A pesar de que los síntomas pueden ser muy parecidos, estas enfermedades son producidas por distintos tipos de virus e implican diversa gravedad. Aprende a diferenciarlas.
El resfrío común es una infección de las vías respiratorias superiores, producido principalmente por el Rhinovirus, y es altamente contagioso. Se desarrolla gradualmente, con fiebre baja, dolor de garganta y cabeza, estornudos frecuentes, congestión nasal y tos seca. Su duración, por lo general, suele ser de siete días y no desencadena en cuadros más complicados. De hecho, en la mayoría de los casos, basta con un poco de reposo, algunos medicamentos analgésicos descongestionantes y abundante ingesta de líquido para lograr una mejoría.
La gripe o influenza es bastante común en época invernal, ya que se estima que entre un 5 y un 20% de la población puede contagiarse con este virus. Es producida por el virus de la Influenza –A, AH1N1 o B– el cual se propaga a través de las gotitas de saliva que quedan suspendidas en el aire cuando una persona enferma tose o estornuda. Aparece de forma repentina, con fiebre que puede superar los 39°C, dolor de cabeza, tos seca e irritativa, dolor muscular, cansancio que impide realizar actividades, dolor de garganta, disminución del apetito y posibilidad de generar complicaciones (neumonía, obstrucción bronquial, deshidratación).
Las epidemias por influenza ocurren generalmente durante el invierno, causando un importante número de enfermos y mortalidad. Todos los grupos de edad son susceptibles de contagiarse, pero es en los niños pequeños, ancianos y pacientes con enfermedades crónicas, donde las complicaciones son más frecuentes.
Su curso está condicionado por la edad, la inmunización, las características del virus, el consumo de tabaco y la presencia de otras enfermedades. Es altamente contagiosa y tiene un periodo de incubación de entre 18 y 36 horas, aunque pueden transcurrir hasta cinco días sin que se manifiesten los síntomas.
Cuidados y tratamiento
Si una persona presenta un cuadro de influenza, lo esencial es que mantenga reposo en cama y una abundante ingesta de líquido. Los síntomas como inflamación, dolor y fiebre pueden ser tratados con diversos medicamentos y antibióticos en caso de sobreinfección bacteriana. Es importante no automedicarse. Si crees que tú o tu hijo podrían tener influenza, acude a un especialista para que realice el diagnóstico e indique un tratamiento adecuado.
Con la colaboración de: Dr. Alfredo Jalilie, médico broncopulmonar y coordinador de Enfermedades Respiratorias de Clínica Santa María.