Una enfermedad autoinmune dañó de forma severa los riñones de Jorge, llevándolo rápidamente a requerir un trasplante renal. Fue Teresita, su señora, quien le donó uno de sus órganos.
A mediados de 2017, Jorge Rojas comenzó a presentar un importante deterioro en su función renal, producto de una enfermedad del sistema inmune que se venía tratando hace cinco años. Sin embargo, esta condición se volvió más agresiva y los doctores le dieron dos opciones: diálisis o un trasplante de riñón.
Provenientes de la IV región, Jorge y Teresita llegaron a Clínica Santa María para trasplantarse lo antes posible. Si bien son beneficiarios de Fonasa habían escuchado del Centro de Trasplante de Órganos de la Clínica y de sus excelentes resultados.
El matrimonio fue recibido por el Dr. Javier Chapochnick y la Dra. Jacqueline Pefaur, quienes les explicaron que la mejor opción para Jorge era ser sometido a un trasplante renal de donante vivo. De esta forma, comenzaron rápidamente las gestiones para realizar el procedimiento.
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Con 23 años de casados, este matrimonio hace un llamado sobre la importancia de conversar en familia y respetar la decisión voluntaria de ser donante de órganos. “Nadie está libre, hoy fue por mí y mañana puede ser por ti”, afirma Jorge.
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Tras estudiar a cuatro posibles donantes, finalmente encontraron a la persona indicada: Teresita reunía todas las condiciones y era compatible con Jorge para donarle un riñón. “La verdad es que era lo que queríamos desde un principio. Nos conectamos para llegar juntos a la cirugía”, afirman.
Sin embargo, Jorge tenía miedo y no estaba decidido. “Me arrepentí los últimos días, porque no quería hacerla sufrir”, recuerda y ella agrega: “Yo soy fuerte y nunca lo dudé. Aunque no dimensionaba la situación, solamente quería verlo bien”.
Ambos entraron a pabellón a mediados de noviembre para realizar el procedimiento. Primero, el equipo médico liderado por el Dr. Álvaro Kompatzki extrajo uno de los riñones de Teresita. Inmediatamente, el Dr. Javier Chapochnick realizó el trasplante de este órgano en Jorge.
Su organismo aceptó el nuevo riñón sin complicaciones. “Cuando desperté después del trasplante me sentí diferente. No tenía dolor y fue muy buena la recuperación. Estoy eternamente agradecido con mi mujer, ella me devolvió la vida”, recuerda Jorge. Por su parte, Teresita afirma lo importante que ha sido para ella este gesto: “Ser donante es algo muy bonito, le das una posibilidad de vida a otra persona. Volvería a hacerlo sin dudar”.
A casi dos meses de la operación, ambos se recuperan y reconocen el gran apoyo que recibieron durante este proceso. “Estamos muy agradecidos de Clínica Santa María por la calidad humana de su personal, desde el equipo médico hasta la persona que te lleva en silla de ruedas. Todos se portaron excelente con nosotros”, finalizan.