Para algunas personas el asma puede ser una enfermedad tolerable, sin embargo, para otras puede ser un problema de salud grave que las afecta en su diario vivir. A continuación te contamos cuándo debes consultar con un médico broncopulmonar.
El asma bronquial es la patología crónica más frecuente durante la infancia y se caracteriza por la presencia de una inflamación crónica a nivel bronquial que hace que el paciente presente cuadros de obstrucción a repetición. Si bien no tiene cura, sus síntomas sí pueden controlarse mediante diversos tratamientos que permiten llevar una vida absolutamente normal.
“Las manifestaciones que nos deben hacer sospechar acerca de la presencia de asma bronquial en niños(as) son: tos, silbido al pecho, sensación de pecho apretado o sensación de falta de aire”, explica la Dra. Ana María Herrera, broncopulmonar de Clínica Santa María.
Asimismo, existen gatillos o desencadenantes de crisis de asma, como:
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Infecciones respiratorias, principal causa de crisis de asma (85%), sobre todo las infecciones virales.
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Presencia de aire frío o seco y contaminantes ambientales como el ozono y el material particulado.
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Contacto con alérgenos a los cuales el paciente puede estar sensibilizado como polvo de habitación, caspas de animales, pólenes y hongos.
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Realizar ejercicio.
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Exposición al humo de segunda mano en niños pequeños o el tabaquismo activo en adolescentes.
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El estrés.
La gran mayoría de los pacientes responden adecuadamente a los tratamientos, el más común es la administración de dosis bajas y seguras de corticoides inhalados de uso permanente. En caso de crisis se agrega un broncodilatador. Para pacientes con asma severo se recomienda, además, el uso de terapias biológicas.
“Si bien existen diversas causas y también tratamientos, lo más importante es consultar a un especialista frente a síntomas sugerentes de asma para iniciar un tratamiento oportuno que permita que el paciente alcance el control de la enfermedad y pueda tener una buena calidad de vida”, comenta la Dra. Herrera.
Con la colaboración de la Dra. Ana María Herrera, broncopulmonar de Clínica Santa María.