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Descontrol de impulsos

¿Qué es el trastorno explosivo intermitente?

Publicado el 29/09/2017

Bocinazos a otros conductores, mal trato en restaurantes y tiendas, gritos a familiares y amigos, son reacciones que se pueden asociar a este problema conductual, que se puede manejar con medicamentos y terapias que ayudan a disminuir los ataques de ira.

El trastorno explosivo intermitente (TEI) afecta al 8% de la población con condiciones psicológicas, principalmente, a los hombres durante el inicio de la adolescencia.

“Las personas con este problema exhiben arrebatos recurrentes en el comportamiento, que se manifiestan física y/o verbalmente y reflejan una falta de control de los impulsos agresivos, siendo desproporcionados en relación al estímulo o factor que los desencadenaron”, manifiesta Sandra Navarrete, psicóloga de Clínica Santa María.

Además, estos actos se caracterizan por no ser premeditados, ya que son provocados por la ira, complicando las relaciones interpersonales de la persona, por ejemplo, con la familia y los compañeros de trabajo.

Aunque el TEI tiene causas desconocidas, existen algunos factores que lo predisponen como el medio ambiente –personas que hayan crecido en un contexto donde la violencia verbal y física eran parte de la dinámica familiar– y la genética.

Síntomas y tratamientos

La psicóloga recomienda consultar cuando una persona mayor de 6 años ha tenido 3 o más arrebatos físicos que hayan provocado daño a una propiedad u objeto, o lesiones a animales o individuos, en los últimos 12 meses. “También en los casos en que ha existido agresión verbal, berrinches y peleas, en promedio 2 veces por semana, en un período de tres meses”, explica la especialista.

Los síntomas que se presentan antes o durante el episodio agresivo –los que no duran más de 30 minutos y pueden estar separados entre sí por días, semanas o meses– son irritabilidad, aumento de energía, pensamientos agresivos, hormigueo, temblores, palpitaciones, opresión en el pecho o presión en la cabeza. “Después del ataque, en tanto, la persona puede tener una sensación de cansancio o alivio mental”, agrega la psicóloga.

La experta asegura que los arrebatos no se relacionan con otros problemas psiquiátricos –como bipolaridad o trastorno de personalidad limítrofe–, a enfermedades médicas como Alzheimer ni a los efectos fisiológicos del alcohol o drogas. “También es importante no confundirlo con el trastorno negativista desafiante (comportamiento rebelde y desobediente ante las figuras de autoridad) o déficit atencional con hiperactividad”, añade.

El tratamiento incluye fármacos –como antidepresivos, anticonvulsivos, ansiolíticos y estabilizadores del ánimo según las necesidades de cada caso– y una terapia cognitivo-conductual, donde se le enseña al paciente a identificar los factores gatillantes de la crisis, control de la ira, respuestas apropiadas a los estímulos, solución de conflictos, técnicas de relajación, respiración y reestructuración cognitiva. “Se recomienda a los pacientes aprender rutinas que puedan practicar diariamente en su casa y realizar ejercicio físico, ya que ayuda a bajar los niveles de ansiedad y estrés”, finaliza Sandra Navarrete.

Con la colaboración de: Sandra Navarrete, psicóloga de Clínica Santa María.