Luego de un año intentando ser padres, Cecilia y Matías decidieron iniciar un tratamiento de inseminación intrauterina con el Dr. Mauricio Mondion, especialista en fertilidad, quien junto a su equipo médico, los acompañó y orientó en cada etapa del proceso.
Cecilia Ariztía y Matías Rubio buscaron por cerca de un año agrandar su familia. Sin embargo, el esperado “positivo” no llegaba. “Siempre pensamos que si no nos resultaba en seis meses o un año, debíamos ver otras opciones porque sabíamos que después de los 35 años, el panorama era más difícil. Estábamos contra el tiempo”, cuenta Matías.
Justamente, la edad es uno de los factores a considerar cuando se busca un embarazo. Según explica el Dr. Mondion, ginecólogo y jefe de la Unidad de Medicina Reproductiva de Clínica Santa María, si una pareja no tiene antecedentes médicos previos o ginecológicos, la decisión de cuándo acudir a un especialista depende de la edad de la mujer. “Si es menor de 35, no es necesario que consulte hasta llevar un año intentándolo sin conseguirlo. Si tiene entre 35 y 40 años de edad, debe hacerlo a los 6 meses. Si tiene 40 o más, debe consultar en el momento que decida intentarlo”, explica el médico.
Por la edad de Cecilia y Matías, sumado al tiempo que estuvieron buscando un embarazo, fue necesario realizarles un estudio para evaluar su condición general de salud, analizar la calidad de sus gametos -es decir, los espermatozoides del hombre y la reserva ovárica de la mujer- y observar la anatomía de los genitales internos femeninos: útero, cuello del útero, trompas y ovarios.
“En el caso de esta pareja, todo estaba dentro de los límites normales. A pesar de esto, a medida que una mujer se va acercando a los 40 años, la disminución normal de su reserva ovárica afecta de manera muy significativa la posibilidad de un embarazo espontáneo”, comenta el especialista.
Ambos buscaban un tratamiento que fuese de menos a más, y optaron por uno de baja complejidad. “El doctor fue muy claro y siempre respetó lo que nosotros queríamos. Nos explicó cómo iba a ser esto y qué nos iba a pasar. Nos habló de las probabilidades de éxito que teníamos y eso nos dejó súper tranquilos. Así es que partimos con lo más sencillo que era hacer un seguimiento de la ovulación”, afirma Matías.
El tratamiento consistió en estimular la ovulación con fármacos, monitorearla mediante control ecográfico para determinar exactamente cuándo se producía el periodo fértil y aprovechar ese período para introducir, hasta el fondo del útero, una selección de espermatozoides concentrados en un volumen muy pequeño, a través de un procedimiento ambulatorio, mínimamente doloroso, que se denomina inseminación intrauterina.
“Hicimos tres inseminaciones. Ese era nuestro deadline y funcionó”, cuenta Cecilia. “Fue un proceso rápido y que pudimos seguir fácilmente. Además el Dr. Mondion siempre nos guió con su opinión médica y la matrona Paz Domínguez fue un amor, súper preocupada. Fue bonito, una experiencia muy buena para nosotros”, agrega.
Cecilia y Matías están muy contentos viendo cómo avanza su embarazo que ya está en el último trimestre. Será niña, se llamará Alicia y todos los controles han demostrado que crece saludablemente en el vientre de su mamá.