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Cirugía Plástica

Conoce la operación para afinar tus mejillas

Publicado el 04/12/2017

En Chile han aumentado exponencialmente las bichectomías, un procedimiento para reducir las bolsas de Bichat. Esta intervención no altera ninguna función y el efecto que logra puede estilizar sutil, pero significativamente la cara.

Las bolsas de Bichat, llamadas también Bolsas de Grasa Bucal (BGB), son cúmulos de grasa que se depositan en ambas mejillas, justo debajo del pómulo, dando volumen a esa zona. Éstas, forman parte de la estructura anatómica de la cara, sin embargo, algunas personas las tienen más desarrolladas que otras. “Es importante destacar que su tamaño no guarda directa relación con el peso del paciente”, explica el Dr. Marcelo Feres, cirujano plástico de Clínica Santa María. El experto añade que cuando éstas son reducidas se puede ver un rostro mucho menos redondo y abultado.

Si bien su rol principal es la amortiguación y la lubricación al masticar, no son esenciales para ello, por lo que su retiro no altera ninguna función. Además, la intervención donde se reducen, no genera mayores complicaciones.

En general, la bichectomía se recomienda a personas con un peso adecuado para su talla o un sobrepeso moderado y no en personas obesas, ya que esto puede provocar que el procedimiento se torne ineficiente, por la presencia excesiva de grasa que impida ver buenos resultados. “Además, es preferible realizarlo en caras ovaladas o redondeadas, en las cuales se logra dar presencia al surco maxilar superior e inferior, dándole más ángulos a la cara”, agrega el especialista.

En lo que respecta a las preferencias, esta cirugía se puede realizar tanto en hombres como en mujeres, pero la consulta es más frecuente en el género femenino.

“La intervención consiste en una pequeña incisión en cada lado de la cara, específicamente por dentro de la boca –en la mucosa oral– a nivel del segundo molar, algo similar a lo que ocurre al poner implantes de mejillas”, señala el Dr. Feres.

Las bolsas de grasa son retiradas con cuidado para evitar provocar sangrado o manipulación de estructuras nerviosas. “De no hacerse adecuadamente y en manos expertas, puede conducir a complicaciones como hematomas o parálisis motora parcial o significativa de la comisura facial”, explica.

La cirugía no dura más allá de 40 minutos, se utiliza anestesia local y, a veces, también sedación. En cuanto a la recuperación, generalmente el paciente es dado de alta el mismo día y puede retomar su vida laboral una o dos semanas después, dependiendo de cada caso, ya que la principal limitante para trabajar es la inflamación de la cara, que puede ser incómoda frente a otras personas. “En cuanto al deporte, se debe esperar un mes para realizarlo de manera intensa”, agrega el doctor.

 

Con la colaboración de: Dr. Marcelo Feres, cirujano plástico de Clínica Santa María.