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Hepatitis A, B y C

Una enfermedad latente

Publicado el 14/03/2012

Aunque todas afectan directamente al hígado, cada tipo de Hepatitis es distinto tanto por los síntomas como por la forma en la que se transmite. Lo importante es informarse y aprender las características de cada una de ella, con el fin de cuidarse y, por sobre todo, prevenir.

Para comenzar a entender esta enfermedad, es necesario preguntarse: ¿Qué es la Hepatitis? El Doctor Carlos Beltrán, Infectólogo de Clínica Santa María, explica que “es inflamación y necrosis (muerte celular) del hígado, que se mide con unas enzimas llamadas Transaminasas. Cuando éstas están muy elevadas en la sangre, quiere decir que está presente la enfermedad”.

Pero no hay sólo un tipo de Hepatitis. Esta patología puede afectar al hígado por diversas razones y no todas son infecciosas. Hay Hepatitis por tóxicos, pesticidas, toxinas de hongos venenosos, medicamentos e incluso, puede darse por estados de shock.

También existen las hepatitis infecciosas. Dentro de ellas están las virales que son las potencialmente más graves. De estas últimas, hay cinco de importancia clínica: la A, B, C, D y E, aunque en Chile se han descrito solo las tres primeras que son las más comunes y que también son muy distintas entre sí. 

HEPATITIS A

Es el virus de Hepatitis que ataca al hígado de forma más frecuente, pero también es el más benigno. Sólo se contrae una vez, ya que el cuerpo genera defensas permanentes contra la enfermedad. Los principales síntomas son: estado febril, dolores musculares, cefalea, náusea y luego se da paso a una segunda fase en que la persona se pone amarilla (ictérica), la orina se torna oscura y las deposiciones más blandas.

La Hepatitis A es de transmisión feco-oral, es decir, por ingestión del virus mediante la manipulación de alimentos con las manos contaminadas con deposiciones. “Son muy comunes los brotes intra familiares. Es importante mencionar que el periodo de incubación es corto y va desde 15 a 49 días. Si a un niño le da Hepatitis, a las dos semanas su hermano también puede caer enfermo”, explica el especialista.
Por lo mismo, es importante prevenir el contagio con medidas de higiene al momento de cocinar y con el frecuente lavado de las manos, sobre todo después de ir al baño. 

Tratamiento

“Generalmente la Hepatitis A tiene una evolución benigna y se cura espontáneamente, sin necesidad de medicación”, sostiene el Infectólogo. Una vez aparecidos los síntomas, se hace el diagnóstico y se recomienda hacer reposo.

Sin embargo, hay una pequeña cantidad de casos (menos del 1%) que terminan en una Hepatitis Fulminante. Empieza con los síntomas virales (fiebre, dolor, muscular, etc.), pasa al segundo periodo de ictericia, pero rápidamente se entra en una fase de Insuficiencia Hepática con hemorragias (encías, narices, tubo digestivo, piel) y el paciente se empieza a sentir decaído y un poco dormido. “Eso se debe a que el hígado está destruido”, sentencia el doctor.

Este tipo de Hepatitis puede incluso provocar la muerte, dejando como única alternativa un trasplante de hígado. “Aunque hay muy pocas Hepatitis Fulminantes, dentro de quienes la presentan la tasa de mortalidad es muy alta, independiente que se diagnostique tempranamente, porque no hay un tratamiento para mejorarla”, agrega el especialista. 

HEPATITIS B Y C

Ambas son mucho más comunes que el SIDA, pero poco se sabe de ellas. Estos virus son de transmisión sanguínea, sexual y materno- infantil. Por lo tanto, tal como sugiere el Doctor Carlos Beltrán, “para evitar el contagio es necesario asegurarse que las transfusiones de sangre sean seguras, no compartir jeringas, alejarse de la drogadicción intravenosa y tener relaciones sexuales seguras y protegidas”.

En algunas ocasiones la persona puede no tener ningún síntoma y ser portador de Hepatitis B o C. “Recién puede experimentar los primeros indicios de este mal cuando ya tiene Cirrosis Hepática o un Cáncer al Hígado, que son las mayores complicaciones”, afirma el especialista. Por lo mismo, la prevención y los screening resultan indispensables y, como parte de un chequeo general, las personas deberían realizarse un examen para detectar los virus B y C. 

El Infectólogo afirma que todo individuo, una vez iniciada su vida sexual, debe chequearse. “Es muy engañoso hablar de grupos de riesgo, porque en rigor cualquier persona puede adquirir estos virus sin necesidad de ser drogadicto u homosexual. Además, si a alguien se le diagnostica con Hepatitis Crónica Asintomática y se trata, el beneficio que tiene para su salud en términos de evitar los riesgos son muy altos”, explica.

Tratamiento

Ambas hepatitis se pueden tratar con medicamentos. El especialista explica que “el tratamiento para el virus B es bastante amigable, de hecho, se utilizan algunos de los medicamentos usados para el VIH. Consiste en tomarse una pastilla una vez al día por un tiempo que dependerá de la respuesta del paciente, aunque generalmente es un periodo largo”.

En el caso de la Hepatitis C, el Infectólogo afirma que “el tratamiento implica inyecciones subcutáneas semanales, además de la ingesta de pastillas que tienen bastantes efectos colaterales, las que hay que tomar por periodos no menores a los seis meses. Por ello, altera bastante la calidad de vida”.


Con la colaboración del Dr. Carlos Beltrán, Infectólogo de Clínica Santa María.