Las várices son una dilatación anormal de las venas, es lo que el paciente ve tras un sistema venoso que no funciona adecuadamente, provocando que se acumule sangre en las piernas. Durante los meses más fríos sus síntomas disminuyen.
Pueden ser desde muy leves hasta graves. Están las que presentan una molestia cosmética; las várices que duelen, donde el paciente tiene incomodidad y pesadez en las piernas; y por último, las que además presentan una complicación mayor, por ejemplo, de formación de un trombo.
La enfermedad varicosa, cuya causa es una condición interna llamada insuficiencia venosa, es progresiva, es decir, avanza lentamente. Se recomienda consultar con un especialista desde que comienzan sus primeras manifestaciones.
El Dr. Felipe Corvalán, cirujano vascular de Clínica Santa María, explica que “al ser dilataciones venosas, enlentecen el flujo de la sangre. Es el mismo fenómeno que pasa en un río: cuando es delgado, el agua fluye rápido y cuando es ancho, fluye más lento. He ahí el riesgo de que se forme un coágulo”.
Durante el invierno, las várices molestan menos. Esto, debido a que las temperaturas más frías hacen que los vasos sanguíneos se contraigan, mientras que en verano los síntomas aumentan debido a que los vasos venosos se dilatan y duelen.
Existen diversas causas por las cuales aparecen las várices. Algunas son inherentes, como la genética; y otras modificables como el sobrepeso, el uso de hormonas anticonceptivas basadas en estrógenos y la falta de actividad física. Al entender cuáles son las razones por las que aparecen, se pueden evitar aquellas que las favorecen.
Cuando aparecen las primeras manifestaciones asociadas a las várices, es de gran ayuda el ejercicio aeróbico y el uso de medias de soporte elástico, que ayudan a disminuir la sensación de pesadez e hinchazón en las piernas.
Cuando los síntomas son más severos, hay alternativas muy poco invasivas para su tratamiento, las que han migrado hacia la endoblación. Esto quiere decir que, en vez de sacar la vena, como se hacía años atrás, ésta se trata de forma interna con un catéter y de esta manera se va sellando por dentro.
“Es una cirugía de bajo riesgo, habitualmente ambulatoria, provoca poco dolor, los pacientes pueden volver rápidamente a sus actividades diarias y, en general, deja cicatrices muy pequeñas. Es una intervención que se recomienda hacer cuando el paciente tiene síntomas asociados a la presencia de dilataciones venosas y no más tarde”, agrega el Dr. Corvalán.
Con la colaboración de: Dr. Felipe Corvalán, cirujano vascular y endovascular.