Se conoce como “pie plano” al conjunto de trastornos de alienación que sufre la planta del pie cuando el niño está parado. Este problema, de no ser evaluado y tratado a tiempo por un especialista, puede ocasionar dolor y alteraciones al caminar durante la adultez.

La forma más característica de identificar pie plano en niños es cuando no tienen la curva característica de la planta del pie o ésta es menos pronunciada. Dicho arco longitudinal se desarrolla entre los 7 y 12 años de edad, alcanzando su altura máxima en la adolescencia.
No es extraño, entonces, que durante los 2-6 años el pie del niño tenga apariencia de pie plano, ya que aún esta zona está en desarrollo. Es a partir de los 6-7 años cuando hay que prestar más atención, ya que a esa edad el arco comienza su desarrollo y a hacerse evidente.
Frente a esto, hay que considerar que existen dos tipos de pie plano en el niño, con evoluciones muy diferentes:
El pie plano flexible es cuando el pie se aplana al apoyarlo en el suelo, pero al levantarlo vuelve a formarse el arco. Este aspecto aplanado se considera normal durante los primeros años de vida y no requiere tratamiento, solo observación y estimulación de la actividad física regular que permite el desarrollo de buena musculatura de la pierna y pie. El uso de plantillas puede indicarse solo si el niño presenta molestias en sus actividades diarias.
El pie plano rígido se origina cuando no hay formación de arco plantar. En casos graves el tratamiento es quirúrgico y se recomiendan los mismos ejercicios que para el pie plano flexible. El uso de plantillas no tiene sentido en estos casos, ya que no es capaz de compensar la alteración del desarrollo esquelético presente.
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Con la colaboración de: Dr. Sergio Fernández traumatólogo de Clínica Santa María.