Por tercera vez en los últimos seis meses, Cristián Müller corrió media maratón y se prepara para completar sus primeros 42 kilómetros en octubre.
Fue trasplantado por el equipo del Programa de Trasplante Pulmonar de Clínica Santa María a fines de 2014, y hoy, con 53 años, ya es todo un deportista. “Mi evolución fue tan satisfactoria que una semana después estaba haciendo bicicleta”, confiesa. Pero Cristián sabía que podía más. Hace dos años comenzó a entrenar tres veces por semana para correr 10 kilómetros en la Maratón de Santiago y el 2017 lo logró sin problemas.
Meses después corrió sus primeros 21 K en Viña del Mar, se atrevió a hacerlo nuevamente en enero de este año en Valdivia y ahora quiso hacerlo en la Maratón de Santiago. “Estos logros son mi forma de agradecer y se los dedico a la familia de mi donante, al equipo médico y a mi familia”, señala Cristián.
Luego de estas tres medias maratones Cristián afirma estar listo para comenzar a entrenar para su próximo desafío: sus primeros 42 K. “Mi principal motivación es crear conciencia sobre este tema y demostrar cuánto se puede recuperar una persona”.
Cristián nació con una enfermedad que deterioró sus pulmones y lo hizo oxígeno dependiente. Tenía un enfisema pulmonar secundario a una deficiencia de Alfa 1 Antitripsina, la enzima encargada de proteger estos órganos de la inflamación causada por infecciones que atacan el tejido pulmonar.
El trasplante era su única alternativa para seguir viviendo. "Mi calidad de vida se deterioró considerablemente. Viví intensas crisis y era oxígeno dependiente las 24 horas del día”, recuerda.
Tras permanecer un año y medio en lista de espera recibió dos nuevos órganos y se convirtió en el primer paciente sometido a un trasplante bipulmonar de Clínica Santa María. Hoy es un agradecido de la nueva oportunidad que recibió.