Este examen se utiliza principalmente en pacientes pediátricos, cuando el especialista sospecha de la presencia de este trastorno. Su principal ventaja es que no requiere hospitalización, por lo que la prueba se realiza en la casa del menor.
Se trata de un estudio no invasivo que utiliza un dispositivo portátil que los padres instalan antes de que el niño se vaya a dormir y previa capacitación. Mediante este equipo se pueden monitorizar distintas variables como saturación de oxígeno, frecuencia cardíaca, flujo de aire nasal, movimientos torácicos y abdominales, y ronquido. Todas ellas quedan grabadas y son posteriormente analizadas por el especialista.
Supone una alternativa a la polisomnografía debido a su menor costo y a la posibilidad de realizarse en un ambiente conocido por el niño, lo que además hace que los resultados sean más representativos y objetivos. “Estas mediciones, permiten registrar una noche típica del paciente en su ambiente habitual”, manifiesta la Dra. Ana María Herrera, broncopulmonar infantil de Clínica Santa María.
Se estima que 10% de los menores ronca, pero solo un 3% de ellos tiene apnea obstructiva del sueño. “A todo niño que ronque más de tres veces por semana se le debe indicar un estudio del sueño para saber si sus ronquidos están asociados a este trastorno”, explica la especialista.
Una vez objetivada la presencia de apneas, su cuantía y severidad, es que se planifica la estrategia terapéutica más adecuada para cada caso.
Además de los ronquidos, los padres deben estar alerta a otros indicadores como lo son la hiperactividad, un bajo rendimiento escolar y el cansancio debido a que el sueño resulta poco reparador. La principal causa de la apnea obstructiva del sueño en niños es la hipertrofia de adenoides, seguido por el sobrepeso y obesidad.
Con la colaboración de: Dra. Ana María Herrera, broncopulmonar infantil.
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