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Accidente por impacto de bala

Alexia Ardiaca, de siete años, estaba jugando cuando de manera inexplicable sintió un fuerte dolor en el hombro. Un impacto de bala pudo cambiar el destino de esta menor, que fue derivada desde otro centro asistencial hasta la Unidad de Paciente Crítico Pediátrico de Clínica Santa María. Una noche de enero, Alexia estaba junto a su hermana y un amigo saltando en la cama elástica en el patio de su casa. De pronto, una extraña sensación en su hombro interrumpió el juego y las risas. “Sentí un peso muy grande, como si una piedra me hubiera caído encima”, recuerda. Sus padres se encontraban a pocos metros, por lo que al escuchar su llanto se acercaron de inmediato a ver qué ocurría. Alexia no entendía lo que había sucedido, sin embargo, había sangre en su ropa, no paraba de llorar y se quejaba de mucho dolor. “Mi marido pensó que era una fractura y decidimos llevarla al hospital”, relata Melva Salazar, la madre. La niña recibió atención de urgencia en un centro asistencial de la Región Metropolitana. Al conocer los resultados de los exámenes la sorpresa fue mayor: Había una bala alojada muy cerca del corazón y los pulmones. Alexia fue hospitalizada de inmediato y se realizaron todos los trámites contemplados en la Ley de Urgencia para derivarla a un recinto de alta complejidad como Clínica Santa María. “Los doctores del hospital nos explicaron que la bala estaba en una ubicación muy peligrosa. Si bien, el impacto no fue directo al corazón o los pulmones, había riesgo de que la bala reventara o se moviera y dañara estos órganos. Un error mínimo podía ser fatal”, recuerda Melva. A primera hora, fue trasladada a la Clínica. Alexia permanecía sedada para evitar el desplazamiento del proyectil. El equipo médico de la Unidad de Paciente Crítico Pediátrico realizó nuevas pruebas para comprobar que no hubiesen daños internos. Más tarde, Alexia ingresó a pabellón, donde fue sometida a una cirugía mínimamente invasiva encabezada por el cirujano infantil, Dr. Ángel Blanco, para extraer el proyectil. La intervención no tuvo contratiempos ni compromiso de órganos vitales. La menor despertó sin ningún tipo de secuela y estuvo una semana hospitalizada hasta estabilizarse, tiempo tras el cual volvió al hospital para continuar con su recuperación. Luego de dos semanas de reposo regresó al colegio y hoy, a seis meses del accidente, se encuentra en perfectas condiciones. “Uno piensa que su casa es el lugar más seguro, pero los accidentes ocurren en cualquier parte. Realmente, todo resultó de manera milagrosa. Mi familia no tiene la posibilidad de acceder a un tratamiento de este tipo, por eso, estoy infinitamente agradecida. La rápida coordinación y la atención oportuna de Clínica Santa María salvaron a mi hija”, finaliza Melva Salazar. Dr. Michelangelo Lapadula Pediatra Unidad Paciente Crítico Pediátrico de Clínica Santa María. “Aunque es poco frecuente recibir pacientes por impactos de bala, Alexia llegó a la Clínica por una herida penetrante en el lado izquierdo del tórax con elementos sugerentes de un hemoneumotórax (presencia de sangre y aire en la cavidad pleural). La paciente había sido estabilizada en el hospital de origen de manera satisfactoria, pero su condición era de gravedad y era fundamental hacer un estudio más detallado y resolver quirúrgicamente su lesión”, explica el Dr. Michelangelo Lapadula. Por esta razón, el caso fue evaluado en conjunto por un equipo de Radiología y Cirugía Infantil de la Clínica, quienes determinaron la necesidad de realizar exámenes complementarios para descartar compromiso cardíaco y comprobar la indemnidad de las estructuras vasculares del tórax y pulmón, decidiendo llevar a cabo una cirugía mínimamente invasiva para extraer la bala. “La videotoracoscopía es un procedimiento que permite el acceso quirúrgico al tórax a través de incisiones mínimas por las que se introducen una cámara e instrumentos quirúrgicos especiales para trabajar al interior de esta cavidad, observando todo lo que se realiza mediante una pantalla. Los beneficios, además de ser estéticos -ya que las cicatrices son pequeñas-, implican una recuperación más rápida y menor dolor postoperatorio”, explica el Dr. Lapadula. La Unidad de Paciente Crítico Pediátrico está compuesta por un equipo médico multidisciplinario para tratar casos de alta complejidad, como el de Alexia. La Unidad dispone de ventilación mecánica, ventiladores de alta frecuencia, óxido nítrico para el manejo de insuficiencias respiratorias, y se realizan distintos procedimientos para el manejo del paciente, como ECMO, además del apoyo de Laboratorio, Radiología y especialistas las 24 horas del día.

Accidente por impacto de bala

Trasplante de médula ósea

Una faringitis hizo que Carlos Gaete se enterara de que tenía leucemia. El paciente, de 45 años, fue sometido a un trasplante de médula ósea con las células madre que le extrajeron a su hermana y hoy se recupera de manera alentadora. Hace poco más de un año, Carlos comenzó con un cuadro de faringitis y fiebre alta. Dado que la enfermedad se prolongó más de lo habitual, consultó en diversos centros de salud. En el Servicio de Urgencia de Clínica Santa María le confirmaron que efectivamente se trataba de faringitis, sin embargo, dado que se sentía muy cansado y con poca energía, era conveniente que se realizara exámenes de rutina para chequear su estado de salud general. Los exámenes mostraron resultados alterados, por lo que le solicitaron volver a realizarlos. Tras repetirlos, fue hospitalizado para ser sometido a pruebas más exhaustivas. Sin imaginar lo que ocurría, recibió la visita del Dr. Cristián Carvallo, médico jefe del Servicio de Oncología, quien le explicó que había una gran probabilidad de que tuviera leucemia. “Luego de confirmar el diagnóstico, me hicieron una punción a la médula para determinar qué tipo de leucemia tenía y definir el tratamiento. El Dr. Carvallo fue muy claro conmigo e insistió en que debía iniciarlo lo antes posible, por lo que al día siguiente comencé con quimioterapia”, recuerda. Carlos tenía las defensas muy bajas, razón por la cual permaneció hospitalizado durante la terapia para evitar que una infección debilitara aún más su salud. Luego de dos ciclos, se constató que el tratamiento no estaba dando los resultados esperados, por ello, el especialista le planteó la posibilidad de hacer un trasplante de médula ósea. El paciente recibió una tercera dosis de quimioterapia -de mayor intensidad- antes de realizar este procedimiento. En forma paralela, se buscó un donante con compatibilidad inmunológica que pudiera donarle células madre. Carlos fue sometido al trasplante los primeros días de este año y la evolución fue completamente favorable, dejó la Clínica a los pocos días y, en la actualidad, se encuentra en proceso de recuperación, preparándose para retomar su rutina. “Siento que renací, el trasplante me dio vida otra vez. Recibí las células de mi hermana menor y ahora incluso tengo su grupo sanguíneo. Es como si fuera mi gemela”, cuenta Carlos y confiesa: “Desde el primer minuto el Dr. Carvallo me entregó confianza y seguridad. A pesar de que tengo un seguro en otra Clínica, opté por tratarme en Clínica Santa María y no me equivoqué. Estoy infinitamente agradecido con el doctor y todo el equipo del Servicio de Oncología, todos se preocuparon por mí, me acompañaron y me entregaron una sonrisa cuando no estaba bien. Eso es impagable”. Dr. Cristián Carvallo Médico jefe Servicio de Oncología de Clínica Santa María El trasplante de médula ósea es un tratamiento que consiste en reponer y restablecer la función de las células madre que han sido previamente dañadas por alguna enfermedad o cuando se requiere usar altas dosis de quimioterapia. Existen dos tipos de trasplante de médula ósea. El procedimiento autólogo consiste en utilizar las células del propio paciente, recolectadas antes de realizar quimioterapia. El alogeneico utiliza las de un donante, que debe ser compatible desde el punto de vista inmunológico para generar un nuevo sistema inmune que permita curar la enfermedad subyacente, como leucemia en el caso de Carlos Gaete. El mejor donante para realizar el trasplante alogeneico es un hermano, sin embargo, sólo hay un 25% de probabilidades de que exista compatibilidad inmunológica entre dos hermanos, por lo que la mayoría de los pacientes no tiene un donante apto a quien recurrir para hacer el tratamiento. Una variante es el trasplante alogeneico de tipo haploidéntico. Este último tiene varias ventajas, entre ellas, que el donante puede ser un pariente cercano con un 50% de compatibilidad, por lo que es más fácil de conseguir. “Carlos fue sometido a este procedimiento, recibiendo las células madre de su hermana, con quien tenía un 66% de compatibilidad inmunológica. Luego del trasplante, su organismo evolucionó de manera satisfactoria y -a un año de diagnosticada la enfermedad- el cáncer está en remisión y se está recuperando con una buena calidad de vida”, explica el Dr. Carvallo. Clínica Santa María es una institución líder en trasplante de médula ósea. Desde el año 2004 ha realizado más de 130 trasplantes en sus diversas modalidades. Para ello, el Servicio de Oncología dispone de personal médico y de enfermería especializado en el extranjero y con vasta experiencia en el área, además de todos los medios de apoyo para efectuar este procedimiento.

Trasplante de médula ósea