasplantada”.
Nació con una enfermedad que dañó sus pulmones y lo hizo oxígeno dependiente. Tenía un enfisema pulmonar secundario a una deficiencia de Alfa 1 Antitripsina, la enzima encargada de proteger estos órganos de la inflamación causada por diversas infecciones. El trasplante era su única alternativa para seguir viviendo. "Mi calidad de vida se deterioró considerablemente. Viví intensas crisis y era oxígeno dependiente las 24 horas del día”, recuerda.
Tras permanecer un año y medio en lista de espera recibió dos nuevos órganos y se convirtió en el primer paciente sometido a un trasplante bipulmonar en Clínica Santa María. Hoy es un agradecido de la nueva oportunidad que recibió.
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