Picazón, estornudos, sensación de congestión nasal, e incluso problemas gastrointestinales, son sólo algunas de las manifestaciones de cuadros de alergia. Lo importante es poder determinar qué alérgeno los provoca, con el fin de seguir el tratamiento correcto.
Durante los últimos 10 años, el número de personas con algún tipo de alergia ha aumentado considerablemente. Esta situación se debe fundamentalmente a la genética conjugada con los hábitos de la vida moderna. “La contaminación ambiental es otro factor importante, ya que ha sido asociada tanto al desarrollo como al empeoramiento del Asma alérgica”, explica la Dra. Paula Duarte, Inmunóloga de Clínica Santa María.
Existen distintos tipos de alergias, como las respiratorias -Rinitis Alérgica y el Asma Bronquial-, las generadas por fármacos -antibióticos o antiinflamatorios- y las alergias alimentarias, cuyas manifestaciones pueden ser variadas. Por último, está la anafilaxia, manifestación de una alergia severa que puede producir la muerte en pocos minutos.
Para conocer los agentes que generan los cuadros alérgicos, el Centro Médico de La Dehesa cuenta con el Laboratorio de Alergias, donde se realizan pruebas cutáneas para alimentos, fármacos y agentes inhalatorios. Dentro de éstos destacan:
• Prick test: Se hacen mínimas erosiones en la piel y se ponen pequeñas cantidades de extractos de alérgenos, o directamente el agente que se desea estudiar, para luego pesquisar la presencia de anticuerpos. Es de gran utilidad en el estudio de enfermedades, como la Rinitis y el Asma Bronquial Alérgica, ya que permite identificar qué gatilla los síntomas y plantear tratamientos específicos. También es esencial en el estudio de alergias alimentarias y a fármacos, especialmente cuando se relacionan con cuadros graves, como anafilaxia.
• Test de parche: Se usa en el estudio de reacciones tardías a alimentos, fármacos e inhalantes. Consiste en un parche que contiene pequeñas celdas circulares de aluminio en las que se coloca el alérgeno a estudiar. Se deja en contacto con la piel por espacio de 48 horas, se retira y analiza la reacción que presenta en cada uno de los lugares en que se ubicaba la celdilla. Finalmente, se realiza una segunda y definitiva lectura a las 72 horas.
“Las reacciones alérgicas son tratables y se pueden prevenir. Por eso es importante que frente a la aparición de síntomas, especialmente si existen antecedentes familiares, se consulte con un especialista para iniciar el estudio y tratamiento adecuado”, agrega la especialista.
Estas pruebas cutáneas se pueden realizar en personas de cualquier edad, incluso en recién nacidos.