Las infecciones respiratorias son muy frecuentes durante los meses de otoño e invierno, pero los niños, especialmente lactantes y preescolares, son más vulnerables y sus efectos pueden ser graves, por lo que es importante estar informados para consultar a tiempo.
Con el frío se incrementan en más de un 50% las consultas médicas por enfermedades respiratorias. Esto se debe a que, en esta época del año, se dan condiciones ambientales que las propician, como el encierro, la falta de ventilación ambiental, mayor circulación viral, entre otras.
Las enfermedades respiratorias son causadas por diferentes tipos de virus, cuya principal forma de transmisión es la vía aérea o el contacto directo, es decir, a través de las secreciones, al hablar, estornudar, toser, al contacto de manos, juguetes, muebles, acudir a espacios cerrados, por ejemplo, centros comerciales, cines o supermercados.
Dependiendo del nivel del aparato respiratorio que afecten se clasifican en:
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Enfermedades respiratorias altas: Resfrío común, otitis, sinusitis, amigdalitis, faringitis y laringitis.
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Enfermedades respiratorias bajas: Traqueitis, bronquitis y neumonía.
Los dos principales virus epidémicos de otoño e invierno son el Virus Respiratorio Sincicial (VRS), que afecta principalmente a los niños menores de 1 año, e Influenza, además del virus por COVID-19 que ha tomado protagonismo en los últimos años.
Por otra parte, existen enfermedades respiratorias de base que se agravan con las infecciones respiratorias, como el asma bronquial, fibrosis quística, displasia broncopulmonar, daño pulmonar crónico, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) en adultos, entre otros.
Contagios
Las vías de contagio más frecuentes son las secreciones bucales y nasales, por lo que es importante mantener distanciamiento con personas que tengan síntomas respiratorios, además de realizar una adecuada higiene de manos, uso de mascarilla, evitar besos en la cara, humo de tabaco, contaminantes ambientales, entre otros.
Otros consejos para esta época son ventilar la casa, al menos una vez al día, no sobre-abrigar a los niños para que no transpiren en exceso, optar por un método de calefacción libre de contaminación, evitar cambios bruscos de temperatura, realizar aseo de superficies, y no exponerse a aglomeraciones en lugares cerrados, sobre todo menores de edad, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas.
La mayoría de las infecciones respiratorias en los niños son bastante leves y desaparecerán por sí solas, pero es importante consultar a un médico si los síntomas son graves o no desaparecen. El Servicio de Pediatría y Adolescencia de Clínica Santa María cuenta con un equipo multidisciplinario para abordar cada patología.
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Con la colaboración del Dra. María Angélica Perez, pediatra broncopulmonar de Clínica Santa María.