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Los centros neurológicos, intensivos o de urgencia (después de haber hecho el máximo esfuerzo médico para revertir la grave enfermedad que aqueja a una persona) dan aviso de un “posible donante”, es decir, aquellos pacientes que tienen un daño grave y que inminentemente sufrirán muerte cerebral (ausencia de llegada de la sangre al cerebro).
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Diagnóstico de muerte cerebral
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Dos médicos independientes y altamente capacitados (neurólogos/neurocirujanos), y que no participan en el equipo de trasplante, ratifican a través de varios test y exámenes complementarios la muerte cerebral del paciente. Es un proceso extremadamente riguroso que requiere de certeza absoluta. Si se confirma, se informa a los familiares del fallecimiento de la persona.
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Mantención del donante
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Para que los órganos puedan ser donados, nunca deben dejar de funcionar. Por lo mismo, de manera artificial se controlan los latidos del corazón, la temperatura, la presión arterial y el ingreso de aire a los pulmones, condición muy difícil de mantener por tiempos mayores a 24-48 horas. Durante este período se solicita a la familia su voluntad de donar.
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Solicitud de donación
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Es uno de los momentos más complejos. Respetando el dolor y la sensibilidad del momento, el equipo de trasplante le plantea a la familia la opción de donar los órganos. En caso de aceptar, comienza la selección de un receptor que se basa en criterios estrictamente médicos, siendo el primer requisito la compatibilidad de grupo sanguíneo y luego la compatibilidad sanguínea (HLA) con el donante, la edad del paciente que necesita un trasplante, el tiempo de espera, entre otros factores.
Estos principios se evalúan cada año por un comité de expertos y por todos los equipos de trasplante del país. Cabe destacar que el sistema de procuramiento de órganos es serio, justo y solidario, y la selección del receptor es absolutamente transparente, garantizando la equidad.
A pesar de lo difícil que sea este proceso, lo importante es que tras la muerte de un ser querido, está la posibilidad de regalar vida a través de la donación.
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Donante vivo
La donación de órganos, específicamente de riñón, por parte de una persona sana, es una de las mejores opciones de obtener un órgano para el afectado, ya que quien lo dona es altamente estudiado y es la última esperanza para quienes ya no pueden seguir esperando. Por lo general, un donante vivo suele ser algún familiar o el cónyuge.
Además, este tipo de donación permite realizar una intervención quirúrgica programada, lo que da mayor seguridad y mejores resultados, y es una alternativa a la lista de espera nacional de un órgano de un donante fallecido.
¿Quiénes pueden ser donantes?
No todos pueden donar un órgano, ya que se debe cumplir una serie de condiciones. Primeramente, el posible donante debe estar totalmente convencido y seguro de hacerlo, tener entre 18 y 65 años, contar con buena salud, no padecer enfermedades renales, cardíacas, hipertensión, diabetes, entre otras. Si la persona cumple con los requisitos mencionados, deberá pasar por un estudio meticuloso para ver la real factibilidad y compatibilidad con el paciente.
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Lorena Turina