A casi un año del procedimiento, Monserrat Marcoleta, de 54 años, se siente muy bien y está feliz con su recuperación. Atrás dejó los días en los que no tenía energía ni para caminar. La contención que recibió por parte de todo el equipo aún la emociona.
El año 2014 comenzó a estar más cansada y con dolores en todo el cuerpo. Por tres años estuvo con molestias, consultó en varios centros de salud y todos los médicos le dijeron que sus síntomas eran producto del estrés.
Monserrat decidió dejar su trabajo, pues como era fuera de Santiago le demandaba mucho tiempo. Los dolores disminuyeron y entró a la Universidad de Santiago como directora del Sistema de Biblioteca. En abril de 2017 fue a un Congreso en Perú y durante el viaje se sintió muy mal, todos sus malestares se intensificaron.
A su regreso, fue una vez más al doctor, pero esta vez el diagnóstico fue claro: Leucemia linfoblástica aguda. Además tenía talasemia, enfermedad a la sangre que le habían detectado hace años, por lo que llamó a su hematólogo y él le recomendó Clínica Santa María. “Me dijo que los médicos del Centro de Trasplante tenían mucha experiencia y que era el mejor lugar para tratarme”, recuerda.
Llegó a la Clínica y fue evaluada por el Dr. Cristián Carvallo, médico jefe del Servicio de Oncología, quien le explicó que necesitaba un trasplante de médula ósea y que debía quedar hospitalizada. “El equipo es lo máximo, me dieron confianza y sobre todo me entregaron mucho cariño”, detalla.
Monserrat necesitaba un donante, por lo que le hicieron pruebas de compatibilidad a la mayor de sus dos hijas que en ese momento tenía 23 años. El resultado fue positivo y el 10 de agosto se realizó la intervención.
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“Nunca me sentí sola, todo el equipo se preocupaba de mí, el Dr. Carvallo siempre estaba presente, sin importar la hora. Eso te hace sentir segura y tranquila”, relata Monserrat.
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Fue dada de alta los últimos días del mes. “La recuperación de la paciente fue excelente, luego del trasplante, además, desapareció su talasemia”, destaca el
Dr. Carvallo. “Ya me había acostumbrado a vivir con dolor y cansancio, aún no puedo creer lo bien que me siento y la energía que tengo ahora. Fue fundamental el apoyo del equipo médico, de mi familia y mi fe en Dios”, finaliza Monserrat.
En Clínica Santa María se han realizado más de 200 trasplantes de médula ósea, en sus diversas modalidades. Además existen 23 unidades de aislamiento que entregan máximas condiciones de seguridad para prevenir infecciones y efectuar estos procedimientos bajo las mejores condiciones.