Se trata de un procedimiento muy seguro que se realiza hace 20 años en Clínica Santa María, con más de 2.500 intervenciones realizadas por un equipo médico experto en hiperhidrosis.
Transpirar es normal, pero hacerlo de manera exagerada puede causar grandes molestias. En promedio, el cuerpo produce entre 400 y 500 cc de sudoración al día. Sin embargo, hay quienes transpiran hasta 10 veces más, aunque estén en reposo o con frío.
Cuando esto sucede en alguna zona específica del cuerpo, se denomina hiperhidrosis localizada, condición caracterizada por el sudor excesivo en la cara (rubor facial), manos y/o axilas; producido por un sobreestímulo del sistema simpático, que es la parte del sistema nervioso y está encargado de regular las respuestas del cuerpo cuando este entra en acción.
En sus formas severas, puede provocar complicaciones médicas como dishidrosis palmar y digital (descamación de la piel), bromhidrosis axilar (mal olor) y dermatitis (irritación de la piel incluso con pigmentación).
“Independiente de la cuantía en volumen de la hiperhidrosis, lo fundamental es evaluar la afectación de la calidad de vida del paciente, ya que esta condición puede producir alteraciones sociales, laborales y afectivas en quienes la padecen”, comenta el Dr. Francisco Suárez, cirujano de tórax de Clínica Santa María.
Por eso, es importante controlar esta enfermedad. Aunque existen varios tratamientos, ninguno ha demostrado ser tan eficiente como la simpatectomía, intervención que proporciona una cura definitiva de la hiperhidrosis palmar, en el 95% de los casos.
“Resulta muy relevante la selección de los candidatos, ya que no todos los pacientes se benefician de una simpatectomía. Y es aquí donde yace la importancia de ser evaluado por un equipo experimentado en este procedimiento, dado que el objetivo es mejorar la calidad de vida de las personas mediante esta cirugía y no tratar el problema en forma aislada”, agrega el Dr. Suárez.
La intervención se realiza bajo anestesia general, a través de dos incisiones de 5 centímetros en la axila, por donde se introduce una pequeña cámara de video que permite visualizar el interior del tórax. Luego, con un bisturí ultrasónico, se secciona el área del sistema simpático responsable de estimular la producción de sudor excesivo o de provocar rubor facial, según el problema que se quiera solucionar.
Se trata de una cirugía mínimamente invasiva, dura alrededor de 35 minutos, con mínimas consecuencias estéticas dado el tamaño de las cicatrices y tiene una mejoría inmediata en la gran mayoría de los pacientes, que son dados de alta al día siguiente o incluso el mismo día, de acuerdo a la indicación del equipo tratante.
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Con la colaboración del Dr. Francisco Suárez, cirujano de tórax de Clínica Santa María.